La industria automotriz de nuestro país está invadida de sindicatos blancos y contratos colectivos de protección. De las 31 nuevas plantas instaladas en México, 27 tienen contratos de protección de la Confederación de Trabajadores de México (CTM); hay una empresa que pactó con una central fantasma y sólo tres tienen sindicatos democráticos, como son la VW de Puebla, Audi Puebla y Nissan Cuernavaca.

Incluso las nuevas inversiones anunciadas en esta industria, de empresas que están en proceso de construcción de plantas y aún no han empezado a operar, ya firmaron o pactaron con un sindicato blanco de la CTM, como son Honda, Ford, BMW, KIA y Mazda, señala un informe del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).

Indica que de esta forma las empresas se garantizan salarios muy por debajo del mercado mundial, falta de libertad sindical para los trabajadores y de negociación colectiva e incluso restricción al derecho de huelga.

El análisis sostiene que Ford Motor Company apenas inició la construcción de su planta de San Luis Potosí, no tiene instalaciones ni trabajadores, pero ya firmó un contrato de protección patronal con un sindicato de la CTM, violando la Ley Federal del Trabajo y el acuerdo marco firmado entre la trasnacional y la Federación Internacional de Trabajadores de las Industria Metalúrgicas, en el que el corporativo se comprometió a garantizar la libertad sindical.

Una copia de este contrato establece que la empresa concede a cinco representantes del sindicato permiso de tiempo completo y goce de salario para que representen a los trabajadores cuando estos no existan; además de que en la cláusula 27 del contrato estipula que la armadora entregará mensualmente el monto de las cuotas sindicales mediante transferencia electrónica a la cuenta que el secretario general del sindicato designe.

En contrapartida el contrato que firmó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Automotriz y cuyo dirigente es Francisco Joaquín del Olmo, fija –de antemano– salarios por debajo del promedio del sector para los trabajadores potosinos. En la categoría inicial los obreros de esta planta ganarán 168 pesos diarios, es decir 2 mil 500 pesos a la quincena, y tendrán que pasar 8 años en la empresa para que puedan ganar 5 mil pesos, cuando el promedio de la industria automotriz es de 18 mil pesos mensuales, según el Inegi.

De esta forma se garantizan salarios de hambre en la Ford San Luis Potosí, sobre todo si se considera que la multinacional, en el contrato firmado con la United Auto Workers (UAW) de Estados Unidos de 2015, pactó un piso de entrada para los trabajadores de 16.25 dólares la hora. Es decir, 130 dólares por día, que son 3 mil 900 al mes, equivalentes a más de 72 mil pesos.

El informe destaca que el terreno donde se instalará dicha armadora en San Luis Potosí fue donado por el gobierno de esa entidad, con aval del Congreso estatal en el mes de junio pasado, y se trata de una superficie de 220 hectáreas. Sin embargo, antes de que el Legislativo de ese estado autorizara la donación, la armadora y la CTM ya tenían firmado el contrato de protección, pasando incluso por encima de los Convenios 98 y 87 de la Organización Internacional del Trabajo.

El Cilas expone al respecto que una de las razones por las que México vive el boom automotriz es la alta rentabilidad que tienen las empresas extranjeras, ya que en este país las ganancias después de impuestos son de 15.7 por ciento; en Estados Unidos de 3.9 y en Canadá de 11.8 por ciento. En tanto, el costo salarial en nuestro país, comparado con las ventas, es de 5.6 por ciento, mientras en Canadá es de 14.9 y en Estados Unidos de 21.6 por ciento, según una medición realizada por la firma KPMG denominada Competitive Alternatives 2016.