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México SA

República saqueada

Crecimiento: 3 por 1

Brasil y las rancheras

A

lo largo de las últimas tres décadas el gobierno neoliberal –con sus seis máscaras– entregó absolutamente todo al grupúsculo de amigos del régimen pertenecientes al sector privado y a las voraces trasnacionales que, en ambos casos, han hecho de México su paraíso. Desmanteló el aparato productivo del Estado, y prácticamente lo regaló a unos cuantos empresarios –a quienes en no pocas ocasiones el propio erario rescató– que vieron incrementar sus fortunas de forma geométrica.

Todo les entregó en bandeja de oro: desde los sectores productiva y políticamente estratégicos hasta la decisión en el armado a modo de leyes y regulaciones, pasando por todo lo demás, con el pretexto de que era imposible mantener un Estado obeso, amén de que la iniciativa privada resultaba mejor administradora que el gobierno e impulsaría el avance sostenido de la economía y el empleo formal, dejando al gobierno el desarrollo social.

Pues bien, a lo largo de ese periodo México ha registrado raquíticas tasas de crecimiento económico, dos de cada tres mexicanos en edad y condición de laborar sobreviven en la informalidad, el desarrollo social brilla por su ausencia y lo único que avanza sostenidamente son las fortunas de los barones, la corrupción y la miseria de la mayoría.

Tétrico balance el de un modelo –a todas luces fallido– cuyos promotores e instauradores ofrecieron a cambio la incorporación de México al primer mundo y el edén a los mexicanos. El gobierno neoliberal (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto) de todas incumplió todas, salvo lo relativo a los amigos del régimen y los respectivos moches, de tal suerte que Mario Vargas Llosa debería reconsiderar aquello de la dictadura perfecta y actualizar el concepto por el de la monarquía perfecta, pues en esas tres décadas los mismos personajes de la política y el empresariado simple y sencillamente se intercambian posiciones, colocan a sus familiares en puestos de decisión y alegremente saquean el país, mientras la plebe vive en la miseria.

El gobierno falló de la A a la Z (siempre en el supuesto de que su oferta primermundista era real), pero la iniciativa privada también, y de qué forma, pues resultó igual de corrupta e ineficiente (para efectos del interés nacional) que el primero, y ambos simplemente se han dedicado a exprimir al país y a sus habitantes.

A estas alturas el país crece en tres años lo que antes del cambio de modelo se lograba en uno. De hecho, se registran no pocos casos en los que en un año la economía crece lo que tres décadas atrás se alcanzaba en apenas dos meses (como en 2013, con Enrique Peña Nieto en Los Pinos, cuando el avance fue de 1.1 por ciento sin crisis oficialmente reconocida).

En ese lapso la tasa anual promedio de crecimiento económico a duras penas ronda el 2 por ciento, pero la fortuna de los barones Forbes se ha incrementado a razón de 14 por ciento anual (aunque se dan casos como el de Carlos Slim, con un promedio anual de 190 por ciento), mientras el poder adquisitivo del salario se ha desplomado en alrededor de 3 por ciento anual (80 por ciento acumulado en el periodo). No es gratuito, pues, que de acuerdo con el registro oficial hoy ocho de cada diez mexicanos vivan en la miseria, la pobreza o sean catalogados como socialmente vulnerables.

Lo mejor del caso es que quienes se quedaron con todo se han dedicado a exportar sus utilidades –obtenidas en México– y a ponerlas bajo sigiloso resguardo en paraísos fiscales. De ello La Jornada publicó una muestra: “alrededor de tres centenares de mexicanos establecieron relación con paraísos fiscales, desde donde crearon compañías que permiten movilizar recursos a través de jurisdicciones de baja tributación y escaso acceso para autoridades fiscales, revela una base de datos, actualizada el martes, del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). La información de 289 mexicanos que han creado empresas en paraísos fiscales corresponde no sólo a los llamados Papeles de Panamá, sino también a otra base de datos conocida como Offshore Leaks, revelada por primera vez en 2013, ambas puestas a disposición del público por el ICIJ” (Roberto González Amador).

Lo anterior apenas revela la puntita del iceberg, porque a principios de 2015 La Jornada publicó que “ciudadanos mexicanos han transferido a paraísos fiscales (…) recursos por al menos 417 mil millones de dólares, cantidad que equivale a más del doble de la reserva internacional de divisas del país. Esos recursos fueron movilizados en los últimos años a través, principalmente, de instituciones financieras llamadas de banca privada, de acuerdo con la organización internacional Red para la Justicia Fiscal. Los mexicanos son el sexto grupo nacional que más recursos financieros ha movilizado hacia paraísos fiscales”.

Pero hay mucho más, porque si se considera la docena trágica panista (Fox y Calderón) y lo que lleva el nuevo PRI en Los Pinos, la exportación acumulada de capitales (así le llaman oficialmente a la fuga de los dineros) se aproxima a 300 mil millones de dólares, todos ellos generados en México, pero depositados o invertidos en terceras naciones, o de plano sigilosamente resguardados en paraísos fiscales.

¿Quiénes tienen capacidad para vaciar al país, exportar tales sumas de dinero y evadir al fisco en paraísos armados para ello? Ni lejanamente serán obreros o campesinos, ni pequeños o medianos empresarios; menos trabajadores informales, estudiantes o ninis. Son, eso sí, los integrantes del grupo que decidió bajar de peso al Estado para engordar a los grandes capitales y engrosar sus propias chequeras y, junto con las trasnacionales que remiten utilidades (70 centavos de cada dólar, de acuerdo con la Unctad), los propietarios de esas fortunas que alcanzan niveles de ensueño.

Son, pues, quienes decidieron que México necesitaba un cambio de modelo, porque para fines de interés nacional la iniciativa privada resultaba mejor administradora que el gobierno e impulsaría el avance sostenido de la economía y el empleo formal.

Las rebanadas del pastel

Y en Brasil nada mal cantan las rancheras: Michel Temer, un hombre denunciado como integrante de un esquema ilegal de compra de etanol, acusado de controlar la corrupción en el puerto marítimo de la ciudad de Santos y condenado por irregularidad en gastos en campañas electorales (La Jornada, Eric Nepomuceno), asumió ayer la presidencia interina de aquel país, en lo que constituye o maior golpe do mundo.

Twitter: @cafevega