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Mañana comienza la edición 15 de la Bienal de Arquitectura en Venecia

Pugnan por más vivienda social y menos edificios de arquiestrellas

El chileno Alejandro Aravena es el primer latinoamericano encargado de la dirección artística de ese foro

De no resolverse el problema de las casas habitación desde una perspectiva humanista, las favelas se multiplicarán de manera exponencial, estima el ganador del Pritzker este año

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 27 de mayo de 2016, p. 3

Venecia.

La edición 15 de la Bienal de Arquitectura, que se inaugura este sábado y concluirá el 27 de noviembre, tiene por título Reportando desde el frente.

La dirección artística es de Alejandro Aravena (Santiago del Chile, 1967), primer latinoamericano en ejercer ese cargo en la historia de la Biennale, al cual llega con pleno reconocimiento internacional y poseedor de múltiples premios, comenzando por la Bienal (su despacho Elemental ganó el León de Plata en 2008) hasta el Pritzker de este año.

La actual edición reflexiona sobre el futuro de las ciudades –donde se concentran 3 mil millones de personas en el mundo, de las cuales un tercio vive por debajo de la línea de pobreza–, pero en general de un sinnúmero de proyectos que privilegian la pertinencia contra la abundancia, desafiando la avidez, el frenesí del capital, la cerrazón y el conservadurismo burocrático, que tienden a producir proyectos banales, mediocres y aburridos, según afirma Aravena en el catálogo.

Por tanto, no interesan los edificios imponentes de las arquiestrellas, sino las propuestas virtuosas en el ámbito de vivienda social, que enfrenten ese fenómeno y solucionen la degradación urbana, especialmente en la periferia, donde se hacinan chabolas de lámina o cartón, o asentamientos informales relegados, que generan focos de marginalidad, violencia y criminalidad.

La finalidad es crear ciudades incluyentes, seguras, con una política urbana basada en la sustentabilidad que reduzca la pobreza y las diferencias sociales.

Acuden Ando y Koolhaas

El planteamiento curatorial de Aravena incluye 88 participantes de varios países, no sólo arquitectos, sino un grupo heterogéneo de profesionales, como ingenieros y personas de la sociedad civil, figuras determinantes para la realización de los proyectos.

Algunos son latinoamericanos, aunque la mayoría son europeos, en particular despachos suizos, y no faltan arquitectos de fama mundial, como Chipperfield, Sanaa, Ando, Koolhaas, Snozzi y Renzo Piano.

De México, Aravena invitó a Tatiana Bilbao Estudio, junto con Rozana Montiel Estudio de Arquitectura, Dellekamp Arquitectos y Alejandro Hernández, quienes han trabajado en conjunto en un proyecto de desarrollo gradual para contrarrestar la violencia en las megalópolis.

Foto
Luigi Snozzi (Mendrisio, Suiza, 1932) lleva a Venecia su propuesta ¡Viva la resistencia!, dentro del apartado de proyectos urbanos. Snozzi es el primero de los arquitectos de la nueva escuela del TicinoFoto Alejandra Ortiz

La propuesta de Aravena se resume en una foto que ha elegido como cartel de la bienal, donde una mujer observa desde lo alto de una escalera, en medio del desierto, las líneas de Nazca en Perú que, vistas desde abajo, no se veían más que como piedras.

La invitación consiste en contemplar la arquitectura desde un punto de vista distinto, humanístico quizás, un medio para mejorar la vida de las personas, que oscila entre las necesidades físicas esenciales y las inmateriales, comenzando por el respeto al individuo y al bien común.

La clave para Aravena es la síntesis, es decir, entre más complejo es el problema, mayor es la necesidad de simplicidad.

Frente al crecimiento exponencial de las metrópolis, en los próximos 15 años será necesario construirse “una ciudad de un millón de habitantes por semana a un costo de 10 mil dólares por familia. Si no se resuelve el problema, las favelas se multiplicarán de manera exponencial”.

El meollo, según Aravena, está en la construcción participativa. Para entenderlo está el ejemplo de la vivienda en la que, si no hay suficiente dinero para construir una casa para una familia de clase media, que requiere de 70-80 metros cuadrados, deben dividirse los gastos a mitades.

La primera la aporta el gobierno con la entrega al usuario una casa de interés social de 30-40 metros cuadrados; la segunda, el dueño, quien al mejorar paulatinamente su condición económica irá construyendo y personalizando el resto.

De esta forma, la natural tendencia a la autoconstrucción (tan común en México) no es negada, sino aprovechada y regulada por un diseño arquitectónico.

El arquitecto deberá utilizar la mayor de las capacidades para disminuir los costos sin renunciar a la calidad, diseño, localización, amplitud y armonía.

La arquitectura de autor se sustituye a la del incremental design, y los planos de Elemental son descargables de manera gratuita como fuente abierta que elimine las excusas para que los mercados y los gobiernos no se muevan en esta dirección para enfrentar el desafío de la rápida y masiva urbanización, se lee en el portal de la bienal.

Los pabellones nacionales son 63 y secundarán la línea propuesta por el curador.

El León de Oro a la carrera fue asignado a Paulo Mendes da Rocha (Vitória, Brasil, 1928).