16 de julio de 2016     Número 106

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Chile

Productos sanos de
productor a consumidor

Raúl Quinteros Opazo Slow Food Chile  [email protected]

Los circuitos de proximidad o circuitos cortos, acuñado por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) son una forma de comercio basada en la venta directa de productos frescos o de temporada y productos procesados sin intermediario —o reduciendo al mínimo la intermediación— entre productores y consumidores.


FOTOS: Red de Slow Food Chile

Más recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) habla de cadenas cortas agroalimentarias, para referirse también a un proceso de comercialización de proximidad geográfica entre los lugares de producción y consumo, con  mínima intermediación; pero agrega que este proceso debe estar basado en un sistema de garantías de confianzas entre los productores y los consumidores, cuyos productos son asegurados en sus procesos por medio de sistemas de aseguramiento de la calidad y desarrollados bajo sistemas de producción sustentables, de base agroecológica, tradicional u orgánica, diferenciada de la producción industrial; en la que se reduce o elimina el uso de químicos sintéticos tóxicos para favorecer prácticas agropecuarias fundamentadas en el conocimiento de las relaciones eco-sistémicas y tecnologías que contribuyen a proteger y regenerar los recursos naturales, biológicos y genéticos de los territorios rurales.

En Chile, las actuales autoridades sectoriales del agro nacional han acogido el concepto de la Cepal y han logrado identificar, por medio de un estudio exploratorio, la presencia de 19 formas distintas de circuitos cortos, nueve con al menos un intermediario y diez sin ningún intermediario. Entre estos últimos destaca en ocurrencia la venta directa en predio, la cual, sumada a las ferias locales o municipales; las ventas en “exposiciones esporádicas y puntuales, y las ferias costumbristas, también esporádicas y estacionales, representan las formulas privilegiadas de venta directa productor consumidor.

El modelo de ferias campesinas al estilo de países como Perú Bolivia, Colombia, Ecuador o México, con sus tianguis alternativos u orgánicos, se han empezado a desarrollar por parte de las agrupaciones de productores a partir del año 2005 en adelante, con o sin apoyo del Estado.

Hoy tras diez años, se pueden identificar experiencias ligadas a organizaciones campesinas de productores y otras en que los consumidores empiezan a jugar un rol importante, al preferir productos sin pesticidas ni agroquímicos en sus procesos productivos, donde además se incorpora la preocupación por la dimensión ambiental, social y económica y se valora la identidad territorial, la cultura y las tradiciones agroalimentarias locales.

Este último es el caso de las experiencias promovidas por la Red de Slow Food Chile, que se encuentra desarrollando desde 2015, el modelo de los Mercados de la Tierra, que ha contado con el apoyo de la Fundación Ford, y recientemente a partir de 2016, con el apoyo de la Corporación de Fomento de la Producción, por medio de un programa de difusión tecnológica.

Los Mercados de la Tierra son una red internacional de mercados de productores, creados de acuerdo con los principios de Slow Food, en el sentido de permitir el acceso universal a Alimentos Buenos, Limpios y Justos.

En estos mercados sólo se encontrarán productores que venden sus propios productos, es decir no se encuentran ni permiten los intermediarios. De esta forma son los propios productores los que tienen la oportunidad de explicar la calidad de sus productos y ellos toman una responsabilidad personal hacia su propio trabajo.

Son una instancia de encuentro directo entre productores y consumidores, donde se acortan las distancias entre la tierra y la mesa. Los productores tienen la oportunidad de vender sus productos a precios justos, y los consumidores avanzan en convertirse en co-productores, que valoran el trabajo campesino y se convierten en consumidores conscientes y preocupados de los productos que adquieren, y se interesan en saber de la producción alimentaria: calidad, economía, el proceso requerido para ello y el aspecto culinario. No es sólo alguien que consume, es alguien que quiere saber, se vincula y privilegia, opta y decide por llevar a la mesa un producto de origen conocido, local y proveniente de la producción campesina e indígena.

En el año reciente se han desarrollaron tres experiencias pioneras: la EcoFeria, en la Región de Coquimbo; el Encuentro Campo a la Ciudad en Santiago, Región Metropolitana, y la Feria Campesina de Penco, en La Región de Bio Bio. Más recientemente se han incluido las experiencias de los Mercados de la Tierra de Paillaco, Valdivia, en la Región de Los Ríos, y la Feria de Castro, en la Región de Los Lagos. Y se encuentra en perspectiva el trabajo en la comuna de Villarrica, en la Región de la Araucanía, también ligada a consumidores que demandan productos directos, locales, de temporada y diferenciados por sus sistemas y enfoques de producción, que rescatan las tradiciones campesinas e indígenas de los territorios.

Tianguis
www.mercadosdelatierralosrios.cl
youtu.be/Of54lpRwLsc
El Mercado de la Tierra de Valdivia, aparece en prensa local el día 21 de Mayo 2016 https://is.gd/Vyu7xx
Publicación en Diario el Mercurio. Revista del Campo. 30 de Mayo 2016. https://is.gd/iyjZLZ
Ecoferia la Herradura, Región de Coquimbo. youtu.be/zFv9qsj-3eI
https://is.gd/u6c2Ac


Tianguis Artesanal Tenanitla:
el mercado de artesanías más
antiguo de la Ciudad de México*

Joseph Sorrentino  www.sorrentinophotography.com

Temprano, cada sábado, mucho antes de que el resto de los residentes de la Ciudad de México comiencen a despertar, se puede ver a un conjunto de artistas desempacando sus mercancías en el Tianguis Artesanal Tenanitla, el más antiguo mercado de arte tradicional de esta urbe. Según Lucio Ramírez Villanueva, ex presidente del mercado, éste nació en 1960, cuando el estadounidense Jim Tillet abrió una pequeña tienda de artesanía tradicional que llamó la atención de los turistas, y que luego propició que varios artistas establecieran puestos en puntos cercanos. La popularidad de este lugar creció y en 1964 el mercado se organizó formalmente.

El mercado se encuentra en un pequeño parque de San Ángel, un barrio encantador lleno de edificios e iglesias de la época colonial, a sólo tres cuadras del bullicio de la Avenida Revolución. “Nuestra intención es continuar y preservar las artes tradicionales”, dice Villanueva. “Tenemos arte que representa a todo México”. Villanueva vende antigüedades en el mercado. “No soy un artista en el sentido tradicional”, continúa. “Puedo restaurar las antigüedades, lo que, supongo, es un tipo de arte.” Él escribió un libro informativo sobre el mercado: Tianguis Artesanal Tenanitla AC, Primer Tianguis Artesanal fundado en San Ángel en 1964.

Los artistas vienen de lugares tan lejanos como Chiapas y algunos se quedan una semana más o menos en la Ciudad de México antes de regresar a casa por más de sus artesanías. Otros, como Armando Hernández, viajan dos horas en autobús todos los sábados para llegar aquí; vienen de Santiago Tianguistenco, una pequeña ciudad del Estado de México. Hernández se encuentra en su puesto, rodeado de coloridos suéteres de lana, calcetines, sombreros y manteles. “Mi padre fue el primero de la familia en vender en este mercado”, dice. “Todos nuestros productos son tejidos a mano, con técnicas y diseños tradicionales que han estado en nuestra familia por generaciones”.

Agustín Girón Méndez, presidente actual del mercado, es un fabricante textil que vive en la Ciudad de México, a pesar de que es originario de Tenejapa, Chiapas. “Aprendí de mis padres cómo hacer estas prendas, dice señalando hermosos manteles individuales que su esposa Lucía sostiene. Los dos son mayas tzotziles y sus diseños se basan en tradiciones indígenas. “Los diseños han cambiado, han evolucionado un poco, pero es importante preservar el concepto”, dice Méndez. “Es necesario para nosotros mantener nuestro idioma y las costumbres nativas porque por medio de nuestro lenguaje, de nuestro arte, hacemos que prevalezca nuestra historia y nuestro sentido de lugar. Con nuestros productos podemos mostrar hacer que la gente aprenda algo de la cultura maya “.

Un paseo por los estrechos pasillos del mercado nos conduce hacia artistas que venden figuras del Día de los Muertos, variedad de joyas, pinturas, espejos ... en realidad, todo tipo de arte imaginable. El mercado oficial está en el parque y está abierto sólo los sábados, pero decenas de artistas ahora llenan las calles y parques de las cuadras aledañas y muchos vienen los domingos también. Y, por supuesto, éste no sería un mercado mexicano si no hubiera aperitivos y comida disponible. Justo a la entrada del mercado hay dos puestos de venta de dulces tradicionales, como las alegrías y las obleas de pepitas. Muy cerca se encuentra un puesto de deliciosas empanadas, que extraño profundamente cuando estoy en casa en Estados Unidos. Hay un montón de restaurantes y cafeterías que se adaptan a todos los gustos, y está también el mercado Melchor Múzquiz, a sólo dos cuadras, en Avenida Revolución, entre Melchor Múzquiz y Dr. Elguero, que tiene puestos de comida que ofrecen comidas de bajo precio.

Además del arte y la comida, hay algo de historia qué aprender en San Ángel. En una pared, a media cuadra del mercado, está una placa en honor al Batallón de San Patricio, y frente a eso, un busto de su líder, John Riley. El batallón fue formado por soldados que desertaron del Ejército de Estados Unidos durante la guerra con México. Muchos de los soldados del batallón eran irlandeses, de ahí el nombre, pero también había alemanes, británicos y de otras nacionalidades. Lucharon contra Estados Unidos en varias batallas y finalmente fueron capturados. Los registros varían, pero parece que al menos 70 fueron capturados y 29 llevados ante un consejo de guerra en San Ángel.

Dieciséis de los hombres fueron colgados allí, mientras que los demás recibieron 50 latigazos y fueron marcados con una “D” de desertor. Riley, el líder, fue marcado en ambas mejillas. Los San Patricios son vistos como desertores por los estadounidenses, pero son héroes en México, y hay un festival anual en su honor en San Ángel.

Un paseo por el barrio de San Ángel es un bienvenido Descanso al típico ritmo agitado de la ciudad. Puedes comer allí, acercarte a la historia, y los sábados, encontrar un verdadero tesoro en el Tianguis Artesanal Tenanitla. Como Villanueva señala con orgullo, “Hay otros mercados, pero éste es el más antiguo”.

*El Tianguis Artesanal Tenanitla está situado en la Plaza San Jacinto de San Ángel.

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