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La periodista y viuda del escritor, Silvia Lemus, presentó ayer el libro póstumo

Aquiles o El guerrillero y el asesino, prueba de que Carlos Fuentes era amante de AL
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Silvia Lemus en el Centro Cultural Bella Época, durante la presentación del libroFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de junio de 2016, p. 5

Carlos Fuentes fue un hombre muy ordenado, por eso fue posible localizar varias carpetas en sus oficinas en México y Londres con el título Aquiles. “A partir de eso hablé con su agente literaria, la catalana Carmen Balcells, y discutimos qué se iba a hacer; lo primero que nos surgió fue hablar con Julio Ortega y decirle: ‘Julio, aquí está, tenlo’. Y así fue. Se le entregaron todos los manuscritos, trabajó en ellos y aquí está el resultado”. Habla Silvia Lemus, periodista y viuda del escritor mexicano, sobre cómo encontró los documentos que dieron forma a la novela póstuma Aquiles o El guerrillero y el asesino.

Coeditada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y Alfaguara, la novela se presentó ayer en el Centro Cultural Bella Época, con la presencia de Silvia Lemus; el director del FCE, José Carreño Carlón; el especialista en literatura latinoamericana Julio Ortega, autor del prólogo del libro, y el actor Héctor Bonilla.

En su discurso, Silvia Lemus señaló que Carlos Fuentes nació para ser escritor, lo fue toda su vida, y ahora nos muestra que después de la muerte también está con nosotros en un nuevo libro. Se decía que Carlos era un amante, o sigue diciendo, de la literatura, pero también de América Latina, y aunque este libro está enfocado en Colombia a través de Carlos Pizarro, también es un libro de ideas sobre América Latina y su violencia, muy palpable en nuestro país, agregó la periodista.

(Ricardo) Cayuela dice que es una novela de ideas y una carta de amor a Colombia, de un mexicano que quiso mucho a esa nación.

De acuerdo con Carreño Carlón, cuatro años después de la muerte de Carlos Fuentes, ocurrida el 15 de mayo de 2012, “este fervor renovado frente al lanzamiento de su novela póstuma, reafirma, a juzgar por este tiempo transcurrido, una presencia ya duradera en la escena de las letras mexicanas e hispanas de este autor extraordinario.

“Podríamos decir que se perfila ya un fenómeno de trascendencia de la obra literaria. Pero, junto a esta trascendencia en el campo de la literatura, lo que estamos viendo también es que se pone de manifiesto la vigencia de Carlos Fuentes como el lúcido y reconocido intelectual público –que lo fue en vida por más de medio siglo– en los grandes debates latinoamericanos.”

Julio Ortega, encargado de editar la novela, señaló que Aquiles… devuelve su identidad imaginaria al héroe asesinado, recuperándolo en el lenguaje donde vive, bajo la luz de nuestra lectura, todas las víctimas de una guerra civil declarada o no, desde los milicianos republicanos en España hasta los normalistas mexicanos, que si son todos por fin exhumados serán finalmente devueltos al lenguaje, donde recuperarán su nombre y su lugar, para que las heridas históricas que a veces son la matriz de nuestro feroz lenguaje político finalmente se cierren.

Héctor Bonilla, antes de realizar una lectura dramatizada de un fragmento del libro, habló de ese Fuentes “eternamente joven que vibra con cada situación, que evalúa la congruencia y se conduele de los seres que se equivocan pese a que tengan las mejores intenciones. Fuentes es también hombre de retos, sabe que corre el riesgo de juzgar un proceso colombiano sin haber nacido allá, a sabiendas de que habrá en Colombia quien lo señale como faccioso por ser extranjero y –el lugar común– que no conoce a fondo la realidad colombiana. Nadie más acucioso que Carlos, quien sopesa cada coma de lo que va a asentar”.