La gobernabilidad del Partido de la Revolución Democrática (PRD) es precaria, las corrientes internas actúan como si cada una fuera un instituto político. Para acotarlas y responder a los nuevos escenarios del país, deben reformarse los estatutos y documentos básicos y propiciar el acercamiento con la ciudadanía, asentó Agustín Basave Benítez, ex dirigente del sol azteca, en el llamado Libro amarillo que entregó a la dirigencia transitoria.

En el documento de 40 cuartillas sostuvo que la identidad del PRD se ha desdibujado por los actos de corrupción internos, no por las alianzas; por la incapacidad de mantener a las expresiones dentro de un marco de institucionalidad y por la subordinada cercanía de algunos dirigentes al gobierno federal. Propuso desaparecer las comisiones electoral y de afiliación para incorporarlas a las secretarías de asuntos electorales y de organización, respectivamente, y fusionar en una comisión de anticorrupción a las comisiones de ética y auditoría.

Ante lo que calificó de precaria gobernabilidad del partido, porque no cuenta con una cultura política o un orden estatutario capaz de sostener el nuevo modelo del PRD, Basave Benítez sostuvo que deben tenderse puentes con las organizaciones sociales, para lo cual sugirió la creación de un consejo consultivo ciudadano y promover la afiliación.

También apuntó que se debe acabar con la endogamia perredista, pues las corrientes se han convertido en grupos de presión que han socavado la institucionalidad del partido generando esquemas que hacen casi imposible desarrollar la vida partidista fuera de ellas. Para contrarrestar dicha situación sugirió se reserve 15 por ciento de los cargos de dirección a los militantes que no pertenecen a ninguna corriente.

Para la presidencia del partido, acotada por las corrientes, también sugirió cambios. Hay que crear un nuevo prototipo de dirigencia nacional para garantizar la gobernabilidad del partido. Para ello apuntó que el líder nacional podrá designar y destituir a los coordinadores de bancada, tendrá capacidad para nombrar y remover libremente a los secretarios de finanzas, de organización, electorales y de comunicación.

Además, tendrá capacidad para convocar al consejo nacional para someter a su consideración el respaldo expreso a una política propuesta de alianza o iniciativa de ley, capacidad de veto. En el caso de la interlocución con el gobierno federal de parte de los legisladores o de dirigentes de corrientes, ésta deberá ser consultada al presidente del partido para evitar acuerdos unilaterales que desautoricen a la presidencia, comprometan la autonomía y el carácter opositor del partido o violenten su línea política. También podrá definir candidaturas en situaciones extraordinarias.