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México SA

De gasolinazos y tarifazos

¿Quién autoriza y ejecuta?

Preguntar por Videgaray

E

n aras de cuidar la imagen –algo por demás imposible– de Luis Videgaray, el flamante director de la Comisión Federal de Electricidad, Jaime Hernández Martínez, se estrenó con un galimatías para no ofender al prócer: ¿por qué aumentaron nuevamente las tarifas eléctricas?, le preguntaron, y él ágilmente respondió: sin la reforma energética el impacto en las variaciones en los precios de los combustibles serían aún mayores.

Algo similar sucedió con los recientes gasolinazos (6 por ciento de incremento en dos meses), aunque los altos funcionarios de Pemex, más curtidos en estas artes que el recientemente ungido en CFE, simplemente regresaron la pelota: aquí no es donde debe preguntar.

Y en efecto, allí no es, como tampoco en la CFE, porque ninguna de las dos empresas ahora pomposamente denominadas productivas del Estado determina cuándo y en qué proporción aumentan los precios de los combustibles y/o las tarifas eléctricas.

¿Dónde, pues? En la Secretaría de Hacienda, cuyo titular, el afamado Luis Videgaray (“ministro del –d– año, aunque los lectores proponen que el término exacto es del caño, pues por allí se ha ido todo), no sólo se encarga de tales tareas sino que participa (preside, en los hechos) los consejos de administración de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, con lo que es juez y parte a la vez.

El ministro aumenta precios y tarifas, recorta los presupuestos de Pemex y CFE, decide qué, quién se queda y cómo, pero al mismo tiempo cada día exige a las ex paraestatales que enteren más y más recursos a la Secretaría de Hacienda.

El esquema tarifario vigente es resultado de una foxada y una calderonada, que ahora es ratificada por la vía de una peñada, y los tres tristes tigres en sus respectivas campañas electorales prometieron reducir los precios de los combustibles y las tarifas eléctricas, con los resultados por todos conocidos y, sobre todo, padecidos.

Así es. En enero de 2002, los entonces secretarios de Hacienda, Francisco Gil Díaz, y de Energía, Ernesto Martens, presentaron en sociedad el nuevo esquema tarifario de la CFE, el cual –según dijeron– no se trataba de un aumento, sino de una reducción del subsidio, lo que permitiría ingresar al erario 10 mil millones de pesos adicionales.

Pero el engrudo se les hizo bolas: no supieron explicar de qué se trataba, al tiempo que fue tal el rechazo generalizado que al final de cuentas ya hablaban de sólo 5 mil millones de pesos. El hecho, sin embargo, es que una vez más los consumidores fueron pasados a cuchillo y se institucionalizó el acuerdo que autoriza el ajuste, modificación y restructuración a las tarifas para suministro y venta de energía eléctrica y reduce el subsidio a las tarifas domésticas.

Con tal medida se liberarán recursos públicos para atender la creciente demanda de energía eléctrica, cuya generación, por aquel entonces, era responsabilidad, en 40 por ciento, del sector privado. Y las tarifas subieron, subieron y por lo visto seguirán subiendo.

El flamante director de la CFE repitió el estribillo de su antecesor –quien ahora despacha en el PRI–, en el sentido de que llevábamos 18 meses de reducciones en las tarifas, de tal suerte que en el balance los consumidores salen ganando. Pero como comentamos en este espacio, tal balance es robustamente negativo para los consumidores, porque desde la puesta en marcha del citado acuerdo se acumularon alrededor de 170 meses de aumento permanente y sustancial en las tarifas eléctricas. Y ahora van dos al hilo: julio y agosto.

Y fue Fox, en 2003 con los llamados contratos de servicios múltiples para la cuenca gasífera de Burgos (en ese entonces Calderón fungía como secretario de Energía), quien abrió de par en par las puertas para que el capital trasnacional –el español, predominantemente– entrara al jugoso negocio del gas natural, porque, decía, con esa estrategia México no sólo sería autosuficiente en ese combustible, sino que en unos pocos años se convertiría en una verdadera potencia exportadora.

Pero, ¡sorpresa!: con la llegada del gobierno peñanietista, el nuevo secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, reconoció que en realidad México se convirtió en importador neto de… gas natural.

Al igual que Enrique Ochoa Reza, cuando anunció el tarifazo de julio, ahora el nuevo director de CFE, aduce razones de altos precios de los combustibles utilizados por la empresa a su cargo para justificar el segundo incremento al hilo.

Sin embargo, como comentamos por esos ayeres, y de acuerdo con la estadística oficial (de la Secretaría de Energía en este caso) el precio por metro cúbico de combustóleo pesado cerró en mayo pasado (el dato más reciente) en 2.71 pesos, frente a 3.37 pesos en enero de 2016 y 5.65 pesos en julio de 2015.

Y por lo que toca al gas natural, la misma estadística señala que de enero a mayo de 2016 la Comisión Federal de Electricidad redujo su consumo en más de 25 por ciento, de tal suerte que tampoco habría de dónde agarrarse –salvo de lo fiscal– para sustentar el aumento de tarifas eléctricas. Lo que sí avanza, y sostenidamente, son los pagos pactados en los contratos leoninos firmados por el gobierno (el de antes y el de ahora) y las trasnacionales del ramo eléctrico que se han convertido no sólo generadoras de electricidad, sino en amas y señoras del sector.

Entonces, afirmar que de cualquier suerte el destrozado consumidor ha salido beneficiado es jugar con ácido. Fox encendió el vehículo, Calderón aceleró a fondo y ahora Peña Nieto se ha estrellado contra el mismo muro que prometió desaparecer por medio de la reforma energética. Y lo mismo con el precio de los combustibles: el compromiso notariado fue bajar los precios.

Entonces, para la memoria queda aquel compromiso electoral: tú lo has visto a lo largo de esta campaña y la gran mayoría de la gente me dice: oiga, ya no me alcanza. No le puedo dar a mi familia todo lo que necesita, porque no me alcanza, simplemente. A las familias mexicanas les llega un recibo de luz que se ha ido encareciendo en los últimos años. Con la reforma energética voy a bajar el costo de la luz eléctrica. Les va a llegar el recibo de luz por menos. Y ese es un compromiso que he hecho con todos los mexicanos. Se trata de que cada familia mexicana sienta los beneficios de un buen gobierno día a día (EPN dixit).

Las rebanadas del pastel

Uno sube, otro baja: billete verde a 19.20 micro pesos; barril de exportación, 33.62 dólares.

Twitter: @cafe-vega