Opinión
Ver día anteriorMartes 17 de mayo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El virus zika sí produce daños en el sistema nervioso
U

n artículo publicado el pasado miércoles en la revista inglesa Nature presenta evidencias muy sólidas de los daños producidos por el virus zika en el sistema nervioso en pruebas realizadas en diferentes modelos experimentales. Lo que era una sospecha respaldada sólo por datos clínicos sobre los efectos del agente transmitido por la picadura de los mosquitos de la especie Aedes –principalmente microcefalia o el síndrome de Guillain-Barré– comienza adquirir rango de certeza.

El gran número de casos de microcefalia en Brasil se ha asociado con el brote de infecciones por el virus zika. Hasta ahora este agente ha sido detectado en la placenta y líquido amniótico de dos mujeres cuyos fetos presentaron microcefalia, así como en la sangre de algunos niños nacidos con esta malformación. También ha sido reconocido en el cerebro y la retina de algunos fetos. No obstante, hasta ahora no había una demostración directa (causa-efecto) de la relación entre el microorganismo y los daños en el sistema nervioso. El trabajo al que me refiero incursiona en los posibles mecanismos por los cuales el virus zika altera el desarrollo del cerebro.

El estudio fue realizado por un grupo formado por investigadoras e investigadores (la mayoría son mujeres), principalmente de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, nación que sin duda ha sido una de las más golpeadas por la epidemia de zika. Lo anterior muestra el importante avance que ha logrado la ciencia de ese país y el compromiso de sus científicos, mujeres y hombres, para entender y enfrentar los problemas de salud que aquejan a su población.

El artículo, cuya primera autora es la doctora Fernanda R. Cugola, presenta los datos obtenidos desde diferentes aproximaciones experimentales. Una de ellas es el empleo de un modelo animal (en ratones), en el que demuestran que el virus zika infecta al feto y restringe su crecimiento intrauterino (de manera similar a como ocurre en humanos), incluyendo, además, signos de microcefalia. Los estudios genéticos revelan la alteración en la regulación de genes que participan en los procesos de muerte celular (apoptosis). Desde luego, los datos obtenidos en otras especies no son indicativos de lo que pasa en humanos, pero son muy sugerentes de cómo actúa el virus en los tejidos vivos.

Otro abordaje experimental se realizó en células humanas, en las que se evaluaron los efectos de la infección sobre la formación de células nerviosas (neurogénesis). Para ello se utilizaron neuronas progenitoras (las que dan lugar a células maduras) derivadas de células troncales pluripotenciales obtenidas de sujetos sanos, en las cuales, luego de la infección con el virus zika, aparecen signos de destrucción (necrosis) e incremento de la muerte de las células progenitoras particularmente de la corteza cerebral, lo que resulta en una reducción de las zonas proliferativas en esta región (donde se producen y crecen las células maduras) y en daños de las diferentes capas de la corteza cerebral.

El virus zika fue descrito por primera vez en Uganda en 1947 y durante el siglo XX no se reportaron casos de microcefalia, hasta que el brote apareció en Brasil y se extendió por el sur del continente americano. Una contribución muy importante de este trabajo es que se comparan los efectos de la infección de las dos variedades del virus zika, la proveniente de África y la de Brasil, en otro modelo experimental, en este caso los organoides cerebrales del chimpancé.

Estos organoides se crean a partir de células troncales pluripotenciales de las cuales se forman neuronas que al colocarse en un biorreactor, que les proporciona nutrientes y oxígeno suficientes, dan lugar a lo que se podría llamar pequeños cerebros que se mantienen vivos en pequeñas cajas de Petri (cajas de vidrio o plástico que se usan en los laboratorios). En este modelo se encontraron diferencias muy importantes, entre las dos variedades del virus, la africana, aislada en 1947, y la brasileña actual, lo que sugiere que este agente ha experimentado cambios adaptativos y, de acuerdo con los autores, la microcefalia sería un rasgo distintivo del virus que se ha extendido por Sudamérica.

Con datos como los anteriores, el grupo brasileño propone un mecanismo según el cual la variedad brasileña del virus zika cruza la barrera placentaria durante el embarazo y produce microcefalia por el ataque a las células corticales en las que provoca la muerte celular, afectando así el desarrollo del sistema nervioso. Concluyen que su estudio refuerza el creciente conjunto de evidencias que vinculan el brote de zika en Brasil con las alarmantes cifras de casos de malformaciones congénitas del cerebro en ese país.