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A la mitad del foro

El tren de la ausencia

E

l diablo no existe. Resolución papal anterior al retiro del alemán y el franciscano arribo del argentino. Sea como fuere, el que a nosotros nos inquietaba era el que nos escrituró los veneros de petróleo, hoy bien mostrenco y asunto de contadores que apenas han pasado del ábaco a la computadora. Soñaban con liberar a Pemex del yugo fiscal y permitirle invertir más en explorar, explotar y refinar el crudo. Alquimia pura que transformaría en oro el chapopote y nos llevaría de un salto a la modernidad del capitalismo global y financiero.

Milagro del tamaño del ofrecido por Mefistófeles al viejo Fausto. Porque los neoconservadores querían deshacerse de los veneros del oro negro sin privatizar Pemex y sin quitarle a Hacienda la ventaja de recaudar más de la mitad del ingreso público de un solo cliente. Nuevo milenio y ya no hay diablo ni veneros heredados por la Suave Patria. Hoy ha dejado Hacienda de recaudar y se ha convertido en conducto para que Pemex obtenga créditos y pueda hacer frente al hoyo negro del mar profundo por el que se fugan los hidrocarburos y brota la urgencia de importar combustibles y asociarnos con los que hicieron refinerías en lugar de gastar los ingresos en la cuenta corriente insaciable.

Con o sin la volatilidad que va y viene por los mercados, crece la economía mexicana, asegura el secretario de Hacienda Luis Videgaray. Ni el recorte, vamos, ni una amputación impide que la milagrosa estabilidad sea piedra angular de nuestra economía. Milagro del lenguaje ortodoxo de quienes nos convocan a creer que la austeridad es expansionista. O aceptar que el desplome del precio del barril de crudo pudiera explicar que nuestra oligarquía reconozca que el calentamiento de la Tierra es real y auténtico. Lo que no significa que en lo que fuera el Distrito Federal nos devora la contaminación porque importamos gasolina China: cuentos narrados por un idiota, pero cuyo sonido y furia ya ahogan en un charco las ilusiones presidenciales de Miguel Ángel Mancera.

¿Habrá entre los expertos mexicanos quien pueda explicarnos cómo transformó Arabia Saudita sus portentosos veneros de petróleo en capital para invertir en la revolución tecnológica del tercer milenio, a pesar de los precios del crudo a la baja? Quién lo haga podrá resolver el galimatías del debate en el infierno de Vicente Fox con la sombra fascistoide de Donald Trump. O aclararnos de una vez por todas lo que quieren decir los de la transición en presente continuo cuando protestan tras perder una elección o en la votación de una ley: ¡Nos mayoritearon!. Nadie dirá que los sauditas suplieron con remesas enviadas por migrantes los miles de millones de dólares de ingresos por la exportación del petróleo.

Hay elecciones en trece estados de la República. En doce de ellos eligen gobernador, aunque dos o tres lo serán por unos cuantos meses, consecuencia de la obsoleta fijación de llegar junto con el titular del Poder Ejecutivo de la Unión y no tener que servir a otro amo. Cosas del priato tardío. Lo de ahora es el Rosario de Amozoc; el cambio de chaqueta como constante; salvaguardar el tesoro público que acompaña al registro de los partidos; aceptar la exhibición en la plaza pública de vicios y corruptelas de todo género. Los hay que creen que en eso y nada más consiste la democracia electoral, el sistema plural de partidos agarrados de los aparejos aunque no sea lo mismo atrás que en ancas. Más de 40 por ciento del padrón electoral irá a las urnas en julio. Y poco o nada se sabe de las propuestas de los candidatos.

Pero eso sí, abundan las acusaciones, las grabaciones de voz y sonido, las exhibiciones de riquezas mal habidas, o cuyo origen es imposible justificar. Protestan, tanto como los que acaban diciendo que los mayoritearon cuando se contaron más votos a favor del declarado ganador. Tanto se quejan que han convertido al Instituto Nacional Electoral en juez y parte. El consejero Ciro Murayama criticó a los partidos políticos: Más que tener propuestas o diagnósticos, más que motivar el voto en favor del partido que está ejerciendo la prerrogativa, hacen un intento por denigrar al adversario, en el sentido de ennegrecer, hacer quedar mal. Nada nuevo. La mujer de César no sólo debía ser honesta, sino parecerlo.

A ver quién encuentra un candidato que no sólo sea honesto, sino lo parezca. En Veracruz han exhibido al veterano y experimentado jugador de birlibirloque, Miguel Ángel Yunes. Ni la sombría imagen del gobernador Javier Duarte opaca el desdoro del Midas de Sotavento. A Estefan Garfias, candidato emergente de la coalición PRD-PAN en Oaxaca, le revivieron viejas denuncias de flamantes capitales: andan robe y robe, dice el espot. No son imputaciones de delitos expresos, son crítica general de su conducta, dicen los consejeros. Como el árbol que da moras, de Gonzálo N. Santos, o la certeza de que llamar ladrón a alguien no es insulto sino descripción. No hay plumaje que resista cruzar esos pantanos.

Estamos ante el riesgo de aceptar como fatalidad la ausencia del poder constituido; ceder a la falacia del malestar social, del enojo y el desprecio por los políticos y la pluralidad de partidos, al discurso demagógico del caos anarquizante que cultiva el miedo y ofrece la protección del yugo. Ya hemos pagado con miles de muertos y desaparecidos la indecisión y la ineficacia de la clase gobernante. Merecido el agradecimiento al Ejército y la Marina por su labor de salvamento y atención inmediata ante los desastres naturales. La otra, la del combate al crimen organizado, es indispensable, tanto como urgente, que se resuelva el marco legal de la acción militar y de la policía. Mando único siempre ha habido. No confundamos seguridad pública con seguridad nacional.

En el sureste se reunió Enrique Peña Nieto con los gobernadores de Campeche y de Tabasco para confirmar el compromiso de inversiones federales y acciones compartidas para enfrentar el boquete fiscal producto del desplome del ingreso petrolero. Y otros males de la volatilidad financiera. Dos estilos y una identidad política que muestra el origen partidario común de Arturo Núñez y Alejandro Moreno Cárdenas. En Villahermosa revivió el gran proyecto de zonas especiales, conducto para el interior de la República y para poner al día el comercio y las inversiones del exterior.

Lástima que se han pospuesto las vías férreas propuestas, indispensables. De todas maneras, dichas zonas abiertas serán flujo de empleos y paso del comercio, la pesca y lo agropecuario a la industria de transformación y el mundo de la tecnología electrónica y de las telecomunicaciones. En Campeche hubo reunión sobre seguridad. En un estado donde impera la tranquilidad, el presidente Peña y su comitiva caminaron por el centro de la ciudad amurallada, saludaron a los campechanos y comieron en el tradicional restaurante La Pigua.

Los discursos fueron antes de la comida. Alejandro Moreno Cárdenas, político de raza, acudió a las fórmulas del partido del que fue alguna vez dirigente juvenil. Pero hizo algo más que manifestar su convicción y apoyo a las políticas presidenciales. Repasó los planes de apoyo para Tabasco y Campeche, y supo definir con claridad la función política y cómo cumplirla: Los gobernantes no tenemos problemas; tenemos asuntos que resolver, dijo. Y de eso se trata.