Espectáculos
Ver día anteriorMartes 24 de mayo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Familias del poblado veracruzano viven del proceso del grano

Mujeres de San Bartolo hacen comunidad por medio del café

En esto está de por medio nuestra vida, dice la productora Juana Guzmán

Foto
Juana muestra el mortero con el que se parte el café y los productos derivados de ésteFoto Arturo Cruz Bárcenas
Enviado
Periódico La Jornada
Martes 24 de mayo de 2016, p. a10

San Bartolo, Córdoba, Ver.

Cansada de la pobreza y de la queja eterna, Juana es hoy una líder en esta comunidad integrada por unas 22 familias, las cuales participan del proceso de producción de café, desde su cultivo hasta que se sirve en una taza, además de la elaboración de dulces, bebidas con alcohol, medicinales y artesanías. De la planta y semilla del café todo se aprovecha.

Para llegar aquí se parte de Córdoba. Está a una media hora en coche o camión, con un paisaje por estos días verde que te quiero verde. Los camiones suben y dejan en el beneficio, como se llama a los lugares de trabajo.

Es uno de los 13 puntos del recorrido o viaje turístico llamado La Ruta del Café, que se inicia cada viernes, organizado por Turibús. El chofer de un camión sube a los paseantes primero frente al Auditorio Nacional, otras dos paradas en Reforma y la última en el Zócalo, en el costado derecho de la Catedral Metropolitana. Claro, previo pago de 3 mil 600 pesos por persona. Todo incluido.

Ya en la cima, con Juana, en San Bartolo, la amabilidad es manifiesta en cada lugareño. Son agricultores y trabajan el café cereza y/o oro. Antes sólo sembraban, pero la crisis del grano, provocada por la plaga de la roya, afectó todo el proceso de producción, pero más a los campesinos. Para no estar sujetos a esos vaivenes, doña Juana decidió hacer algo. Pero no con cualquier aromático. Optaron por crear café orgánico, sin pesticidas ni conservadores. Esto es, para dar el famoso valor agregado.

Juana Guzmán habla con entusiasmo: “No usamos ningún químico. Hace seis años que las mujeres nos incorporamos con los señores para hacer los productos de café, galletas, bombones, licores, artesanías, jabones exfoliantes, salsa macha y muchas cosas más. Intentamos hacer comunidad por medio del café, manteniendo la esencia del procedimiento, como nuestros abuelos, sin máquinas. Nosotros ya tenemos máquinas y ayudan, pero no es todo. Es natural y se nota en el sabor.

Aquí hay un mortero para partir el grano. Tiene una antigüedad de 70 años y sirve como el primer día; es del árbol cempalagua, muy duro. Las mujeres siempre han hecho esta parte del proceso. Igual, nosotras somos las que cortamos los granos en cereza, porque no maltratamos la planta y dejamos el brote, para que de ahí salga otro fruto. Los hombres tienen más fuerza, pero son toscos y pueden lastimar la planta. Ahora todos usan moledoras automáticas y nosotros también. Es tecnología alemana.

La comunidad está integrada por 22 viviendas, unas 70 personas en total. Nos dedicamos al café, al plátano y al maíz. Somos pequeños productores y en esto está de por medio nuestra vida. Hasta los niños trabajan, venden, hacen artesanías. Lo mejor es cuando la gente da las gracias porque le ha gustado el café.