La realidad virtual no sólo permite cazar pequeños monstruos por las calles. Gracias a esos avances tecnológicos, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) trabajan en una opción para rehabilitar a personas con discapacidad derivada de un daño neurológico, como un accidente cerebrovascular (ACV) o la enfermedad de Parkinson.

Se trata de un proyecto de neurofisiólogos e ingenieros del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de esa casa de estudios, que utiliza la tecnología de sensores de movimiento del Kinect, de la consola de videojuegos Xbox, para apoyar a esos pacientes.

Ana María Escalante, responsable del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Aplicaciones Interactivas para la Neuro-Rehabilitación (LANR) de ese instituto, señaló que hay dos ventajas de este desarrollo: que los pacientes no tendrán que trasladarse hasta los centros de salud para recibir las terapias de rehabilitación y podrán hacerlo desde su casa, con el apoyo virtual de estas herramientas y con la guía de los terapeutas, y que los especialistas podrán atender en los lugares de rehabilitación no sólo a una persona, sino a varias al mismo tiempo.

Estadísticas nacionales indican que en 2010 las enfermedades cerebrovasculares ocuparon la sexta causa de muerte. Información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía muestra que de 633 mil 641 defunciones en ese año en el país, 33 mil 166 fueron por esa causa.

A escala mundial se calcula que la edad promedio en la que se sufre un ACV es a los 73 años, aunque se reporta que 20 por ciento lo presentó antes de cumplir 20 años. Alrededor de 10 millones de personas en el mundo han padecido un ataque de esta naturaleza cada año. Los datos muestran que 20 de cada 100 que lo ha sufrido muere en el transcurso del siguiente mes, 75 por ciento de quienes sobreviven tienen secuelas de por vida y 33 por ciento se vuelve totalmente dependiente de otros.

Los síntomas más comunes entre quienes han sufrido un ACV es la pérdida súbita de fuerza muscular en los brazos, piernas o cara; entumecimiento de esas mismas partes del cuerpo; confusión y dificultad para hablar o comprender lo que se dice; problemas visuales en uno o ambos ojos; dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación; dolor de cabeza intenso por causas desconocidas, y debilidad o pérdida de conciencia.

La encargada del LANR resaltó que para lograr la recuperación de estos pacientes se necesita que la rehabilitación se dé lo más pronto posible, pues en el país el número de casos ha crecido y se ha generado saturación de pacientes. Muchas veces el enfermo es recibido por primera ocasión tres u ocho meses después de ocurrido el evento.

Esta herramienta es un complemento a la terapia tradicional (que es presencial e incluye movimientos de coordinación, cargar cosas, entre otras), a fin de que desde un lugar cómodo para los pacientes, a distancia o en grupo, los especialistas puedan atenderlos. Se trata de una especie de videojuego que irá de menor a mayor complejidad, a fin de que los afectados recuperen las funciones motrices tras la lesión neurológica.

La tecnología desarrollada por los universitarios incluye también un guante para trabajar la flexión y el tacto, el cual tiene sensores en las yemas de los dedos y otros que detectan cuando al paciente se le entume la mano, así como un visor de realidad virtual para la ejecución de ejercicios de cabeza y cuello. Dos de los tres desarrollos ya tienen registro de derechos de autor.

Escalante indicó que actualmente se encuentran en la etapa de desarrollo de prototipos del software y hardware y en breve se iniciarán las pruebas con personas no necesariamente enfermos, para recibir observaciones. Posteriormente se harán los ajustes para pasar a las pruebas clínicas. Estamos buscando financiamiento para dar el siguiente paso.

El LANR surgió hace apenas un año con la promoción decidida de Herminia Pasantes y Marcia Hiriart, investigadora emérita y directora del IFC, respectivamente.