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Guadalajara, sede de la edición 24 de Operalia
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 22 de julio de 2016, p. 4

Guadalajara, Jal.

En Operalia cada año surgen nuevos músicos que se presentran en los teatros de muchas partes del mundo, dijo el tenor Plácido Domingo, quien desde hace 24 años organiza ese concurso internacional de ópera.

Esta edición creo que será la más difícil, pues los elementos son extraordinarios; llegaron seis mexicanos a concursar y pasaron a las semifinales, afirmó.

Durante 23 años Operalia, que convoca cantantes entre los 18 y 32 años de todas las categorías de voz, va por el mundo en búsqueda de talento.

La primera competencia fue en París en 1993, después vino México y luego siguieron sedes como Madrid, Burdeos, Tokio, Hamburgo, Quebec, Budapest, Milán y Moscú, para regresar este año a México, a Guadalajara, donde este domingo será la gran final.

Este año el jurado está compuesto por profesionales del bel canto como Jonathan Friend, Peter Katona y Joan Matabosch, administrador artístico de la Metropolitan Opera de Nueva York, director de casting de la Royal Opera House de Londres y director artístico del Teatro Real de Madrid, respectivamente.

Debut en el Teatro Degollado

La nostalgia y la esperanza se le cruzaron a Plácido Domingo en su visita al Teatro Degollado, que cumple 150 años, donde debutó en 1958, a los 17 años de edad, como parte del elenco en el cuadro El coro de los repatriados, de la zarzuela Gigantes y cabezudos.

En ese recinto cantaron cientos de veces sus padres Plácido Domingo y Josefa (Pepita) Embil Etxaniz.

“También aquí hice mi debut en una zarzuela completa, Los molinos de viento, en compañía de mis padres. Después hubo una temporada de ópera, en 1962, con mi esposa Marta (Ornelas) cantando los dos La traviata, y en 1966 vine a un acto que recuerdo con mucho cariño, ya que era el aniversario número 100 de este teatro.

Quisiera poder establecer en nuestros países que la música fuera mandatoria en las escuelas. Hay escritores extraordinarios, gente con una inteligencia muy fina, que podría enseñar al niño y la niña la música en las escuelas sin que se dieran cuenta que les estás enseñando música clásica: la historia de las óperas, de las sinfonías, de una manera divertida, y entonces las criaturas, habría algunos que a lo mejor resultarían profesionales, otros serían un público creado y creo que habría una mínima parte que se quedaría indiferente.