Opinión
Ver día anteriorLunes 8 de agosto de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Para desafiar la sumisión cultural
R

evisar la literatura mexicana visible, la que se autoadjudicó el canon y lo administra impunemente, produce la misma sensación de irrealidad que los grandes malls: burbujas que nada tienen que ver con el mundo real y en las que todo tiene un precio más alto de lo que vale. Entre el tedio y la decepción, uno sanamente ha de buscar en otra parte. No sé cuánto importan la vida o la ideología de determinado autor con relación a su obra, pero la esfera de puestos, becas, premios, obras reunidas, academias y antologías de autopromoción lo deja a uno con una abrumadora sensación de güeva que aumenta cuando se intenta leer sus productos. Nunca antes la casta intelectual y el PRI habían sido tan idénticos. Y tan insulsos. Poder y bonanza, desdén al pueblo y los que lo acompañan, izquierdafobia al grito de soy de derecha y qué. Su arrogancia es inédita, por eso les gusta Aurelio Nuño. Son distintos de los patriarcas que tanto veneran. Paz, Fuentes, Monsiváis, hasta los Contemporáneos, conocían y ejercían su responsabilidad social.

Fuera de la arena oficial, más establishment que nunca, pasan por supuesto muchas cosas estimulantes y novedosas. El país está en ruinas, pero la naftalina sólo anida en la oligarquía; la literaria al menos lleva la lista de sus creadores, árbitros y cómplices. Su descaro les merece agudos críticos de su crítica, su ética y su estética. Como últimamente se está calentando la escena, por fin, el establecimiento se ve obligado a enseñar sus cartas. Y, ¡oh, el rey va desnudo!

Uno de los principales animadores del debate es Heriberto Yépez, que lleva años creando y descreyendo, choreando para la banda y desafiando a sus señorías y señoritos. Muy a tono con el siglo, construyó una primera persona ágil, cibernética y bilingüe: I define myself as a post-Mexican writer, a post-national writer in general. I was made in Tijuana. I am a persona non grata for, at least, two literatures. The purpose of my writing is to destroy myself including everything. (Para leer sus escritos más recientes, Border Destroyer, https://borderdestroyer.com/about-2/) Evita editores, instituciones y colegas; no busca reseñas, alianzas, renombre. Todo ello impide que la escritura tome nuevos contenidos y estructuras. Escritor anarcomunista de Tijuana, emplea Internet para detener el avance del neoliberalismo cultural. De esta praxis guerrillera emergen mis teorías y formas. Fronterizo (mi campo de batalla, desde mis inicios, ha sido trasnacional), es de los pocos que confrontan, bajo un relativo ninguneo, al crítico más importante (como lo anuncian sus editores) Christopher Domínguez Michael, a otras personalidades de la contrainsurgencia intelectual y al aparato cultural de la dictadura nacional.

El gobierno está creando una falsa literatura mexicana. Escritoras y escritores que saben que su obra no podría sostenerse por sí misma, consecuentemente se hacen cómplices del gobierno para crear una imagen artificial de la importancia de su literatura personal y la literatura nacional. Señala: “Cuando algunos criticamos que funcionarios y escritores convenientes crearon listas oficiales de narradores y poetas para promoverlos aquí y en el extranjero, los incluidos alegaron que teníamos ‘envidia’, que nuestra crítica se debía a que también ¡deseábamos volvernos la literatura del gobierno de Peña Nieto!”

Yépez habla del colapso crítico de la literatura mexicana, a la cual encuentra en un estado vergonzoso de sumisión. Para defenderla en este momento hay que estar contra la literatura mexicana oficial. Considera que mafias como Letras Libres y Nexos son el brazo letrado del gobierno en turno.

Desde el inicio de mi escritura, yo le declaré la guerra a la literatura mexicana y creo que cada año, conforme me hago más viejo, me radicalizo más, escribe el poeta, crítico y experimentalista: Al pensar en grupos radicales no pienso en Fluxus sino en lxs Black Panthers y el EZLN. Creo que esos son los modelos interesantes, las verdaderas vanguardias culturales de la época reciente. Aconseja a los jóvenes abandonar la literatura mexicana y leer otras. La mexicana no posee las claves para escribir literatura innovadora o profunda en este momento. ¡Chúpale, pichón!