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El sábado pasado acudieron a la apertura de Arqueología: biología 6 mil 999 personas

Muestra de Anish Kapoor rompe récord de asistencia en su día de inauguración

Los visitantes salen asombrados del Muac, donde se exhiben las 22 piezas del indobritánico

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Para las 2 de la tarde de ayer ya habían entrado 2 mil 990 personas; la fila doblaba el largo de la fachada del Muac que da a la explanada del Centro Cultural UniversitarioFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de mayo de 2016, p. 7

Asombro es la expresión reflejada en las caras de los visitantes a Arqueología: biología, exposición del escultor indobritánico Anish Kapoor montada en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (Muac), de la Universidad Nacional Autónoma de México. Un asombro que de inmediato desencadena innumerables preguntas: ¿por qué? ¿cómo? ¿qué significa?, interrogantes que son contestadas por los enlaces –jovencitos ataviados de camisa roja– en cada sala. Fuera del texto introductorio no hay explicaciones de las 22 esculturas e instalaciones.

Juguetona, intrigante, provocativa y estimulante son sólo algunos de los calificativos que a uno se le vienen a la mente al ver la muestra producida por el Muac, cuya inauguración, el sábado pasado, rompió récord en lo que a exposiciones se refiere, ya que asistieron 6 mil 999 personas.

Ayer, primer día de apertura al público, a las 10 de la mañana ya había una fila de 120 personas afuera del edificio diseñado por Teodoro González de León, quien cumplió 90 años ayer domingo. Para las 2 de la tarde habían entrado 2 mil 990 personas de todas las edades, y la fila doblaba el largo de la fachada del Muac que da a la explanada del Centro Cultural Universitario, y cuya inclinación protegía de los intensos rayos del sol.

Las primeras obras son el deleite de chicos y grandes, ya que responden al trabajo de Kapoor con espejos, muy gustados en el mercado del arte, aunque el artista señala que éstos han evolucionado con el tiempo. Siguen piezas de interiores oscuros que intentan crear un objeto vacío, es decir, un no objeto, que no existe.

Esto es algo que Kapoor consigue magistralmente en Cuando estoy gestando (1992), cuyo volumen se percibe de lado, pero de frente desaparece. La idea del objeto como una ilusión o como algo real es un tema recurrente en la exposición y reaparece en un cuarto espejo, C-curva (2007), ahora cóncava. Para el artista, los espejos cóncavos no sólo son ilusiones, sino que hacen algo muy extraño al espacio. Ocupan lugares, pero el espacio del espacio está frente al objeto. Hay una especie de vértigo que me interesa, como un momento de miedo, peligro estético. Me gusta la idea de un juego con un objeto que dice algo de sí mismo, pero que es una mentira.

Tras recorrer las 20 torres de Ga Gu Ma (2011-2012) y el vacío de La cúpula al borde del mundo, el visitante entra a la última sala, donde, entre otras piezas, se puede ver esa de color rojo que sale en los periódicos. La autora de esas palabras se refería a la impactante Mi patria roja (2003). Aparte de que está prohibido tocar las obras, en particular las de color rojo porque, según dijo una persona de seguridad, el pigmento no se puede quitar de la ropa.

Experiencia expresiva

Visitó la exposición Andrea di Castro, artista multimedia, quien subrayó la relevancia de ver una obra de esta índole en México. Está muy bien montada. En cuanto al artista, se inscribe un poco en estas corrientes de lo espectacular. Es decir, produce obras que no cualquier artista puede realizar. La parte de los espejos se convierte no sólo en una experiencia expresiva, sino en una sensación de que el público puede vivir algo insólito.

Para la artista visual Rosy Aguilera, se trata de una propuesta monumental, sorprendente en cuanto a formas, materiales y colorido. Es la magia de empezar a crear algo que no tiene límites en la imaginación.