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México, ¿potencia alimentaria?

Desde el TLC crecen importaciones

Las de maíz, 3 mil 650 por ciento

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México importa 80 por ciento del consumo nacional de arroz; 30 por ciento del maíz y 42 por ciento del trigo. En la fotografía, venta de alimentos en la Central de Abastos de la capital del paísFoto María Luisa Severiano
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ías atrás el inquilino de Los Pinos presumía que de mantenerse la tendencia, México cerrará este año las exportaciones agroalimentarias con un registro histórico superior a 30 mil millones de dólares, de tal suerte que por primera vez en dos décadas (desde la entrada en vigor del TLC) el país es superavitario en su sector primario.

Su emoción lo llevó no sólo a treparse en un tractor, sino a comentar que el valor acumulado de las exportaciones de productos del campo a lo largo de sus 43 meses de estancia en la residencia oficial alcanza 76 mil millones de dólares (La Jornada, Rosa Elvira Vargas), aunque olvidó mencionar que en igual lapso la importación de comida supera 86 mil millones de billetes verdes, al tiempo que México se mantiene como importador neto de alimentos, de acuerdo con la clasificación de la FAO.

Enrique Peña Nieto aseguró que la producción del campo nacional va primero a las mesas de los mexicanos y los excedentes a otras partes del mundo, aunque en los hechos no hay tales excedentes, porque a estas alturas alrededor de la mitad de lo mucho o poco que se consume en cada una de esas mesas proviene del exterior, especialmente productos básicos.

Pero bueno, finalmente ¿qué alimentos exporta México y cuáles importa?, en el entendido de que un mexicano –como cualquier otro ser humano– puede tolerar la no ingesta de lechugas o acelgas, pero ni lejanamente la de proteínas.

De acuerdo con la información oficial, México exporta, mayoritariamente (65 por ciento del total) hortalizas, plantas, raíces y tubérculos; frutas y frutos comestibles, y bebidas y vinagre. En cambio, importa cereales (maíz en primer lugar), carnes de todo tipo y despojos comestibles; leche, lácteos, huevo y miel; semillas y frutos oleaginosos; frutos diversos y grasas animales o vegetales (65 por ciento del total).

Entonces, la exportación referida es mero negocio para unas cuantas empresas, trasnacionales no pocas de ellas; en cambio, la importación de alimentos es para la sobrevivencia humana, dado que el campo nacional cada día produce menos. Así, ¿realmente México puede catalogarse como una potencia productora y exportadora de alimentos (Peña Nieto dixit), cuando en realidad recurre a productores foráneos para garantizar la mitad de su consumo interno? Todo indica que no, pero el señor de Los Pinos dice lo contrario.

Los principales productos agropecuarios (cifras del Inegi) de exportación son jitomate (más de mil 500 millones de dólares anuales), aguacate (alrededor de mil 200 millones), legumbres y hortalizas frescas (poco más de mil 100 millones), y pimiento (800 millones).

Por el lado de la importación destacan maíz (alrededor de 2 mil 500 millones de dólares por año), soya (mil 800 millones), trigo (mil 200 millones), leche (800 millones), pescados, crustáceos y moluscos (650 millones), y arroz (500 millones), por citar algunos.

Como se anota líneas arriba, desde 2011 la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) clasificó a México como importador neto de alimentos, y entre ellos destaca maíz, frijol, trigo, arroz, soya, leche, queso, mantequilla, margarina, huevo, papa, carne bovina y porcina, aceites, y así por el estilo. A pesar de ello, Peña Nieto asegura que estemos exportando más productos agroalimentarios a distintos mercados en el mundo que los que estamos importando.

Información de la Asociación Latinoamericana de Integración revela que de los países que dan cuerpo a este organismo sólo México, Panamá y Venezuela registran saldos negativos en productos agroalimentarios. La región de la Aladi es exportadora neta de productos agroalimentarios, al igual que el conjunto de América Latina y el Caribe, a excepción de los tres citados que son importadores netos y registran saldos negativos en productos agroalimentarios. De hecho, México y Venezuela son claros importadores netos de alimentos básicos, y México es el mayor importador neto de carnes del bloque latinoamericano y de lácteos.

Un caso alarmante para el país, por lo que significa no sólo en materia de alimentos, sino en el plano histórico-cultural, es el del maíz. En 1993, un año antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) la importación de este grano, fundamental en la dieta del mexicano, significó un gasto cercano a 70 millones de dólares; para 2016 ese monto se incrementó a cerca de 2 mil 700 millones de billetes verdes, lo que equivale a un aumento de 3 mil 650 por ciento en el periodo, aunque en algunos años el incremento fue mayor a 4 mil 500 por ciento.

Como bien documenta el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, desde el arranque del TLCAN se incumplieron prácticamente todas las metas de producción interna de maíz, y la importación del grano pasó de pasajera (algo así como la volatilidad ídem del tipo de cambio peso-dólar) a no sólo permanente, sino creciente.

Para la memoria, y de acuerdo con información del Inegi, sólo en el sexenio de Felipe Calderón se erogaron más de 13 mil millones de dólares por importación de maíz, 177 por ciento más con respecto al gasto que por igual concepto se realizó en tiempos de Vicente Fox (4 mil 700 millones) y 251 por ciento por arriba de lo registrado con Ernesto Zedillo (3 mil 700 millones). En el primer año del TLCAN –1994, con Salinas de Gortari aún en Los Pinos– México importó maíz por 370 millones de billetes verdes, 35 veces menos que con Calderón. En los 43 meses de Peña Nieto (hasta junio) el gasto por el concepto referido se aproxima a 10 mil millones, y de mantenerse esa tendencia cerrará su ejercicio con una erogación cercana a 17 mil millones, 46 veces más que en el primer año del citado tratado comercial.

A estas alturas México importa 80 por ciento del consumo nacional de arroz; 30 por ciento del maíz y 42 por ciento del trigo. Para dar una idea, de 1990 a 2010 la importación de carne en canal bovino se incrementó casi 300 por ciento y más de mil por ciento la de aves. En 2010, comparado con 2009, México importó cinco veces más carne respecto de la que exportó; seis tantos de leche, lácteos, huevo y miel; 12 veces de cereales; 3.6 veces de productos de molinería; 30 veces de semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos; nueve veces de grasas animales o vegetales, y tres veces de preparaciones de carne y animales acuáticos, y así por el estilo.

Las rebanadas del pastel

Pero no se angustien ni repriman el hambre, que ya lo dijo el susodicho: México, potencia productora y exportadora de alimentos.

Twitter: @cafevega