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Por el dolor de dios
Periódico La Jornada
Domingo 22 de mayo de 2016, p. a16

Los creyentes o practicantes de cualquier religión consideran que toda cosa mala, todo oprobio que les suceda, es por designio divino. Así justifican su dolor. Al suplicio le atribuyen una especie de prosperidad.

Esta novela, considerada inaugural del género neohistórico (lo que sea que eso signifique o traten de decir quienes así la clasifican) no describe a los personajes, no tienen nombre, no hay corporeidad, todo es narrado desde la mente de los protagonistas, lo que piensan, sueñan, imaginan.

El espíritu es el que habla, lo corpóreo es desplazado, pues nos es común a todos; sin embargo, lo interno es más apasionante, incluso aterrador.

Al parecer se trata de la vida de Santa Teresa, en ningún momento del texto se menciona el nombre. Es un largo soliloquio por el que notaremos su progresiva efervescencia y exaltación de algún dios, quizá el católico. Pero vaya forma que tiene ese dios de querer a sus fieles. En todo momento los castiga, los hace sufrir, dice la protagonista:

Mis enfermedades fueron otro signo que recibía de la grandeza de Él. Aprendí a sentir cada parte de mi cuerpo a través del dolor.

Todo esto, continúa, en nombre de una fe mía, de una idea de salvación íntima e incomprensible, en busca de una extrema pureza, de la disoluta severidad, de la intransigencia redentora.

Queda así anulada toda voluntad del sujeto, los deseos y las pasiones se interiorizan y generan miedo, nace así la angustia por el pecado y, en última instancia, surge el castigo divino.

En todo caso el acierto literario en esta novela radica en las elucubraciones internas del personaje. Mientras reflexiona, hace claras distinciones entre el bien y el mal. El asunto es que no son conclusiones suyas, sino impostadas por una religión implantada con base en miedos.

Además de que en el transcurso de la lectura notaremos que tampoco hay libertad de pensamiento en la protagonista.

Da la impresión de que es la biografía de una alquimista del alma que en ciertos momentos recuerda un poco las Meditaciones de Agustín de Hipona, sólo que en esta novela permea el sentimentalismo, no hay reflexión acerca de las situaciones que turbaban sus pensamientos, todo es un entregarse a dios, pues tanto le anhelaba que pensaba en la muerte para unirme a él. Si la vida era muerte sin él, sólo la muerte podría ser vida con él.

Es también el rescate de un diario verdadero que había quedado arrinconado, lleno de polvo.

Autora: Angelina

Muñiz-Huberman

Título: Morada interior

Editorial: Joaquín Mortiz

Páginas: 132

De letrados, letreros y letrinas

Muchos escritos satíricos, de tono procaz o festivo son anónimos, es por eso que generan expectativas, sobre todo si son en verso. Sean falsos o no, la curiosidad sin duda se ve incitada a buscar alguna respuesta a lo que pudiera haber entre esas líneas. La habilidad verbal de los creadores de tales versos no incluye la fecha de cuándo fue que aquello apareció en tal o cual lugar ni el motivo de esas ocurrencias. De lo que sí podemos estar seguros es de que no será la última. Así la literatura ha sobrevivido al mundo.

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Y como a la gran mayoría de aquellos textos no se los apropia nadie, de inmediato se les adjudica una especie de inmortalidad retrospectiva. Están ahí para interpelarnos todo el tiempo cada vez que los leemos. Además de que cada texto se define por sus palabras y por el espacio donde fueron escritas.

Si usted, instruido lector, pensó que aquellos son versos sin esfuerzos (y aquí le dejo lo que sigue), déjeme comentarle que se equivoca, pues en esta recopilación hay poemas satíricos, de doble sentido y de connotaciones sexuales de autores como nuestra gran Sor Juana, Alfonso Reyes, Salvador Novo, de Villaurrutia, Renato Leduc, quienes muy bien practicaban estas variaciones literarias.

En este libro podrá leer epigramas, versos sicalípticos. Un agregado bastante certero y plausible son los pies de página que acompañan a casi todos los textos, ya que además de contextualizar la aparición de los versos, aclara también el autor o presuntos autores del mismo, así como el lugar o circunstancia en que fueron escritos.

Es una valiosa antología en la que nos daremos cuenta de la forma en cómo se ha poetizado de manera impúdica, procaz, satírica y burlesca en la historia de nuestro país.

La sátira política, las composiciones burlescas y humorísticas de connotaciones sexuales y escatológicas forman parte de nuestra mayor inventiva poética, afirma Argüelles.

Título: Breve antología de poesía mexicana

Compilador: Juan Domingo Argüelles

Editorial: Océano exprés

Páginas: 361

Poesía en varios tiempos

Pasa algo curioso en este poemario. Está escrito en ladino, mezcla de judeo-español, con la intención de transmitir el habla que me permite entrar en otra dimensión del tiempo, en una más íntima, familiar y primitiva, aclara la autora.

Sin embargo, esa mezcla, más que un problema gramatical, genera ciertas asonancias que rompen el ritmo poético, quizá también haya sido esa su intención: trocar la lectura li-neal e incitarnos a ir a buscar en el glosario de las páginas finales el significado de aquellas palabras, y con ello a releer el poema entero. Es en ese tránsito donde podremos redondear el texto para poder disfrutarlo.

La aclaración de por qué está escrito de esa manera es porque al utilizar estas formas, dice la autora, remuevo algo de la vida y de la muerte de esta lengua sin patria, es también un despliegue musical.

Título: Ansina

Autor: Myriam Moscona

Editorial: Vaso Roto

Páginas: 71

Texto: José Rivera Guadarrama

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