Opinión
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Isocronías

Del impulso creador

H

ay más poesía que vida. Vivimos en el Absoluto, me parece que dijo Bergson. Y en el absoluto (la alta no resulta tan necesaria) hay derrumbes. Y los derrumbes, quiera uno que no, son también poéticos (recuérdense, con todo el dolor de las pérdidas, los del temblor del 85).

No hay velorio –y a uno no le gusta que así sea– que no nos transporte al absoluto, a lo poético (lo poético patético si se quiere –en el buen sentido de la palabra patético–, pero poético). A mí me gustan mucho los pajaritos y las estrellas y las flores (soy medio cursi, todo mundo lo sabe), mas me gustan por lo que de Absoluto (respetamos ahora la alta para contrastar) conllevan.

¿Un velorio nos enfrenta al absoluto o a la falta (¿absoluta?) de Absoluto?

No quiero ir tan lejos. Digo que lo poético sin absoluto ¿para qué? Primero. Y que la vida no está hecha sólo de escaleras y de casas con el número cien bien terminadas. Las serpientes rondan (en otras y conocidas palabras: el diablo nunca duerme) y que esa misma ronda tiene su extraña veta de poesía.

Hablábamos de derrumbes. Un derrumbe, luego del transporte, tiende, impulsa a la reubicación, a la resignificación, a la procuración de sentido. Y la poesía, en algunas de sus versiones, es sentido alcanzado después de procurado.

No demasiadas pero no pocas veces he preguntado a quienes se dedican a trabajos creativos, artísticos o no, cómo fue que eligieron tal camino. Por lo general porque otro se les cerró o, más claramente, porque de pronto sintieron que el lenguaje que antes parecía servirles tan bien dejó de hacerlo. Una especie de derrumbe lingüístico.

El celayense Sergio Luna, buen poeta, bien que nada ruidoso y por tanto no tan ampliamente reconocido pero sí respetado como se debe, era corredor (Corredor de fondo es el título de uno de sus libros). Le dijeron que tenía un soplo al corazón y debería dejar de correr. Con el tiempo se descubrió que el diagnóstico era incorrecto, pero él ya había optado por la poesía. Si no podía correr, podía escribir, o algo así creí escucharle. Si ya no se entendía en un lenguaje, podía entenderse en (con) otro.

Cuando la vida deja de tener significado no por ello deja de tener sentido, o eso creo. Para no salirnos más de la cuenta del tema, recordemos que los signos atienden al significado y al sentido los símbolos. Tras de cualquier derrumbe, a mi ver, éstos son los que cuentan. De ahí que surja, como de ninguna parte, el impulso creativo y si suerte se tiene, creador.