Los programas de información y acceso a métodos anticonceptivos, especialmente los dirigidos a adolescentes, no han funcionado en la medida esperada.

Este sector, de 15 a 19 años, es el tercer grupo que aporta más nacimientos en el país y también uno de los principales con embarazos no deseados, se concluye en un capítulo de La situación demográfica de México 2015, compilación de investigaciones editada por el Consejo Nacional de Población (Conapo).

Los niveles de fecundidad adolescente no son tan bajos como se había observado en años anteriores, se indica en uno de los estudios.

Entre 2009 y 2014, aumentó 11.3 por ciento la fecundidad del grupo de mujeres adolescentes, lo que las ubica como el tercero que aporta más a la fecundidad total, con 19.2 por ciento de los nacimientos.

En ese periodo, la ausencia de planeación de embarazos se presentó principalmente entre las adolescentes y jóvenes (entre 20 y 24 años), con 3.2 y 2.4 puntos porcentuales más, respectivamente, y en las de 30 a 34 años, con 1.2 puntos más.

La falta de planeación correspondió más a las jóvenes y a las adolescentes, así como a las de 25 y 29 años.

Tales resultados sugieren que la gran variedad de normas sociales y culturales, así como las pocas oportunidades de acceso a la información y uso de métodos anticonceptivos pueden propiciar realidades diferentes a las que en un principio se plantean las mujeres sobre el número y espaciamiento de su descendencia, se indica en el capítulo Panorama de la salud sexual y reproductiva.

Al comentar parte de la compilación, Fátima Juárez, investigadora de El Colegio de México, subrayó también el problema de la falta de protección, en especial de las mujeres en su primera relación sexual.

Entre los motivos que exponen los encuestados se indican: desconocían métodos anticonceptivos o el lugar donde podían tener acceso a ellos; deseaban tener hijos; no planeaban tener relaciones sexuales en ese momento o creían que no se embarazarían.

Lo anterior revela fallas en los servicios de planificación familiar y educación sexual y que urge atender las necesidades reales de las mexicanas; muestra también una insuficiente instrumentación de los programas. Por ejemplo, 96 por ciento conocen la pastilla anticonceptiva, pero 73 por ciento no saben cómo se usa.

De 2009 a la fecha la proporción que usa anticonceptivos permanece constante; sin embargo, en 17 de los 32 estados hay una baja de usuarias de métodos anticonceptivos. Entre las entidades en esta situación están: Nuevo León, Veracruz y la Ciudad de México.