Opinión
Ver día anteriorMartes 10 de mayo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Juegan matatena con la educación infantil

La ley, en el limbo

El silencio patronal

E

l caso del kínder o estancia infantil Matatena dejó al descubierto una de las faltas más importantes que tienen las leyes en esta ciudad y en el país: ¿quién educa a nuestros hijos?

A esa pregunta siguen otras que muestran el peligro al que se expone a los niños en las escuelas privadas. ¿Cómo se comprueba y se demuestra, por ejemplo, la sanidad mental de quienes dirigen esas escuelas, o peor, de quienes imparten clases? ¿Por qué no se exhibe en las escuelas la vida profesional de cada uno de los maestros, ahora que tan preocupados estamos por eso de la transparencia? ¿Quién certifica en la práctica los planes de estudio de todas las escuelas de educación inicial? ¿Con quién se consulta? ¿Cuál es el papel de los padres de familia en las escuelas?

En el primer tercio de la primera década de este siglo, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se creó una ley sobre las estancias infantiles, pero tal vez porque los niños no votan, o porque el tema está protegido por los grupos de la iniciativa privada, que impiden que se creen normas para los planteles de paga, o porque ya se le olvidó a Manuel Granados, encargado de los asuntos legales del gobierno, que hay que echar a andar esa ley para evitar que los niños de esta ciudad sufran los desórdenes de los establecimientos mercantiles que se han dado en llamar escuelas, y que por ello no son más que negocios donde la educación es un asunto de segunda o tercera importancia, o por lo que usted guste, no hay nada, hasta donde sabemos, que norme la vida de las primeras escuelas de los menores de esta ciudad.

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal envió una recomendación al gobierno de la ciudad porque no hay un reglamento para las estancias infantiles, pero eso no ha causado ninguna preocupación entre quienes tienen el deber de poner orden en el asunto en el gobierno central, ni entre los diputados a la Asamblea Legislativa, como el caso de Leonel Luna, que ocupa su tiempo atendiendo grillas de sótano y descuida el quehacer político cada vez más complicado, entre otras cosas, por su mal quehacer.

Y para acabarla de amolar, resulta que la secretaria de Gobierno está metida tratando de encontrar algún asunto que le salga bien, pero, a decir verdad, en la cosa educativa su intervención sería un verdadero peligro, y además no le corresponde, para eso se tiene una Secretaría de Educación local, que si bien está acotada en sus funciones, sí está preocupada por los niños de la ciudad.

Aunque no tenemos confirmación oficial, nos aseguran que antes de que termine este mes, desde esa dependencia, la SEP local, surgirán algunas medidas para atender el problema que hemos descrito, y que tratará de poner en orden el caos que en todos los sentidos se vive en las escuelas de educación inicial.

Es muy curioso, también, que las organizaciones patronales, como Mexicanos Primero, que mira tantos errores en la educación pública y en sus maestros, no exprese, cuando menos, preocupación por los casos en los que en las escuelas privadas se cometen ilícitos, horrores, como el que sucedió en el kínder Matatena. Por eso la pregunta vuelve a tomar fuerza: ¿quién educa a nuestros hijos”.

De pasadita

Afortunadamente hay cosas que aún no compra el dinero. Así, los colonos de las inmediaciones del Desierto de los Leones se preparan para dar la lucha en contra de los desarrolladores inmobiliarios, que pretenden construir una ciudad de lujo, tipo Dubai, dicen ellos, a orillas de la barranca La Malinche. Platican que grupos de abogados han tratado de acallar sus voces de protesta con billetes y más billetes. La estrategia no ha funcionado y la lucha apenas empieza.