Sociedad y Justicia
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La culpa siempre estará ahí, dice María, que tiene 2 hijos

Las mujeres que trabajan se sienten malas madres: expertas
 
Periódico La Jornada
Lunes 9 de mayo de 2016, p. 35

Una se siente mala madre, concluye María. “La culpa siempre estará, aunque sea poquita. La sensación de no haber atendido bien a tus hijos; si se enfermaron, alguien más les dio la medicina y no tú; ¿habrán comido ya? El corazón –dice– se divide entre el trabajo y los pequeños”.

El año pasado 44 por ciento de las más de 32 millones de madres mayores de 12 años tenía empleo, pero más de 54 por ciento vive en pobreza. Casi todas, 97 por ciento, se ocupan también de las labores domésticas, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Cada vez más mujeres ingresan al mercado laboral, lo que las aleja del modelo patriarcal, en el cual sólo viven para criar a los hijos. Se piensa que una mala madre es la que tiene proyectos y es autónoma, comenta la feminista Marta Clara Ferreyra Beltrán.

El sentimiento de culpa por pasar más tiempo en el trabajo es frecuente, agrega en entrevista Flor de María Gamboa Solís, profesora investigadora de la Facultad de Sicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. “Viven bajo mucha presión para demostrar que son ‘buenas madres’, se cree que quien lo es no descuida a sus hijos”.

Algunas pasan hasta 10 horas lejos de los hijos, así que debes idear la manera de ser mamá un rato en la mañana y otro en la noche y reforzar en esos momentos las buenas conductas. Tienes que demostrar mucho amor cuando estás, afirma María, de 40 años.

Además, señala, hay que aprender a confiar en instituciones o en personas que los cuidan. María está separada, trabaja en una oficina gubernamental y entre semana sus dos hijos, de cinco y siete años, viven con su ex esposo.

Las guarderías los atienden hasta que cumplen cuatro años, entonces si no tienes familia o dinero para una nana, ¿qué haces?, se pregunta. Tampoco hay estancias suficientes, en las del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) hay una lista de espera de 150 mil niños, de acuerdo con datos difundidos por el titular del instituto, Mikel Arriola.

Eso de creer ser una mala madre es una cuestión aprendida, reflexiona. Cada una asume la maternidad de manera diferente, concuerda Ferreyra Beltrán con Gamboa Solís. También coinciden en que el orden patriarcal, el amor romántico y hasta concepciones religiosas elevan esa condición al ideal femenino y la máxima realización.

La maternidad impuesta de esa manera arrebata la posibilidad de sentirse libres cuando no se ocupan de la crianza, apunta Gamboa Solís. Frena sus proyectos, porque se encuentran ante el dilema de los hijos o el trabajo, sus deseos de aventura, de una profesión y la necesidad de cumplir con ese rol de cuidadora, añade Ferreyra Beltrán, también integrante del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM.

Si trabajas o sales con un grupo de amigos y no te sientes mal por eso, habrá alguien que te lo recuerde, reprocha María. “‘En lugar de cuidar a los hijos, anda en otro lado’, es lo que constantemente se escucha”, refiere. Siete años de experiencia como mamá le han ayudado a expiar la culpa, te vas convenciendo de que debes conseguir un empleo para poder darles algo mejor.

Pero los hijos pueden pensar otra cosa. Fernando, de 17 años, afirma no tener rencor hacia su mamá, que es secretaria desde antes que él naciera, pero sí me enojaba porque no estaba; me cuidaba mi abuela y mi papá también trabajaba. Cuando era niño ni lo entendía, señala.

Ahora, comprende: fue por mi bien, pero a veces todavía le reprocho. Cada vez es menos, asegura riendo. No lo hago diario, se apresura a aclarar.  

Ya está buscando el regalo que le dará a su mamá el martes, cuando en México se festeja el Día de la Madre. La oferta que tiene Fernando abarca desde descuentos de 20 por ciento en planchas para la reina del hogar, en centros comerciales, celulares con 15 por ciento menos, bolsas o ropa que se puede adquirir a 20 meses sin intereses.

También él ha recibido muchos regalos de su mamá, la verdad me compra casi todo lo que le pido. Pero no todas están en la misma posibilidad, 51 por ciento de las madres trabajadoras son comerciantes sin sueldo fijo, según el Inegi, y 33 por ciento se ocupa en algún sector informal.  

Algunas no tienen otra opción que trabajar, no importa si tienen pareja, otras desean desarrollar la carrera que estudiaron. Como sea, quiero pensar que estamos criando niños más responsables de sí mismos, apunta María.