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Ver día anteriorLunes 18 de julio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el otro lado

Bernie y Hillary

D

espués de algunos titubeos, Bernie Sanders declaró su apoyo a la presunta candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton. Sanders entendió, así lo declaró, la necesidad de integrar un frente unido contra Donald Trump, el virtual candidato republicano.

Con esta fusión de voluntades es factible que los millones que apoyaron a Sanders en su periplo en pos de la candidatura demócrata apoyen a Clinton en su carrera por la Casa Blanca. Casi todos, ya que todavía hay quienes insisten en dar mayor importancia a las diferencias, no tan grandes ni tampoco insalvables, entre Bernie y Hillary. Tal vez la mayor de ellas es la cercanía de Clinton con Wall Street, la cual habrá que tomar con un poco de sal y ponerla en un contexto político.

Hay que reconocer que para que Estados Unidos avance a una democracia social, como Sanders lo ha mencionado, es necesario cambiar la mentalidad de la sociedad estadunidense, para la cual el término socialdemocracia es poco menos que una blasfemia. En el mismo sentido, es preciso luchar para que en el Congreso haya una mayoría dispuesta a avanzar en ese camino.

Mientras tanto, a quererlo o no, cualquiera que llegue a la presidencia tendrá que lidiar con ese monstruo llamado Wall Street, y tendrá que hacerlo en el marco de las leyes que ordenan la vida en el país. Criticar la influencia del uno por ciento que medra en sus entrañas es necesario, pero, por válido y justo que sea, no es suficiente. El desenlace del movimiento Ocupa es una muestra de que se requiere algo más. El presidente Obama también ha emitido severos juicios en contra de la insensibilidad y avaricia de ese uno por ciento, y lo acusaron de fomentar la lucha de clases. Los adláteres de quienes en el Congreso representan los intereses de esa minoría de inmediato formaron filas con ellos. Para dar muestra de su poder, obstaculizaron en varios de sus capítulos la reforma del sistema financiero y pusieron una serie de cortapisas en varios renglones del gasto público, una de cuyas metas es la continuidad de la recuperación económica.

El proceso de reformas que son necesarias para eliminar, o al menos atenuar, la pobreza, la desigualdad y dar al país una cara más humana en cierta medida fue iniciado en 2008. Hillary Clinton ha dicho, con razón, que es necesario darle continuidad y no pretender saltar las etapas que lo consoliden, pues lo expondría a un retroceso. Parte de ese proceso es la consolidación y ampliación de la reforma al sistema de salud y la aprobación en el Congreso de la reforma migratoria, a las que Trump se ha opuesto radicalmente. Así parece haberlo entendido Sanders, y de ahí la importancia de su apoyo a Clinton. Lo promesa de un cambio profundo y radical es un buen deseo, pero, por ahora, se ve difícil una redición del asalto al Palacio de Invierno.