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El precandidato demócrata a la presidencia de EU pide unidad para derrotar a Trump

Sanders anuncia apoyo a Clinton y pone fin a la contienda interna

La revolución política continuará después de las elecciones, afirma el senador

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Bernie Sanders y Hillary Clinton saludan a sus simpatizantes durante un acto en Portsmouth, Nueva HampshireFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de julio de 2016, p. 21

Nueva York.

El senador Bernie Sanders dio este martes su apoyo a la candidatura presidencial de Hillary Clinton y llamó a la unidad para derrotar a Donald Trump en noviembre próximo, con lo cual concluyó la contienda interna del Partido Demócrata, pero el precandidato progresista más exitoso de la era moderna de Estados Unidos aseguró a sus seguidores que la revolución política continuará después de los comicios.

Apareciendo juntos después de unos 14 meses de pugna electoral en un acto de campaña en Nueva Hampshire –uno de los 23 estados que ganó el precandidato–, Sanders y Clinton intercambiaron abrazos, pero todos entienden que eso no necesariamente implica que los 13 millones que votaron por Sanders serán fieles a la reina del partido.

Sanders declaró en tonos sombríos, ante una sonriente Clinton: Tengo la intención de hacer todo lo que pueda para asegurar que ella sea la próxima presidenta de Estados Unidos. Subrayó que la prioridad es derrotar a Trump, cuyas políticas, acusó, sólo ampliarán la desigualdad económica en el país.

Es esa la amenaza de Trump que Clinton buscará usar para obtener el sufragio de las bases de Sanders, sobre todo jóvenes e independientes, que fueron claves para la campaña del senador y que Clinton necesitará para la elección general.

Elogios de la precandidata

Ella, a su vez, lo elogió por inspirar a una generación a la que le importa profundamente este país y por una vida de lucha contra la injusticia. Indicó que daba la bienvenida a sus seguidores, invitándolos a que hagan suya la campaña. Llamó a la unidad. Afirmó: Con su ayuda, estamos sumando fuerzas para derrotar a Donald Trump, para ganar en noviembre y construir un futuro en el que todos podamos creer. Estoy orgullosa de luchar junto a ustedes porque, mis amigos, este es un momento para que todos nos mantengamos unidos.

Explícitamente, se enfocó en uno de los temas centrales de la campaña de Sanders. Manifestó que es ahora de poner fin a la influencia de los intereses especiales de los ricos en Wa-shington (pero, como reportó el New York Times, poco después del acto voló a Nueva York para un evento con donantes millonarios).

De hecho, ambos ingresaron a la sede del acto al ritmo de una canción de Bruce Springsteen que ha sido parte de la ruta sonora de los eventos de Sanders.

Es palpable la desconfianza, hasta repudio, hacia Clinton entre las filas de Sanders, que la ven como la representante de una cúpula política corrupta con vínculos cercanos a Wall Street, acusación de Sanders a lo largo de la contienda interna.

Sin embargo, 85 por ciento de demócratas que apoyaron a Sanders en las primarias dicen que votarán por ella en la elección general, según una nueva encuesta del Centro Pew. Pero también abundan indicaciones de que no es un sufragio entusiasta. Esto, a la vez, no incluye a votantes sin afiliación partidaria que pueden ser determinantes en los comicios generales.

Mientras tanto, Sanders dijo que aunque esto marca el fin de su candidatura, no es el término del movimiento. En un comunicado a sus bases difundido hoy después del evento con Clinton, abundó sobre el futuro de la revolución política que ustedes y yo hemos creado juntos, que comprobó que era posible promover una agenda progresista nacional que enfrenta a la clase multimillonaria, lucha por la justicia racial, social, económica y ambiental y que pretende crear un gobierno que trabaje para todos nosotros y no sólo para los grandes donantes. Subrayó: Este movimiento tiene que continuar.

Indicó que la campaña nunca se trató sólo de su candidatura y prometió que próximamente anunciará la creación de organizaciones sucesoras para llevar adelante la lucha para transformar Estados Unidos, con el objetivo de promover una agenda progresista.

Explicó que apoyó a Clinton justo porque un triunfo de Trump sería devastador para el sector progresista del país. El movimiento, añadió, también logró que Clinton adoptara algunas posiciones más progresistas sobre reducir el costo de la educación superior, ampliar la reforma de salud y promover un salario mínimo federal de 15 dólares por hora, entre otras cosas. También llamó a continuar la lucha por reformar el partido y ampliar sus filas progresistas. Festejó que se logró negociar y elaborar la plataforma democrática más progresista en la historia del país.

Más aún: Sanders y su equipo lograron que los representantes de Clinton cedieran en la elaboración de la plataforma del partido sobre un abanico de temas, logrando que se incluyera por vez primera un compromiso para abolir la pena de muerte, entre otros (aunque no se obtuvo la posición deseada contra los acuerdos de libre comercio y otros asuntos). Sin embargo, las plataformas políticas del partido, aunque pretenden ofrecer un documento de consenso sobre la agenda política del partido, no son vinculantes y en décadas recientes no han sido punto de referencia en el debate político nacional.

De hecho, mucho de ello fue fruto de intensas negociaciones entre los integrantes de las campañas de ambos precandidatos durante el último mes, en el que Sanders, por la fuerza de su movimiento, obligó a Clinton a girar hacia la izquierda –por lo menos retóricamente– en torno a varios temas. De hecho, como afirmó John Cassidy en The New Yorker, el acuerdo concluido por Sanders y Clinton para obtener su endoso hoy obliga a dar un giro al Partido Demócrata sobre su filosofía centrista Nuevo Demócrata, promovida por Bill Clinton en 1992, “más cercana a la posición socialdemócrata… que Sanders ha promovido largamente”.

Queda en el aire la pregunta de si el movimiento de Sanders podrá canalizarse a otros lados o se disolverá en esta coyuntura electoral. Pero su potencia, la cual sorprendió y hasta sacudió no sólo a las cúpulas, expertos y grandes medios, reveló –justo al aparecer una amenaza neofascista en el país– una expresión masiva en favor de un cambio progresista a escala nacional.