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México SA

EPN-Videgaray: 4-0

¿Futuro promisorio?

Ofertas incumplidas

C

ercano ya el comienzo formal de su quinto año de estancia en Los Pinos, el gobierno peñanietista canceló cualquier posibilidad de honrar su palabra (el futuro promisorio ofrecido a los mexicanos aquel primero de diciembre de 2012), y a estas alturas lo único que puede prometer –con todas las reservas del caso– es un escenario conservador en materia económica, con ganas de empeorar.

La realidad, siempre cruel y cabrona, permanentemente le ha pasado la factura al alegre equipo de tecnócratas que aseguraba saber gobernar, y de aquel futuro promisorio no queda siquiera el discurso. En tres semanas más, el presidente Peña Nieto entregará al Congreso su paquete económico para 2017 –el número cinco desde que se instaló en la residencia oficial–, y desde ahora la lectura es que si la situación es actualmente mala, el próximo año será peor.

A estas alturas el marcador es por goliza, 4-0 (cuatro años de gobierno, cero logros), y de este balance no puede zafarse el ministro del (d) año, Luis Videgaray, quien ayer en Monterrey adelantó que el de 2017 será un presupuesto de egresos que parta de un escenario conservador en materia de precios de petróleo, tasas de interés y crecimiento económico; creemos que, dados los riesgos que representa la economía internacional, debemos ser muy prudentes (léase: vamos directo al 5-0).

Por ley, el gobierno federal está obligado a entregar su paquete económico (Criterios de Política Económica, propuesta de Ley de Ingresos, Miscelánea fiscal, Presupuesto de Egresos de la Federación) al Congreso a más tardar el 8 de septiembre, y en este contexto el ministro reconoció que en esa fecha se conocerán en detalle ajustes y recortes que pudiera haber para el próximo año (5-0, pues).

Así, de aquel entusiasta mensaje original (serenos mexicanos, que con las reformas estructurales de inmediato nos vamos al primer mundo), el desinflado gobierno peñanietista ahora no puede más que ofrecer un escenario conservador, con todo y reformas estructurales.

Cómo olvidar el arranque sexenal, cuando, además del siempre alegre discurso del inquilino de Los Pinos, destacaban las presentaciones de Luis Videgaray, quien se pavoneaba: es innegable que hay un gran optimismo en torno al futuro de México, pero también, como dijo el presidente Enrique Peña Nieto, éste es apenas el principio, y los mexicanos tenemos ahora la oportunidad de, con nuestro trabajo, con nuestra capacidad, construir los cambios que México necesita y merece construir un mejor futuro (10 de enero de 2013).

Un día sí y el siguiente repetía el numerito, con un añadido en cada ocasión. Incluso llegó a decir que México se distingue como un país con un futuro promisorio (21 de marzo 2013), por las reformas que se requieren y los cambios en la política económica que reclama el mayor crecimiento, y que estén a la altura de la oportunidad que sin duda tenemos por nuestras características geográficas, de recursos materiales, de recursos humanos y de recursos naturales.

Pero el futuro promisorio devino escenario conservador, y cuatro años después el gobierno peñanietista registra uno de los peores resultados en materia económica de las últimas tres décadas. De hecho, si sus promesas se hubieran hecho realidad la economía nacional estaría creciendo a una tasa anual promedio de 3.7 por ciento, la cual es insuficiente para dejar atrás el letargo, pero sin duda es muchísimo mejor que la hasta ahora registrada (1.9 por ciento como promedio anual).

Lo cierto es que el ministro y sus muchachos no han dado una, especialmente en materia de pronósticos. Para el primer año de gobierno peñanietista estimó un crecimiento de 3.5 por ciento porque, decía, hay certeza en la economía nacional, especialmente en un momento en que prevalecen un grado elevado de incertidumbre y riesgos en el entorno económico internacional.

Además, prometía una agenda integral de diez medidas para incrementar la capacidad de crecimiento de la economía mexicana, de forma que se pueda acelerar la tarea de aumentar el bienestar de los mexicanos y de abatir la pobreza. ¿Qué sucedió? La economía creció 1.1 por ciento.

El paquete económico para 2014 incluyó una reforma fiscal sin precedente y el compromiso de evitar recortes en el gasto público, contraproducentes para la actividad económica. Por el contrario, el gobierno propone el programa para la aceleración económica y, por lo mismo, el crecimiento económico se estima en 3.9 por ciento, considerando el efecto de las reformas estructurales. ¿Resultado? 2.1 por ciento de crecimiento, con todas las reformas aprobadas por el Legislativo.

Para 2015 aquella promesa de evitar recortes en el gasto público terminó en el bote de la basura (de hecho, a estas alturas el ministro acumula cuatro tijeretazos (tres practicados, uno anunciado para 2017), al igual que los precios petroleros, algo que en su proyección económica nunca consideró. ¿Resultado? 2.5 por ciento de crecimiento, aunque culpó del fracaso a temas coyunturales, como un invierno atípicamente frío que enfrentó Estados Unidos, y la insuficiente demanda agregada en la zona del euro. Internamente, según él, todo marchaba de maravilla. Comprometió una tasa de crecimiento de 3.7 por ciento, pero en los hechos a duras penas llegó a 2.5 por ciento.

Ya para 2016 ofreció un presupuesto base cero, que reordenaría el gasto público, aunque en los hechos ni uno ni otro. En su lugar se dedicó a recortar y recortar, con todo y que un par de años atrás advirtió sobre lo contraproducente que resultaba esa decisión para la actividad económica. Comprometió una tasa de crecimiento de 2.6 a 3.6 por ciento, y si bien va rondará 2 por ciento.

Para 2017, además del recorte presupuestal ya anunciado, el ministro adelanta que el escenario es conservador y reconoce que el horno no está para bollos. Ante este panorama habrá que ver qué dice Peña Nieto en su próximo Informe de gobierno y cómo justifica Videgaray las pérdidas (una sobre otra).

Y después se quejan, porque las encuestas los ubican en el suelo, al tiempo que dicen no entender por qué los mexicanos están de mal humor.

Las rebanadas del pastel

Se aproxima el cuarto Informe peñanietista, y como por arte de magia el tipo de cambio del peso frente al dólar se encuentra por debajo de las 19 unidades. ¿Será que la volatilidad menguó o que, como se acostumbra, en Los Pinos politizaron la paridad de la divisa nacional con fines propagandísticos? ¿Usted qué cree?

Twitter: @cafe-vega