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La artista rusa será batuta huésped de la Ofunam este fin de semana en la Sala Nezahualcóyotl

Las personas aún piensan en géneros y no en cómo hacemos música: Anna Skryleva

No importa la nacionalidad, sólo creas sonidos y no se necesitan palabras para comunicarse

En cada recital debe romper el muro de que la dirección orquestal es sólo para hombres, indica

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Anna Skryleva (Moscú, 1975) en un ensayo con la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México y, en el extremo inferior derecho, durante la entrevista con La JornadaFoto Cristina Rodríguez
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Anna Skryleva, durante la entrevista con La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de junio de 2016, p. 3

La música no tiene fronteras, habla radiante y entusiasmada –en entrevista con La Jornada– Anna Skryleva (Moscú, 1975), quien este fin de semana será la directora huésped de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam).

No importa la nacionalidad, porque sólo haces música y no se necesitan palabras para comunicarse, opina quien ha roto no sólo las barreras del género en una profesión en la que predominan los hombres, sino también las del conflicto y la violencia con una orquesta integrada por jóvenes de Rusia y Ucrania.

Unos elegantes pantalones negros y zapatos rojos de altos tacones provocaron un rotundo ¡wow! entre el público cuando subió al escenario para dirigir un concierto en Dallas, como parte de su participación en una institución para mujeres directoras.

El momento que relata Skryleva contrasta con el de las fotografías antes de la entrevista, entre la incomodidad frente a la lente y el magistral espíritu ruso que sobresale en su presencia. Cuando dirige no se preocupa por posar, sólo por los resultados, no me importa cómo luzco, expresa en el foro vacío, el escenario con las sillas negras ausentes de músicos después del ensayo.

Es en la Sala Nezahualcóyotl, en el Centro Cultural Universitario, donde la artista conversa; ahí dirigirá dos conciertos, uno la noche del sábado y el otro el domingo al mediodía.

El hecho de ser una directora es la pregunta ineludible en cada entrevista. Es el signo de la dificultad de las mujeres para llegar a este negocio. En su opinión, nada tiene que ver con la forma en que hacen música, porque hay excelentes instrumentistas.

“Ahora no es tan malo como hace 20 años. Pero, por ejemplo, si alguien pide la descripción de un director, todo mundo dirá un hombre, con frac y cabello alborotado. Esta imagen es la que hay en la cabeza de todos. Como mujer, en cada concierto, tengo que romper ese muro.”

Sus comienzos en la dirección orquestal fueron azarosos, indica. En su natal Rusia inició su carrera musical de pianista. A partir de 1999 cambió su residencia a Alemania, en búsqueda de un maestro que le enseñará sobre grandes compositores, como Brahms, Beethoven o Mozart.

Al trabajar de asistente de otra directora, Alicja Mounk, ésta le sugirió estudiar dirección de orquesta. A diferencia de muchos, no fue hasta los 27 años cuando comenzó a pensar acerca de esta posición al frente de los músicos.

Fue al teatro a trabajar en un ensayo. “Me preguntaron: ‘¿quieres dirigir este musical?’ y yo dije: ‘¡sí!’, pero luego pensé: ¡Oh! ¡Nunca he dirigido!” Horribles sueños y los momentos de más nervios en su vida ocurrieron. Pero tan pronto subió al podio, todo se fue y se encontró muy cómoda. Así se inició la formación en esta carrera en la que lleva 13 años.

El problema es que las personas todavía piensan en géneros y no en la forma en que hacemos música.

No sólo las imágenes preconcebidas del género son las barreras por romper. Otra tiene que ver con los países en conflicto. En 2014 Skryleva fundó el proyecto Classic for peace, en el que invitó a jóvenes y talentosos músicos de Rusia y Ucrania a hacer música juntos. Cuando preparaban la primera reunión, los ucranios le preguntaban temerosos si estaba segura del encuentro. Hoy mantienen una amistad más allá de las fronteras.

La idea surgió ante el conflicto entre ambos países, que provocó incluso divorcios de sus amigos. Fue una tontería. Por eso me pregunté qué podía hacer yo con mi profesión. Ya preparan la segunda edición, en la que participará una alemana prodigio del piano de 12 años de edad y un violinista sirio, un refugiado que debió abandonar el conservatorio en Damasco a causa de la guerra y caminar hasta Europa. También le gustaría poder incorporar a mexicanos.

Dos jóvenes músicos debutantes participan en el par de conciertos por venir, ambos ganadores del concurso organizado por la Facultad de Música de la UNAM para participar de solistas invitados en la Ofunam. Son el marimbista Bryan Fernando Flores y Ulises Miranda en la tuba.

Un programa de contrastes es el que prepara Skryleva con los músicos de la orquesta universitaria, con apenas unos días de ensayos, desde el pasado miércoles. Considero que los primeros cinco minutos con cada orquesta que no conoces siempre son los más importantes, porque en estos instantes todos se hacen una opinión de si funciona o no. La orquesta es como una persona y cada una tiene su propio carácter, nunca es lo mismo. De su primer encuentro con la Ofunam, opina que tuvo la sensación de que están muy motivados.

Obras de dos compositores contemporáneos se suman este fin de semana a un clásico: el Concierto para marimba y orquesta de cuerdas, del músico francés Emmanuel Séjourné (1961) y el Concierto para tuba y orquesta opus 139, del portugués Jorge Salgueiro (1969), piezas que tras un intermedio serán sucedidas por una selección de El lago de los cisnes, música del reconocido ballet del compositor ruso Peter Ilych Chaikovski (1840-1893).

Amo hacer programas con grandes contrastes. Siempre trato de hacerlo en mis conciertos. Ello debido a que en nuestra era tenemos tanta música. Y este es el arte de hacer programas interesantes, para servir al público algo que conoce y le gusta, pero también ofrecer un descubrimiento.