Opinión
Ver día anteriorJueves 28 de julio de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Elecciones en EU: coyuntura excepcional
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ras la nominación oficial de Hillary Rodham Clinton en la Convención Nacional Demócrata la noche del martes, se encuentran ya definidas las candidaturas de los dos partidos nacionales a la presidencia de Estados Unidos, después de que el jueves 21 el magnate inmobiliario Donald Trump aceptó ser el abanderado republicano. El proceso de selección de aspirantes que comenzó el 1° de febrero y concluye hoy con el discurso de aceptación de la ex senadora fue seguido de cerca por los medios y las autoridades mexicanas debido a la importancia central de la nación vecina como primer socio comercial y receptor de migrantes de nuestro país.

Con estas definiciones, la elección presidencial del próximo 8 de noviembre estará teñida por la presencia de un contendiente, Donald Trump, que no sólo ha mostrado inclinaciones intolerantes y xenófobas, sino que es abiertamente antimexicano. En efecto, cabe recordar que durante el anuncio de su intención de contender por la candidatura del Partido Republicano el también conductor televisivo caracterizó a los migrantes mexicanos indocumentados como delincuentes que deben ser expulsados de Estados Unidos y a quienes debe mantenerse fuera mediante la construcción de un muro a lo largo de la frontera compartida con México. Trump refrendó tal propósito al convertirse en el candidato del partido conservador.

En contraste con este endurecimiento de la postura republicana en contra de la inmigración, la contienda interna del Partido Demócrata se caracterizó, de manera previsible, por la búsqueda del llamado voto latino e incluso por la presencia de destacados líderes defensores de los derechos de la comunidad mexicana residente en Estados Unidos. Sin embargo, no debe perderse de vista que la configuración de la política migratoria estadunidense obedece a una diversidad de factores que en los hechos distancian las promesas de campaña de las medidas efectivamente implementadas por los gobiernos en turno.

Como sucede cada cuatro años, la diplomacia mexicana comenzó una serie de acercamientos con los miembros claves de las plataformas de campaña de ambos candidatos para conocer a los eventuales funcionarios de la administración federal estadunidense que entrará en operación en enero de 2017, y expresar las preocupaciones de nuestro país en torno a las distintas propuestas presentadas. Sin embargo, queda claro que se asiste a circunstancias excepcionales por el cariz de marcada hostilidad hacia los intereses domésticos por el candidato republicano.

En la delicada coyuntura que supone la renovación del poder político en la superpotencia vecina, es imperativo que las autoridades mexicanas adopten una postura inequívoca en defensa de los nacionales radicados en Estados Unidos y rechacen cualquier pretensión discriminatoria en contra de la comunidad de origen mexicano.