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México SA

Maíz: crece importación

Récord año tras año

Campo desamparado

D

e potencia exportadora en el discurso a importador neto de alimentos en la realidad, México sufre por las dos vías: el abandono del campo nacional y la aplanadora del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en detrimento de los productores autóctonos. Y uno de los golpes más potentes lo ha recibido el maíz, ya que a estas alturas para satisfacer el consumo interno se importa cerca de 50 por ciento del grano, fundamental en la dieta de los mexicanos.

En días pasados La Jornada (Susana González) publicó que México se encamina a alcanzar un récord en las importaciones de maíz en 2016, de continuar el ritmo registrado en los primeros cinco meses del año, advirtió el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas. Entre enero y mayo, el volumen de compras del cereal (blanco, el destinado a consumo humano, y amarillo) creció 29.9 por ciento en comparación con igual periodo del año pasado, al llegar a 6 millones 465 mil toneladas, cuando un año antes apenas rozó 5 millones de toneladas.

Así es, pero el problema es que año tras año, prácticamente desde la entrada en vigor del TLCAN, México rompe récord en lo que a volumen importado de maíz se refiere. Cierto es que la producción nacional reporta alguna mejoría, pero ni de lejos alcanza para satisfacer la demanda interna, y la creciente diferencia es cubierta con grano proveniente, casi en su totalidad, de Estados Unidos.

De acuerdo con información de la Cámara de Diputados, durante el ciclo 2014-2015 la importación de maíz fue equivalente a 47 por ciento de la producción nacional, porcentaje que se espera sea similar para el ciclo 2015-2016 (45 por ciento). El volumen de importaciones como porcentaje de la producción nacional de maíz del ciclo 2012-2013 fue el más bajo reportado en los últimos seis ciclos, con el 26 por ciento. El principal proveedor del maíz requerido por México es Estados Unidos.

La misma fuente revela que el cultivo de maíz se ha visto afectado no sólo por la apertura comercial derivada del TLCAN, sino también por factores estructurales internos como la falta de acceso al crédito por parte de los productores de este cultivo, la limitada infraestructura de riego para elevar los rendimientos, la concentración del mercado en muy pocas empresas privadas, la escasa investigación científica en este campo y los limitados subsidios que otorga el gobierno a este sector, comparado con los que se otorgan a los productores de otros países europeos y de Estados Unidos, principalmente.

Por lo que toca a la importación del grano, un estudio de la Cámara de Diputados revela que México es importador neto de maíz desde finales de la década de los ochenta, y desde entonces las compras en el exterior han observado una tendencia creciente, y particularmente la originaria de Estados Unidos. El TLCAN estableció cupos de importación (hasta el primero de enero de 2008, cuando quedó totalmente liberado el mercado agropecuario), pero el gobierno mexicano fue el primero en violarlos, y constantemente, con el agradecimiento de los productores estadunidenses.

En tal sentido, el análisis de la Cámara de Diputados detalla que debido a que no se cumplieron las metas internas de producción establecidas desde la entrada en vigor del TLCAN, casi en todos los años posteriores al tratado las importaciones de maíz originarias de Estados Unidos rebasaron la cuota establecida para cada año en cuestión. Por ejemplo, de 1994 a 2006 el total de importaciones de maíz originario de Estados Unidos ascendió a 58 millones 635 mil toneladas, mientras que el total de la cuota de importación originaria de Estados Unidos permitida para ese periodo fue de 39 millones 44 mil toneladas, lo que significa que hubo en ese periodo un sobrecupo de importación por 20 millones 119 mil toneladas, con un valor de 2 mil 876 millones de dólares; por ese sobrecupo Estados Unidos debió haber pagado aranceles cuota por un monto de 3 mil 354 millones de dólares, el cual, obviamente, no cubrió.

A estas alturas, y tras 22 años de TLCAN, México habría importado más de 100 millones de toneladas de maíz, lo que no sólo representa una sangría económica, sino la creciente dependencia alimentaria del vecino del norte. Sólo para dar una idea de qué se trata, en los últimos tres años del sexenio calderonista el país erogó cerca de 9 mil millones de dólares por importación de maíz (en 2012 adquirió más de 9 millones de toneladas, 88 por ciento de ellas provenientes de Estados Unidos, por un monto cercano a 3 mil 300 millones de dólares).

De igual forma, en la primera mitad del sexenio peñanietista se pagaron por importación de maíz cerca de 7 mil 300 millones de dólares, y contando. En seis años, pues, poco más de 16 mil millones de dólares para satisfacer la creciente demanda interna, entre ella la de las empresas fabricantes de alimentos chatarra (Bimbo y Pepsico, principalmente). Con ese monto invertido en el campo mexicano, el gobierno bien pudo dar un giro para reducir la dependencia alimentaria, pero todo indica que ello no se cuenta entre sus prioridades.

Como detalla la citada información de La Jornada, en términos de valor, las importaciones de maíz aumentaron a una tasa anual de 27 por ciento entre enero y mayo de 2016, al pasar de 861 millones de dólares a mil 94 millones. Ello contrasta con el incremento de apenas 5.6 por ciento que registró el valor de las importaciones de todos los granos y oleaginosas, calculado en 3 mil 435 millones de dólares.

Después del maíz, el grano que más se importó fue el trigo, con un incremento de 23 por ciento respecto de 2015 (casi 2 millones de toneladas), la mayoría proveniente del vecino del norte, aunque Rusia aportó una buena cantidad de grano (183 mil toneladas). Pero en Los Pinos aseguran que México es una potencia, porque exporta acelgas y otras cositas.

Las rebanadas del pastel

¡Albricias! Dice la Procuraduría General de la República que busca frenar las cochinadas de los aún gobernadores Javier Duarte (Veracruz) y Roberto Borge (Quintana Roo), y también estudia el caso de Chihuahua (el otro Duarte, Cesar). Qué buena noticia, pero todo indica que la institución es más que lerda, porque tales inmundicias comenzaron seis años atrás, cuando los mencionados se sentaron en sus respetivos tronos estatales. Entonces, con esa rapidez no llegará muy lejos, amén de que los citados han sido los corruptos más ostentosos, pero no los únicos, desde luego.

Twitter: @cafevega