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Temer asume el gobierno de salvación nacional en Brasil

En juego, el respeto a las urnas: Roussseff

Siete de los nuevos ministros, bajo investigación judicial por corrupción

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Dilma Rousseff, separada ayer de su mandato en Brasil mientras se desarrolla en el Senado un juicio político en su contra, dirigió un discurso a la nación en el que recordó sus tiempos de presa política de la dictadura y el cáncer que padeció. Dijo que enfrentó el dolor indescriptible de la tortura, el dolor agobiante de la enfermedad, y que ahora enfrenta el dolor innombrable de la injusticia. En seguida abandonó el Palacio de Planalto; se detuvo a saludar a partidarios (en la imagen)Foto Ap
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 13 de mayo de 2016, p. 21

Río de Janeiro.

Dilma Rousseff, la presidenta alejada de su mandato mientras se desarrolla en el Senado un juicio político en su contra, dirigió un discurso a la nación la mañana de ayer. En seguida abandonó el Palacio de Planalto y se dirigió a la residencia presidencial, que seguirá ocupando hasta que se llegue a un resultado definitivo del juicio.

Una vez más se declaró inocente de los crímenes de responsabilidad de los cuales se le acusa. En tono emotivo, alertó: lo que está en juego no es mi mandato, es el respeto a las urnas, a la voluntad soberana del pueblo. Mencionó sus tiempos de presa política de la dictadura y el cáncer que padeció. Dijo que enfrentó el dolor indescriptible de la tortura, el dolor agobiante de la enfermedad, y agregó que ahora enfrenta el dolor innombrable de la injusticia.

Por la tarde, el presidente interino, Michel Temer, confirmó que actuará como presidente efectivo, aunque no haya sido electo para el puesto (es, formalmente, el vicepresidente en funciones), y presentó al país su gabinete.

Preocupado por dar muestras de austeridad en tiempos de crisis, redujo el número de ministerios de 32 a 22. Un rápido vistazo a lo que desapareció o perdió espacio indica lo que se podrá esperar de lo que Temer llamó gobierno de salvación nacional. El Ministerio de Cultura desaparece. Por el masivo rechazo de intelectuales y artistas al golpe institucional consagrado en la madrugada de ayer, no hubo sorpresa.

Las secretarías de Derechos Humanos, Igualdad Racial y Mujeres también desaparecen.

El nuevo ministro de Justicia se llama Alexandre de Moraes. Fue abogado personal de Eduardo Cunha, quien dirigió el golpe institucional hasta que su mandato de diputado fue suspendido por el Supremo Tribunal Federal. Hasta ayer Moraes era secretario de Seguridad Pública de Sao Paulo, y se destacó por la truculencia desbordada con que ordenó reprimir cualquier manifestación popular que no fuese en defensa de la destitución de Rousseff.

El nuevo titular del Gabinete de Seguridad Nacional, que abarca todo el servicio de represión e inteligencia del gobierno de salvación nacional, es el general Sergio Etchegoyen. Cuando la Comisión de la Verdad difundió su informe final y denunció los crímenes del terrorismo de Estado durante la dictadura (1964-1985), Etchegoyen calificó el documento de irresponsable. Es que su padre, el general Leo Etchegoyen, aparece acusado (con base en diversos testimonios) de violador y torturador.

En el reparto, el partido de Temer, el PMDB, se quedó con seis ministerios, el mismo número que tenía en el gobierno de Dilma. El PSDB, derrotado en las cuatro últimas contiendas presidenciales, vuelve con fuerza: obtiene tres ministerios. Otro que vuelve al gobierno es el partido derechista DEM, al cual le dieron el Ministerio de Educación, con Mendonça Filho como titular, quien no tiene antecedentes de actuación en el área.

Una característica común a los integrantes del gabinete: son todos hombres, blancos y muy ricos. Blairo Maggi, multimillonario, uno de los mayores productores mundiales de soya, asume la cartera de Agricultura. Maggi es uno de esos terratenientes que padecen ataques de urticaria ante la simple mención de las palabras reforma agraria.

Otra característica de los integrantes del gobierno de salvación nacional: siete de ellos están bajo investigación judicial por corrupción, inclusive Romero Jucá, el designado para Planificación, en cuyas manos estará el proyecto de asociación entre el sector público y el privado.

José Serra, del PSDB, dos veces derrotado por el PT en sus intentos por alcanzar la presidencia, quería la cartera de Hacienda. Al darse cuenta de que no lo lograría, se animó con Planificación. Para consolarlo le dieron Relaciones Exteriores. Es un nombre nacionalmente conocido, lo que le da al gobierno cierto barniz.

Otro ampliamente conocido es Henrique Meirelles, que asume el Ministerio de Hacienda, el más poderoso. Para facilitar su trabajo, en su discurso de ayer el presidente interino Michel Temer anunció que pretende adecuar el tamaño del Estado e imponer la desestatización. También anticipó una serie de reformas, entre las cuales destacó la legislación laboral y el sistema de jubilaciones.

Todo eso, sumado, suena a Brahms a los oídos de un neoliberal de pura cepa como Meirelles. Vale recordar que en sus tiempos de presidente del Banco Central, en los dos mandatos de Lula da Silva, su radio de acción era mucho más limitado.

La composición del gabinete del presidente interino decepcionó a analistas y, principalmente, al mercado financiero.

Lula, Rousseff, el PT y los demás partidos de izquierda, junto a centrales sindicales y movimientos sociales, reiteraron que consideran ilegítimo el gobierno de Temer y, una vez más, prometieron resistir y luchar para revertir el actual panorama en lo que dura juicio en el Senado de la presidenta electa y ahora apartada del cargo.

Nada en el escenario permite prever tiempos serenos para Temer. Al contrario.