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Ayudan a llegar a la capital a niños migrantes
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 5 de julio de 2016, p. 8

Juchitán, Oax.

Unos 50 menores migrantes emprendieron ayer, con apoyo de voluntarios y del refugio Hermanos en el Camino, que fundó el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, su camino hacia la Ciudad de México, donde recibirán ayuda en el nuevo Centro de Protección Internacional para Adolescentes Centroamericanos (Ceproaic).

En este nuevo espacio, fundado por iniciativa de Solalinde Guerra, se espera que niños y jóvenes que han sido victimas de violencia en sus países de origen, y también al cruzar por México, reciban ayuda sicológica y alimentos para continuar con su viaje hacia Estados Unidos.

Los menores, originarios de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, dijeron que estas acciones los vuelven a la vida, porque en sus países lo único que vivieron fue violencia y persecución por grupos delictivos, como los maras, por los cuales la mayoría huye.

El Ceproaic, que inicialmente se instaló en la capital de Oaxaca, cambió de sede a la Ciudad de México debido a que cada vez llegan más menores al refugio de Ciudad Ixtepec, con la necesidad de ayuda, además que se ha encontrado apoyo del gobierno de la capital del país y de activistas de universidades públicas y privadas.

Situación crítica: Solalinde

Solalinde Guerra señaló que la migración es crítica, porque el principal factor es la violencia, principalmente en Honduras, así como El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Añadió que es lamentable que 80 por ciento de los menores no acompañados que llegan a territorio mexicano vivan violencia en este país, además de la que padecieron en sus lugares de origen.

En México, principalmente en esa parte del sur del país, los migrantes que cruzan viven violencia, algunos física y sexual. En estos meses hemos notado la presencia de un aumento considerable de jóvenes: llegan 400 diariamente por la frontera sur de Chiapas. Cada vez abandonan más su país, no por comida, sino por la violencia tremenda y el miedo de pertenecer a las bandas delictivas, especialmente los maras, indicó.

El viaje de los menores migrantes fue en dos unidades tipo Urvan que fueron rentadas por los activistas del albergue.

Los migrantes se detuvieron en la capital de Oaxaca y finalmente se dirigieron a la Ciudad de México en compañía de personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a cargo de Elizabeth Lara.