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De repente, con Temer los medios fueron acríticos, señala

Fuerzas brasileñas, no extranjeras, tras el impeachment: Rousseff
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La presidenta de Brasil, suspendida del cargo, dio entrevistas a los portales The Intercept y RT (Russia Today), en las cuales insistió en que el juicio de destitución que enfrenta fue un golpe blandoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de mayo de 2016, p. 23

Discúlpeme que no conteste a su pregunta. Entenderá por qué. Yo nunca me rindo.

Esta fue la respuesta de la presidenta brasileña suspendida, Dilma Rousseff, cuando el periodista Glenn Greenwald, del portal The Intercept, le preguntó qué sería mejor, en caso de que no vuelva a ocupar su cargo: que el mandatario interino, Michel Temer, concluya el periodo presidencial, o que se convoque a nuevas elecciones.

Rousseff dio entrevistas a los portales The Intercept y RT (Russia Today).

“La posibilidad de un proceso de impeachment está prevista en la Constitución, pero sólo si el presidente comete un crimen anticonstitucional o contra los derechos humanos. Así que se trató de un golpe porque no se cometió dicho crimen”, explicó a RT.

Se me juzgó por obtener créditos adicionales (de bancos estatales). Todos los presidentes que me precedieron hicieron lo mismo; entonces, no hay base legal para considerar que cometí un crimen, agregó Rousseff.

En ambas entrevistas subrayó que la llamada pedaleada dentro de las cuentas públicas fue una maniobra legal en la que se reinvierte el superávit de un crédito, sin sustraer nada del grueso de los fondos públicos. Nada se ocultó. Eso pasó por todos los escritorios, insistió.

También explicó a Greenwald la estrategia con la que podría ser absuelta de las acusaciones que le hacen. Puedo apelar a la Suprema Corte, lo cual ocurrirá en el momento apropiado de mi defensa. Mientras tanto, el caso será llevado ante otra corte que el Senado designará. Después de eso puedo debatir si el proceso se llevó a cabo adecuadamente, si fue imparcial o si hubo interferencia en los procedimientos. Todo esto será apelado, señaló.

Ante RT, Rousseff insistió en que los gobiernos del Partido de los Trabajadores –en el cual militan ella y Lula– combatieron la pobreza en Brasil y se mostraron incluyentes hacia todos los sectores de la población brasileña, muy diversa social y étnicamente. Resumió los programas contra la pobreza del PT como la intención de mantener a los niños vacunados y en la escuela, apoyando a los padres de familia.

Ambas publicaciones recordaron que el gobierno interino de Temer causó controversia mundial al designar un gabinete integrado sólo por hombres blancos.

RT preguntó a Rousseff si hay una intervención de Estados Unidos en lo que ocurre en su país, y si está de acuerdo con lo dicho, por ejemplo, por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien aseguró que el impeachment fue “una segunda Operación Cóndor”, en referencia a la coordinación entre dictaduras en el Cono Sur orquestada por Estados Unidos.

Bien puede tratarse de un intento de cambiar el paisaje político de América Latina, sobre todo tomando en cuenta el importante papel de Brasil en la región, pero quiero señalar una cosa: este proceso es controlado por fuerzas brasileñas que evidentemente tienen intereses dentro del país. Los acontecimientos actuales no pueden atribuirse a la injerencia extranjera; eso no es lo que sucede. Desde luego, cuando se trata de un actor clave en la región como lo es Brasil, es de esperar que de esto se beneficien muchos.

RT preguntó sobre el papel de la prensa en esta situación, al señalar que los medios brasileños son propiedad de un puñado de personas.

Rousseff repondió: siempre discutimos la democratización de los medios y una regulación económica, para romper los oligopolios mediáticos que se volvieron un factor desetabilizador en el proceso democrático de Brazil, y agregó que se trata de medios acríticos y sesgados.

Y agregó: para darle un ejemplo, los medios locales siempre se presentaron como moderados hacia mi gobierno, mi partido y mis aliados. Sin embargo, y repentinamente, el gobierno interino tuvo una presentación muy favorable, sin críticas, pese a las controversias y situaciones atípicas que se han suscitado.

Al preguntarle sobre recientes informes filtrados por Wikilieaks de que Temer fue informante de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Rousseff insistió en que si bien es inapropiado que el actual mandatario interino tuviera dichos contactos, tanto el impeachment como sus antecedentes y sus consecuencias son obra, ante todo, de grupos dentro de Brasil.

Subrayó que el actual gobierno de Temer es ilegítimo no sólo por la forma en que llegó al poder, sin elecciones de por medio, sino por el pecado original que resultó de un chantaje. El presidente de la Cámara de Diputados (el suspendido Eduardo Cunha), quien impulsó el proceso, enfrenta un proceso acusado de tener cuentas secretas en el extranjero, corrupción y lavado de dinero, señaló.

Añadió: lo interesante de este gobierno es que hoy adopta una medida y mañana la cambia. No fue electo y por eso no tiene una plataforma. Se hacen declaraciones absurdas, por ejemplo, que tenemos que deshacernos de lo sistemas de salud pública en algunas regiones, cuando la Constitución de 1988 garantiza el sistema de salud en todo el país. Este gobierno dice estas cosas para ver cómo reacciona la gente, pero son malos para ocultar su verdadera intención, que es implementar el programa más neoliberal posible.

Aseguró que se trata de la combinación fallida de dos elementos: ineptitud, y tratar de tomarle el pulso al pueblo.

Cuando Greenwald preguntó si está apostando a un movimiento de desobediencia civil en su apoyo, Rousseff respondió: Yo estoy tratando de dar un ejemplo. Necesitamos luchas concretas, no desobediencia civil generalizada. La gente se tendrá que organizar de maneras muy diversas.