Opinión
Ver día anteriorLunes 1º de agosto de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Sin máscaras
E

l enredo que producen las autoridades para esconder bajo la alfombra el horror y sus torpezas aumenta la confusión… y el peligro. Lanzadas al despeñadero, nos quieren hacer caer en él junto con ellas.

Se presentó con bombo y platillo el nuevo modelo educativo. El secretario de Educación y el presidente actual de la Conago, Gabino Cué, proclamaron que constituye la esencia de la reforma educativa. ¿Ahora, tres años después? ¿Por qué lo esencial se mantuvo en secreto y no se sometió a debate antes de hacer la ley e implementar la reforma?

Poco después Gabino Cué contagió su súbita pasión por el nuevo modelo a los gobernadores, quienes cumplieron al pie de la letra las instrucciones que transmitía. Aplaudieron sin reservas el documento… aunque no habían tenido tiempo de leerlo.

Dijo Cué que se trataba de un documento acabado. Usó la primera acepción de la palabra: perfecto, completo. No recurriría jamás a la segunda acepción, que es en realidad la que debe aplicársele: malparado, destruido, viejo, enfermo…

El Presidente lo contradijo de inmediato. Explicó que se trataba de un documento preliminar. No es una decisión impuesta, ni es este modelo impuesto y decir: esto es lo que se va a enseñar. Al contrario, estamos por armarlo. Se ha presentado un trabajo preliminar para ser discutido, para ser debatido. Confesaba así que aún no logran aclararse cuál es la esencia de la reforma.

Aun así, el subsecretario Miranda subordinó el diálogo al modelo: Los demás temas se arreglarán en la medida en que se comprenda el modelo educativo. El modelo se discutirá en foros a modo. Mientras, la CNTE y todos nosotros debemos empeñarnos en comprenderlo. Nos dejarán ponerle moños y notas de pie de página, pero debemos rendirnos, aceptando la reforma educativa y su modelo, para que se puedan negociar detalles, como las injusticias y arbitrariedades cometidas para imponerla.

La reforma estaba incluida en el Pacto por México; todos los partidos políticos se hicieron sus cómplices. López Obrador, sin embargo, dijo que la rechazaba y coqueteó con la CNTE; parecía que se distanciaba de ese consenso. Pero no fue por mucho tiempo. El 14 de julio se deslindó del movimiento. No consideró viable ni conveniente abrogar la reforma educativa; propuso una mera reforma de la ley para quitarle sus aristas más dañinas. Usó ahora la misma frase que aplicó años atrás al neoliberalismo: quitarle sus aristas más dañinas. Como los llamados gobiernos progresistas del sur, no planteó entonces abandonar el horror neoliberal: bastaría hacerlo más digerible para la gente… No cabe llamarse a engaño: representa, en relación con la reforma educativa o las políticas neoliberales, más de lo mismo.

Todas las máscaras están cayendo. Gestos y desfiguros con la reforma educativa revelan la clase de funcionarios que padecemos, su comportamiento insoportable. Esos funcionarios ensayaron en Tuxtla una variante de Nochixtlán y mostraron lo que son en la masacre de Chamula. Debemos aumentar ese nombre a la larga lista, la de Ayotzinapa, la guardería ABC, Acteal, los feminicidios de Juárez, Nochixtlán, la interminable acumulación de muertos y desaparecidos...

En Chamula no fueron unos cuantos. No murieron solamente autoridades corruptas. Hubo muchos más; las comunidades se llevaron sus muertos y heridos. Y todo Chamula sabe bien quiénes fueron, cómo y por qué se realizó la masacre. Es difícil contener la indignación ante lo ocurrido.

La banda criminal que ocupa las estructuras de gobierno y las pone al servicio del capital pierde ya la paciencia. Presiona el cártel empresarial para acabar la resistencia. Y los gobiernos recurren a todas las variantes de la estrategia contrainsurgente: la fuerza letal de policías o paramilitares, unas veces; otras una casta indígena, como la que forjó el PRI en Chamula, que por ella fue llamada comunidad revolucionaria institucional.

No van a encontrar a un pueblo pasivo y descuidado. Al contrario. La resistencia adquiere cada día mayor consistencia y sentido. Rap, corridos, décimas, grafitos, danzas y mil formas de solidaridad creativa y radical están dando expresión popular y profunda a lo que los artistas sienten en los pueblos, en los barrios, entre la gente. No son mera caja de resonancia: tienen la antena levantada para detectar lo que se viene.

Y lo que se viene es cada vez más claro… aunque es imposible anticipar las formas que tomará. No es ya mera resistencia. Hay un contenido rebelde. El no a la reforma, crecientemente compartido, se combina ahora con otros muchos rechazos, con el descontento general. Se estrechan lazos, se tejen acuerdos, se plasma una articulación cada vez más eficaz de las fuerzas de abajo, de las organizaciones de base, de los pueblos y sus autoridades, de la gente común. Deslumbran algunos gestos de imaginación al verlos tomar sus caminos, enfrentados a todas las clases políticas, a todos los partidos, al capital. Se organizan, pues, como nos exige una y otra vez el subcomandante Moisés.