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México SA

Hacienda se lava las manos

Gasolinazo: causas externas

Videgaray: combustible gratis

A

legraos, mexicanos pagadores, que ya lo dijo la Secretaría de Hacienda: el brutal gasolinazo no es responsabilidad de esa dependencia del Ejecutivo, sino de la oferta y la demanda internacional, de tal suerte que los consumidores nacionales podrán culpar a quien se les ocurra, pero nunca al humilde cuan eficiente grupo compacto del sector financiero público.

Ha sido tal la reacción de los consumidores por los recientes tarifazos y gasolinazos de que han sido víctimas, que Hacienda rápidamente aventó la papa caliente para responsabilizar a terceros invisibles por el aumento al precio de los combustibles (6 por ciento en dos meses), como si éstos tuvieran vela en la elaboración de la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos.

Ayer, el jefe de la unidad de política de ingresos tributarios de esa dependencia, Rodrigo Barros, aseguró que no se trata de una política agresiva, e intentó dar una explicación (expiatoria, desde luego) por el gasolinazo que entrará en vigor el próximo lunes: el incremento (al precio) de las gasolinas no es resultado de una medida administrativa, sino del propio incremento en los precios de referencia internacionales. Y listo. Entonces, cualquier reclamo deberá hacerse en la representación diplomática que seleccione cada uno de los irritados consumidores.

Es bueno saberlo, porque antes del más reciente gasolinazo la creencia popular apuntaba a la Secretaría de Hacienda como única responsable de los precios y tarifas del sector público, y la que incluyó en el paquete económico que anualmente el gobierno en turno presenta al Congreso el mecanismo de precios máximos y mínimos para las gasolinas y el diésel, todo ello, claro está, como parte de la reforma energética que bajará los precios de los combustibles (EPN dixit).

Los organismos de seguridad del Estado deberán estar atentos a las acciones de esos cínicos terceros invisibles –a los que Hacienda responsabiliza de alterar no sólo los precios, sino la paz pública–, porque de acuerdo con la versión oficial aquellos tienen capacidad de meter la mano donde quieran, ante la mirada ausente del ministro del (d) año y los legisladores, e imponer un mecanismo de aumento interno de precios totalmente desconocido por el gobierno (según dicen). Hacienda, pues, culpa a otros, a manos ajenas, pero de cualquier suerte para 2016 estima embolsarse alrededor de 220 mil millones de pesos por impuestos a la gasolina.

Por cierto, una pista para encontrar a los terceros invisibles aparece en el proyecto de Ley de Ingresos que Luis Videgaray presentó al Congreso, allá por septiembre del año pasado, en el que se lee lo siguiente: se considera que durante 2016 la regulación sobre precios máximos al público de los combustibles será establecida por el Ejecutivo federal (léase Peña Nieto y su gabinetazo) de acuerdo con lo previsto en las disposiciones transitorias a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios que se proponen a esa soberanía y con la evolución esperada para los precios de referencia de estos combustibles. El Ejecutivo federal deberá enviar a las comisiones de Hacienda y Crédito Público, y de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, un informe detallado del mecanismo para fijar los precios de las gasolinas, gas y energía eléctrica. Y la firma que aparece en el documento oficial corresponde a (¡sorpresa!) Enrique Peña Nieto.

En fin, mientras los encuentran (también son responsables de robarse el crecimiento, el bienestar social del país y muchísimo más), el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que si bien la actividad económica del país continúa en terreno positivo, impulsada principalmente por las actividades terciarias, se han presentado indicios que sugieren que el ritmo de crecimiento económico podría ser menor durante el segundo semestre del año.

De acuerdo con las más recientes estimaciones, en el segundo trimestre del año el producto interno bruto creció a un ritmo menor que en el primero, y los pronósticos de organismos internacionales e institucionales nacionales apuntan a que tal crecimiento será menor que el de 2015, el cual tampoco fue para presumir.

El CIEN detalla que el Indicador Global de Actividad Económica presentó un incremento acumulado de 2.5 por ciento durante los primeros cinco meses del año, cifra superior al 2.2 observado durante el mismo período de 2015. Lo anterior se debe a que las actividades terciarias acumularon un crecimiento de 3.6 por ciento, mientras que la tasa de crecimiento de las actividades primarias fue de 1.4 y el de las secundarias, cuyo desempeño ha ido a la baja, de apenas 0.7.

La desaceleración de la actividad industrial mexicana es reflejo de varios factores, tales como la caída en el precio del petróleo. Esta variable impactó negativamente a la industria extractiva, la cual forma parte del sector minero que desde la segunda mitad de 2014 enfrenta una severa crisis. Además, otro elemento que ha contribuido significativamente en la pérdida de vigor del sector secundario son los resultados poco favorables de la industria manufacturera, en particular de las exportaciones.

Al revisar el desempeño de la balanza comercial de nuestro país se aprecia que durante los primeros seis meses del año en curso las exportaciones totales exhibieron una caída anualizada de 5.1 por ciento. Destaca el hecho de que las exportaciones manufactureras, que representan alrededor de 90 por ciento del total de bienes vendidos al extranjero, presentaron una disminución acumulada de 3 por ciento en donde la industria automotriz (la gran apuesta del gobierno peñanietista) se ubicó también en terreno negativo al mostrar una reducción de 3.5 por ciento durante el primer semestre de 2016.

El CIEN también advierte que el mercado laboral no reporta avances significativos. Los empleos generados resultan poco eficientes para la generación de valor y sus remuneraciones son insuficientes. Lo anterior se puede inferir debido a que alrededor de 90 por ciento del personal desocupado cuenta con experiencia laboral previa que le permitiría llevar a cabo tareas especializadas, pero, al no existir fuentes de trabajo que requieran de dichos conocimientos, el personal tiende a subemplearse.

Las rebanadas del pastel

Lo mejor del gasolinazo es que ni el inquilino de Los Pinos ni el Secretario de Hacienda (más su equipo) sufren por el precio de la gasolina, por la simple razón de que sus consumos se los pagan los mexicanos.

Twitter: @cafevega