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Batuta huésped de la Ofunam, este fin de semana

Por primera vez, Gasançon dirige la Sinfonía Turangalila

Penetrar al mundo de Messiaen es un sueño; no sé cuándo lo haré de nuevo, dice a La Jornada

 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de junio de 2016, p. 3

El director de orquesta francés Sylvain Gasançon, quien este fin de semana dirigirá por primera vez en su carrera la Sinfonía Turangalila, acompañado en el podio de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam), asegura que la partitura del compositor Olivier Messiaen requiere de mucha precisión, porque es un sonido completamente nuevo con miles de colores.

Es un tipo de sonido que no existe en otra obra, no es un Bee-thoven, un Chaikovski, un Gustav Mahler, es totalmente diferente; tampoco es un Debussy o Ravel. Es un sonido nuevo con colores y muchísimas cosas y este es el punto que quiero llevar al público mexicano, afirma en entrevista con La Jornada.

Gasançon ha dirigido otras orquestas, como las sinfónicas del Festival de Sofía y del Estado de São Paulo, con la que debutó de director en Sudamérica.

Para el director huésped de la Ofunam, agrupación que termina su segunda temporada este 25 y 26 de junio, es un sueño dirigir la obra de Messiaen. Generalmente cuando somos directores invitados no nos proponemos esas obras que son más para los titulares y en este caso me lo propusieron en la filarmónica y es una oportunidad muy grande, porque no sé en cuántos años podré hacerlo de nuevo, estar en ese mundo tan particular de Messiaen.

Ritmos, temas e ideas filosóficas

La Sinfonía Turangalila fue compuesta entre 1946 y 1948, dura hora y media y tiene 10 movimientos. Fue escrita por encargo de Serge Koussevitski para la orquesta que éste dirigía en Boston. Esa partitura es poco interpretada, debido a sus dificultades técnicas.

“Turangalila –explica Gasançon– es una obra maestra, de las más grandes del repertorio de la segunda mitad del siglo XX, que se estrenó a finales de los años 40 y es una de las más conocidas de Messiaen. Es importante para su carrera y musicalmente hablando está llena de ritmos, de temas, de ideas filosóficas y muchos aspectos interesantes.”

El compositor recibió la influencia no sólo de la música europea y occidental, sino también de la oriental. Esa sinfonía es como una obra extraterrestre, algo nuevo que jamás se hizo después y esto la hace muy interesante.

A decir del músico, quien se formó de violinista en los conservatorios Real de Bruselas y Nacional Superior de Música de París, donde estudió armonía, contrapunto, fuga y orquestación, la obra de Messiaen, a pesar de sus diferentes ritmos, tiene gran homogeneidad, aunque el resultado no es el que tenemos la costumbre de escuchar, como en la obra de compositores modernos (Prokofiev, Bartok, Shostakovich o Stravinsky), es totalmente diferente.

Ex alumno de Jean-Sébastien Béreau, Gasançon indica que la música del compositor francés en sus obras combinaba sus pasiones: el canto de los pájaros y su interés por el mundo asiático, como el sonido del gamelán de Bali. Él siempre en sus obras trató de hacer como una imitación de los instrumentos de esas partes del mundo y también de los ruidos y de los cantos de los pájaros; en toda su obra siempre está ese sonido.

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El músico francés Sylvain Gasançon, el pianista Duane Cochran y la Filarmónica de la UNAM, en la Sala Nezahualcóyotl, durante un ensayo de la Sinfonía Turangalila, de Olivier MessiaenFoto María Meléndrez Parada

Amor, muerte y tiempo

En la Sinfonía Turangalila participarán como solistas el estadunidense Duane Cochran, en el piano, y la francesa Nathalie Forget, en las ondas Martenot, instrumento que Gasançon considera extraterrestre, pero increíble y fascinante, pues su sonido es el sello de Messiaen, quien siempre compuso obras con sonidos novedosos.

Messiaen buscaba la originalidad, era un compositor con un carácter especial. Era como un poeta, su madre fue poeta, entonces creo que él creció en un mundo lleno de poesía y también ha sido como su marca crear algo poético, como retomar el sonido de los pájaros, que es absolutamente poético. Su obra es como un poema grande, pero no es sinfónico, explica el director de orquesta.

Gasançon señala que Sinfonía Turangalila habla de amor, de muerte, de tiempo y se disfruta mucho en vivo. Es imposible escucharla sin ver los instrumentos, por ejemplo las ondas Martenot; hay que ver cómo funciona y cómo la ejecutante no se puede mover, porque es un instrumento muy frágil, así que se toca como si el músico fuera una estatua. Es muy interesante ver a los ondistas que tocan el instrumento. Hay que ver y escuchar al mismo tiempo, recomienda Gasançon.

El director huésped de la Ofunam, además de la música, tiene otra pasión: la literatura. Actualmente trabaja en un estudio sobre literatura femenina, pues le interesa saber cómo apareció el feminismo en las obras del siglo XX.

Me enriquece mucho leer y entender los grandes movimientos de la literatura, los máximos escritores y escritoras. La literatura me resulta muy interesante también para olvidar que soy músico, porque necesitamos ver un poco de otras cosas, pues si trabajamos siempre con lo mismo al final nos sentimos como cansados y necesito olvidar a veces las partituras, acota.

La Ofunam, dirigida por Sylvain Gasançon, se presenta hoy a las 20 horas y mañana domingo a las 12 horas en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria).

En la tercera temporada de esa filarmónica, que comenzará el 8 de octubre, el programa estará formado por las nueve sinfonías de Ludwig van Beethoven y tendrá estrenos mundiales y música de compositores mexicanos.