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De nuestras Jornadas

El grito desesperado de la Tierra Caliente

C

onocida hace no muchos años como la región más pujante del estado, la Tierra Caliente está a nada de convertirse en un páramo.

Su lejanía y aislamiento de los centros de decisión política, que datan de tiempos inmemoriales, eran su fortaleza. Ese alejamiento curtió el carácter de sus habitantes porque siempre se vieron obligados a valerse por sí mismos sin esperar ayuda del gobierno. Era y es, entre las regiones del estado, la menos beneficiaria del paternalismo.

Era una comarca próspera en agricultura y ganadería, tanto que a ella llegaron empresarios estadunidenses que sembraban y exportaban melón. Ajuchitlán, Coyuca de Catalán, Zirándaro y Pungarabato formaban un cinturón de riqueza que se extendió en la entidad.

Hoy está casi deshabitada. Tanto, que el entonces Instituto Federal Electoral se vio obligado a quitarle un distrito a Guerrero para que los resultantes nueve pudieran cumplir con los requisitos legales de población.

¿La causa? Todo mundo la sabe: la delincuencia organizada, que se expresa en extorsiones, secuestros y homicidios y terminó por hacer huir a miles de pobladores.

Pero como la Tierra Caliente no es Acapulco, la ventana de México al mundo, las autoridades federales nunca le han prestado, no se diga la debida atención, sino ni la décima parte de la que recibe ese destino turístico. Los calentanos están abandonados a su suerte.

Como profeta que predica en el desierto, el alcalde de Pungarabato, el perredista Ambrosio Soto Duarte, va denunciando ante quien quiera oírlo que él mismo está amenazado de muerte y es perseguido por los criminales que asuelan la región, porque se niega a pagarles la millonaria cuota que le exigen.

Es verdad que la zona se ha estado repoblando, pero los nuevos avecindados son campesinos que bajan de la sierra al llano huyendo de los criminales que los han despojado de sus tierras para sembrar amapola y de paso aprovechar la madera de los bosques abandonados.

De seguro los calentanos esperan que algún día no muy lejano el secretario de Gobernación vaya a visitar la región, así como lo hace en Acapulco.