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Realizan análisis estadístico de conflictos armados y desastres naturales entre 1980 y 2010

El cambio climático eleva el riesgo de guerras, alertan investigadores

Los fenómenos ambientales tienen un potencial de perturbación que parece concretarse de manera particularmente trágica en sociedades con fuerte división étnica, señala coautor del estudio

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Gobierno y ecologistas de Sri Lanka trabajan para proteger miles de hectáreas de bosques de manglares, que ayudan a mitigar los efectos del calentamiento global y a reducir el impacto de los desastres naturales, como los maremotosFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 2 de agosto de 2016, p. 2

Ondas cálidas, sequías y otros eventos de clima severo incrementan el riesgo de que estallen guerras en el mundo, advierten científicos.

Los investigadores llevaron a cabo un análisis estadístico del estallido de conflictos armados y desastres naturales relacionados con el clima entre 1980 y 2010.

Sus hallazgos –que casi uno de cada cuatro conflictos en países con divisiones étnicas coincidieron con calamidades climáticas– sugieren que la guerra debe añadirse al catálogo normal de problemas cuya causa probable es el calentamiento global, como la elevación del nivel del mar, la pérdida de cultivos, la escasez de agua y las inundaciones.

Ambientalistas han advertido antes que si las temperaturas se elevan en forma significativa en el próximo siglo, vastas zonas del planeta podrían volverse inhabitables, lo cual obligaría a millones de personas a emigrar, y ello aumentaría notoriamente el riesgo de conflictos.

Sin embargo, la nueva investigación, realizada por académicos en Alemania, descubrió que ya existe un nexo estadístico entre los estallidos de violencia que cunden y los eventos climáticos extremos.

El doctor Carl Schleussner, del Instituto Potsdam de Investigación sobre el Impacto del Clima, señaló: “Los desastres naturales relacionados con el clima tienen un potencial de perturbación que parece concretarse de manera particularmente trágica en sociedades que presentan división étnica.

Los desastres no desencadenan el conflicto, pero pueden acentuar el riesgo de que estalle un conflicto arraigado en circunstancias específicas. Por intuitivo que esto parezca, ahora podemos mostrarlo con solidez científica, sostuvo.

Controversia

La idea de vincular el conflicto con desastres naturales ha suscitado controversia. Por ejemplo, algunos estudios anteriores que compararon las guerras con la temperatura no encontraron un vínculo.

Sin embargo, para este estudio, descrito en un documento en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, los investigadores usaron datos de la firma internacional de reaseguramiento Munich Re.

Esa información se combinó con otra relativa a conflictos y un índice empleado para cuantificar el grado de fragmentación étnica de un país.

A escala global se encontró una tasa de coincidencia de nueve por ciento entre el estallido de conflictos armados y desastres naturales como sequías y ondas cálidas. Pero en países con fuerte división étnica, la cifra se elevó a 23 por ciento.

El doctor Jonathan Donges, quien coescribió el documento, expresó: “Nos ha sorprendido la extensión en que sobresalen los resultados de los países con fragmentación étnica en comparación con otros rasgos nacionales como historial de conflictos, pobreza o desigualdad.

Creemos que la división étnica podría ser una línea predeterminada de conflicto cuando golpean elementos de tensión adicionales, como los desastres naturales, lo que hace a las naciones multiétnicas particularmente vulnerables al efecto de tales desastres.

Focos rojos

El documento indicó que muchos países africanos y centroasiáticos figuran entre los más fragmentados en ese aspecto y son focos rojos potenciales de riesgo de estallido de conflictos armados.

Los modelos climáticos también sugieren que esas zonas podrían esperar un incremento sustancial en el peligro de eventos extremos.

Las proyecciones de riesgo de conflicto a escala global de aquí al año 2050 indican que esas regiones se ven particularmente amenazadas, lo cual ilustra la importancia de nuestros hallazgos en el contexto de la prevención y desarrollo de conflictos, señala el documento.

Análisis recientes de las consecuencias sociales de las sequías en Siria y Somalia indican que esos eventos climatológicos podrían haber contribuido a los brotes de conflicto armado o a conflictos sostenidos en ambos países. De manera similar, una sequía prolongada podría haber contribuido negativamente a los conflictos actuales en Afganistán.

Una mayor desestabilización en el norte de África y el Levante podría tener efectos extendidos al desencadenar flujos de migración hacia naciones vecinas y destinos remotos, tales como la Unión Europea, agrega el estudio.

El documento enfatiza que la causa de raíz de estos conflictos es específica de cada caso, pero advirtió que los desastres naturales tienen el potencial de amplificar las tensiones sociales existentes y, por tanto, desestabilizar aún más varias de las regiones más conflictivas del mundo.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya