Opinión
Ver día anteriorSábado 28 de mayo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Convergencia de agendas sociales
E

l pesimismo creciente, derivado de los oprobiosos hechos continuados de violación de los derechos humanos y del estancamiento de la economía, con su secuela de desempleo, precarización del trabajo y desigualdad, así como la insuficiencia de la democracia que creímos haber alcanzado, es un riesgo que enfrenta el tan necesario cambio de rumbo en nuestro país. Hay ciertamente encomiables propósitos que se expresan en las agendas de múltiples organizaciones que, pese a los ejemplares esfuerzos desarrollados, no han tenido éxito en revertir las tendencias de dolor y agravio que se extienden por nuestra sociedad. Esta situación ha llevado al convencimiento en muchas personas y organizaciones de que cada quien, aislado, o en alianzas restringidas, es poco lo que puede lograr, si no se plantea alcanzar un amplio acuerdo que surja del diálogo entre la multiplicidad de actores que reclaman derechos, desarrollo equitativo y democracia participativa. Frente a lo anterior, resulta alentador que diversas organizaciones sociales y civiles, así como políticos independientes, defensores de derechos humanos y académicos, se hayan reunido el 12 de mayo último con el fin de unir sus voces y esfuerzos para construir un espacio de diálogo que contribuya a formar la imprescindible alianza estratégica en torno de objetivos comunes, aunque conservando su identidad y autonomía. Para señalar sólo algunos pocos nombres, entre las organizaciones campesinas tenemos a la Central Cardenista Campesina y a la Coordinadora Nacional Plan de Ayala-Movimiento Nacional.

Entre las sindicales a los telefonistas, el Stunam y uniones de diversos sectores y personas, como el Frente Amplio Social Unitario y la iniciativa Por México Hoy. La facilitación de esta primera reunión denota también esta diversidad: el obispo Raúl Vera, a título personal; el dirigente sindical Francisco Hernández Juárez; el senador Alejandro Encinas; el académico y militante civil Manuel Canto. Lo mismo que la pluralidad de las voces de las personas que tomaron la palabra y los testimonios de las CRAC de Guerrero, del Sindicato de Jornaleros Agrícolas del Valle de San Quintín y la CNTE. Lo anterior es promisorio por múltiples razones. En primer lugar porque constituye una novedad en la tendencia predominante en los movimientos sociales, al ir más allá de la búsqueda de la construcción de frentes, estando éstos ya en buena parte constituidos. Partiendo de la articulación de las diversas agendas, se procede ahora a propiciar acuerdos de fondo, con el fin de construir una alianza estratégica que, persiguiendo objetivos comunes, los realice cada quien desde sus espacios y con su identidad. Liberándose para ello, como lo expresó el obispo Raúl Vera, de cualquier liderazgo personal. También constituye una novedad la perspectiva asumida en relación con los partidos políticos. El diagnóstico elaborado fue que las elecciones se suceden una tras otra sin cambiar la situación, y la ciudadanía está cada vez más desencantada de los partidos; pero no se trata de dejarlos que actúen a su antojo, ni de acabar subordinándose a alguno de ellos, sino de construir entre los actores sociales un amplio acuerdo que tenga un impacto real en la política.

Para lo primero se señaló que la relación con los partidos políticos estará basada en un diálogo crítico, en el que se ofrecerá debatir sus propuestas programáticas y legislativas, y censurar abiertamente, cuando así se requiera, las decisiones que tomen. Para lo segundo, se dijo, “afirmamos enfáticamente que no pretendemos formar un partido político ni un grupo de apoyo a un candidato a la Presidencia de la República (…) Somos conscientes de que la conformación de la articulación amplia que estamos impulsando tiene, y deberá tener, consecuencias políticas; pero éstas deberán traducirse en las agendas públicas. La articulación de agendas tendrá cinco ejes iniciales, que transcribo literalmente: 1) La garantía de todos los derechos humanos como condición básica de convivencia social y del cambio político. 2) La construcción de consensos como forma de relación gobierno-sociedad. 3) La promoción del derecho al trabajo como forma de hacer frente a la crisis, fortalecer el ingreso, promover la igualdad y combatir la pobreza. 4) La justicia y la inclusión, pues la injusticia se está volviendo la norma, no la excepción. Esto tiene que cambiar y volver realidad la inclusión de todas las diversidades que integran a la nación. 5) La preservación del medio ambiente como patrimonio de las generaciones actuales y futuras. No subordinar el equilibrio ecológico a los negocios depredadores ni permitir el despojo del agua y los recursos naturales de las comunidades y pueblos.

Para realizar esta articulación se harán reuniones periódicas de diálogo, y se procederá con base en consensos en un proceso que estará abierto a todas aquellas personas y organizaciones que quieran unificar sus visiones programáticas en torno de los ejes señalados. Resulta significativo que el primer pronunciamiento puesto a consideración –y que aún está en consulta– sea en torno de los derechos humanos, ya que éstos se han convertido en el lenguaje básico de diálogo entre todos aquellos que luchan por transformar al país, rumbo a la paz, la justicia y el bienestar.

Otra noticia esperanzadora es que, según nos han informado quienes han venido trabajando en la sistematización de las propuestas de las diversas organizaciones sociales, una grata sorpresa pueda ser que las diferencias sean menores de lo que la mayoría se imagina, y que el esfuerzo máximo sea para construir la voluntad política que se requiere para lograr una sólida fuerza social, capaz de modificar los derroteros del país. Articular las agendas es un firme primer paso.