Opinión
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México SA

Desigualdad a galope

México, cada día peor

Discurso y resultados

E

n los últimos treinta y pico de años todo se reformó para –versión oficial– lograr un México más justo, con mayor progreso y bienestar. El grupo en el poder no dejó títere con cabeza, y a la vuelta de los años nuestra nación no sólo registró el desplome del desarrollo humano, sino que es clasificada entre las más desiguales del planeta.

Por ejemplo, de 1990 a 2015 (entre la oferta salinista de llevar al país al primer mundo y la de Enrique Peña Nieto de ampliar el horizonte de desarrollo) México cayó del escalón número 45 al 74 en materia de desarrollo humano, de acuerdo con la medición del PNUD. Y la contabilidad se mantiene a la baja.

En este contexto, el informe del Observatorio de Salarios 2016 de la Universidad Iberoamericana Puebla advierte que si bien México ocupa el escalón número 74 en lo que se refiere a desarrollo humano, en términos de desigualdad se ubica en el lugar 121 de una muestra de 138 países. Nuestro país se ha caracterizado por ser una sociedad muy desigual de manera persistente, y la desigualdad en la distribución del ingreso es una característica constante.

En los últimos seis sexenios –el actual incluido– a los mexicanos ofrecieron renovación moral (Miguel de la Madrid), acceso al primer mundo (Carlos Salinas), bienestar para la familia (Ernesto Zedillo), cambio (Vicente Fox), vivir mejor (Felipe Calderón) y mayor progreso y bienestar (Enrique Peña Nieto), y los habitantes de esta República de discursos no han visto, ni lejanamente, materializarse ni una de esas promesas.

Por el contrario, el citado informe documenta que en México “el uno por ciento más rico de la población se apropia del ingreso equivalente del 90 por ciento restante; 1.3 millones de mexicanos tienen un ingreso equivalente al de 115 millones… La desigualdad vista desde la comparación entre los salarios y las ganancias promedio muestra una separación tan amplia que las ganancias promedio más altas son 2 mil 420 veces los salarios promedios más bajos”.

Los grandes grupos económicos que operan en el país cuentan hoy con privilegios fiscales bajo los cuales pagan en promedio entre 10 y 13 por ciento de su renta, contra 30 por ciento como tasa máxima para las pequeñas y medianas empresas. Situación que genera excedentes extraordinarios para la reinversión y mejores condiciones para evitar shocks o crisis a futuro.

Actualmente, apunta el citado informe, en México la participación del salario en el producto interno bruto se encuentra por debajo del promedio de América Latina y países de menor desarrollo humano como Ecuador y Colombia. Argentina, Brasil y, en menor medida Uruguay, son países que dada la implementación de estrategias de recuperación salarial, muestran tendencias al alza desde comienzos del presente siglo.

De hecho, según las gráficas contenidas en el informe, la participación del trabajo en el ingreso nacional se encuentra en niveles similares a los reportados en 1935, cuando representaba 25 por ciento del total contra 75 por ciento del capital. Ochenta años después, en 2015, las proporciones son de 24 y 76 por ciento, respectivamente.

Si el ejercicio se realiza a nivel más desagregado, por tamaño de empresa la evidencia no muestra un patrón distributivo respecto al tamaño de empresa. Si bien todas se mueven en el rango promedio de 74 por ciento capital y 26 por ciento trabajo, hay matices. Las empresas pequeñas y medianas con tamaños entre 21 hasta 500 trabajadores son las que muestran mayores participaciones del trabajo, que rondan entre 32 y 35 por ciento.

Es en las empresas más grandes, de más de mil trabajadores, donde la participación del trabajo es menor: 21 por ciento trabajo versus 79 por ciento capital. En términos generales, el patrón existente distributivo entre capital-trabajo tiene límites superiores de 35 por ciento e inferiores de 21 por ciento, con promedio de 26 por ciento en la participación del trabajo en el ingreso nacional. Tal patrón con esos límites o rangos sobre los que oscila la participación del trabajo, son expresión por tanto de la distribución de las ganancias de la productividad.

Por ello, apunta el informe, la inevitable interrelación entre crecimiento, desigualdad y pobreza, debe plantear para México una agenda donde las propuestas, proyectos específicos y como nación, dejen de llevarse a cabo como iniciativas aisladas. Se requiere por tanto de esfuerzos en materia de política pública para rediseñar la política social hacia una más redistributiva y menos de contención de pobreza, hacia una política económica que fortalezca el mercado interno y la redistribución, no sólo entre capital y trabajo, sino entre la misma clase empresarial.

Igualmente, se requiere una nueva política salarial, que considere en su implementación criterios no sólo de recuperación del poder adquisitivo, al indexarla a la inflación esperada, sino también de criterios de redistribución de la productividad social. Se requiere una política tributaria progresiva, que por justicia redistributiva grave más a quienes más tienen, desapareciendo los regímenes especiales de tributación como la consolidación fiscal hoy Régimen Opcional de Sociedades, cuyo nombre ha cambiado, pero no su propósito de gravar menos a los empresarios más pudientes, en detrimento de otros empresarios. En síntesis, en la agenda de la desigualdad hacia el futuro implica una profunda revisión de la política pública, una reorientación integral de sus distintas vertientes (económica, social, salarial, industrial y comercial) para la consecución de una sociedad más justa y equitativa.

Lo mejor del caso es que el vertiginoso avance de la desigualdad en el país se ha dado en medio de cuantiosos y floridos discursos que prometen resultados exactamente contrarios a los que México registra.

Las rebanadas del pastel

Qué depresión: Kidzania y Six Flags se cuentan entre las 7 maravillas de la capital del país, de acuerdo con los resultados de una consulta del DIF de la Ciudad de México y el Unicef en la que participaron 367 mil niños. Y el dato no es menor, porque da cuenta de la terrible cuan avanzada transculturación del sector poblacional que todavía algunos consideran el futuro de la nación… El billete verde no ceja en su empeño por romper la barrera sicológica de los 20 pesitos, con todo y la mano negra de Hacienda y el Banco de México: ayer en ventanilla bancaria se vendió a 18.69 bilimbiques.

Twitter: @cafevega