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Los fantasmones de Javier Corral
E

l ex presidente Felipe Calderón se pasea por el país como si nada. Se le ha visto en aviones comerciales, en foros televisivos y en fiestas de cumpleaños. Lo anterior no se debe a su popularidad, sino a la impunidad y el cinismo que impera en la clase política. Otros personajes repudiados por los mexicanos hacen lo mismo e incluso departen entre ellos en fiestas, como reveló hace unos meses el Periscope de Xóchitl Gálvez. Calderón anda suelto y hablantín, y un compañero de partido, otrora crítico de su autoritarismo, está por invitarlo a su toma de posesión como gobernador de Chihuahua.

No es secreto para nadie que Javier Corral Jurado ha manifestado su simpatía por la precandidatura de Margarita Zavala para las elecciones presidenciales de 2018. Durante un mitin de su propia campaña a la gubernatura expresó así su adhesión a la ex primera dama: Margarita es la mejor esperanza con la que ahora contamos en el panismo del país. Lo dijo frente a Calderón en Cuauhtémoc, Chihuahua, el municipio donde más desaparecidos ha habido en el país desde que se inició la infinita guerra contra el narco. En ese acto, el ahora gobernador electo de Chihuahua no solamente le dio la más cordial bienvenida a Calderón, sino que defendió su gestión y se asumió como parte de ella. Llamó a reflexionar sobre el significado de la presencia de su correligionario. Preguntó si el PRI tendría el valor de presentar públicamente a un ex mandatario. Nosotros tenemos como activo a nuestro ex presidente, dijo, y presumió que México había vivido los mejores momentos de los pasados 15 años con Felipe Calderón. Con las siguientes palabras se alineó con la política de guerra interna del controvertido personaje: “Nosotros combatimos al narcotráfico, no negociamos con él. Y fuimos nosotros (digo ‘nosotros’ como Acción Nacional en el gobierno de Felipe Calderón) los que opostamos por el estado de derecho y optamos por combatir al crimen organizado y la delincuencia”.

Esta declaración inquieta debido a lo que podría representar para el estado durante el siguiente lustro en el que Corral gobernará el ya de por sí vejado y desvalijado estado de Chihuahua. La voracidad y la corrupción de César Duarte, el gobernador saliente, concitó el repudio al PRI en las urnas. La debacle electoral de ese partido alcanzó a varios estados, pero en Chihuahua la derrota priísta vino a oxigenar el cadáver político en que se había convertido el PAN. Esto se debió en parte a la legitimidad que la alianza con un sector de la sociedad civil dio a la candidatura de Corral.

Pero Felipe Calderón no es el único fantasmón en el elenco de Corral. Hace unas semanas dio a conocer a su equipo de transición, en el cual figuran integrantes del grupo político alguna vez conocido como la Familia Feliz. A la cabeza está el ex gobernador Francisco Barrio Terrazas, y también figura el ex alcalde de Juárez Ramón Galindo Noriega, hombre irascible e intolerante que no dudó en descalificar a dos regidoras de su partido con epítetos misóginos. El también ex senador se batió a golpes con la bancada perredista durante la batalla en San Lázaro para imponer a Felipe Calderón en 2006. Otra integrante es Alejandra de la Vega, heredera de una familia empresarial de prosapia priísta. De la Vega estuvo al frente de la mesa de seguridad que ha promovido una visión policiaca y militarista de la problemática de Ciudad Juárez. La empresaria y su esposo, Paul Foster, uno de los hombres más acaudalados de Texas, son contribuidores del Partido Republicano.

La alianza de Corral con un grupo de organizaciones oscilantes entre centroderecha y centroizquierda fue clave para su victoria. Sin embargo, parece que este respaldo no tuvo otro objetivo que llamar a cuentas a Duarte. La presencia de la alianza en el equipo de transición está muy desdibujada. Por otra parte, el gobernador electo no ha sido específico sobre la manera en que intentará combatir el rezago en temas sociales, sobre todo en Ciudad Juárez, donde se concentra 60 por ciento de la población del estado y la desigualdad social se ve acentuada por la inequidad presupuestaria. En los meses recientes, los obreros de las maquiladoras han tomado las calles para denunciar los bajísimos salarios y las alarmantes condiciones de vida que enfrentan quienes trabajan en la actividad dominante en esa ciudad fronteriza.

Sin embargo, poco o nada hará el gobierno de Corral, pues difícilmente se atrevería a desafiar los intereses de ese sector de la economía. El cartel maquilador articula a las élites locales con los intereses trasnacionales de una manera tan orgánica, que resulta intocable. Históricamente, sin distinción partidaria, los notables juarenses se han beneficiado de la derrama económica mediante la construcción de parques industriales y la especulación inmobiliaria que ha generado decenas de fraccionamientos fantasmas. Algunos de los beneficiarios de este modelo generador de pobreza y vulnerabilidad figuran ahora en el equipo de transición de Corral Jurado.

Sobre cómo se conducirá el nuevo gobernador, para muestra basta un botón. Hace unos días Corral nombró a Juan Manuel Escamilla León jefe de su equipo de seguridad personal. Capitán retirado del Ejército, Escamilla León ha sido cuestionado por la prensa local debido a sus antecedentes. Jaime García Chávez, uno de los líderes sociales que promovieron la candidatura del panista, solicitó a Corral que revocara el nombramiento. El también abogado denunció que cuando Escamilla León fue jefe de escoltas de Patricio Martínez, agredió a grupos que denunciaban el feminicidio. García Chávez mismo fue víctima de agresiones físicas del ex militar. Además, Escamilla León fue detenido en 2010 por abuso de autoridad y tortura en hechos derivados de su gestión al frente del Grupo Delta de la policía municipal de Ciudad Juárez. En 2005, el ahora jefe de escoltas de Corral también encabezó un operativo en Plazuela de Acuña, en el que la policía allanó y ejecutó a una familia que presuntamente había asesinado a un policía. Ante los señalamientos, Corral salió a defenderlo y aseguró haberlo investigado al revés y al derecho. También dijo tener la certeza de que Escamilla es un hombre que se ha conducido con honorabilidad.

Esta decisión no parece ser una torpeza del virtual gobernador, sino un acto que prefigura un estilo de gobernar. No extraña, viniendo de alguien que considera a Felipe Calderón –para muchos un prófugo criminal de guerra– un activo político de su partido.

* Premio de Literatura de Chihuahua 1995. Su más reciente novela es Garabato