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En Alaska y Canadá se vuelve común ver ejemplares mezcla entre una polar y un pardo

Osos híbridos, respuesta de la naturaleza al cambio climático

Los locales los llaman pizzlys o grolars

Los hábitats de ambas especies se superponen a causa del aumento de la temperatura, según investigador de la Universidad de Alberta

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Expertos prevén que para mediados de siglo dos tercios de la población actual de osos polares podría haber desaparecido. Arriba, Katjuscha, de un zoológico berlinésFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de agosto de 2016, p. 8

Barrow, Ak.

Sus madres son osas polares y sus padres, osos pardos. Hasta ahora, estos ejemplares mixtos o híbridos sólo se veían en los zoológicos, pero cada vez son más comunes en varias zonas de Alaska y el oeste de Canadá. Allí, los locales los han bautizado pizzlys o grolars, el resultado de combinar polar bear y grizzly.

Según expertos, las causas de su proliferación hay que buscarlas en el aumento de la temperatura debido al cambio climático. El hábitat de los osos polares y los pardos se está superponiendo cada vez más, afirma Andrew Derocher, profesor de biología en la Universidad de Alberta.

Derocher lleva 30 años investigando osos polares y admite que no hay cifras exactas de cuántos ejemplares híbridos existen en libertad actualmente. Sólo tenemos ocho especificados genéticamente de manera explícita. Pero calculo que unos pocos miles de osos polares viven en regiones de Alaska y Canadá en las que podrían emparejarse con osos pardos. Además, también podría haber superposición en Rusia.

Curiosamente, cuando los investigadores analizaron el ADN de los ejemplares híbridos, se encontraron con que siempre eran el resultado de madres osas polares y padres osos pardos. Nunca al revés. Al parecer, esto se debe a que las hembras de ambas especies son fieles a sus regiones de origen, mientras el oso pardo macho es más proclive a expandir su territorio.

Derocher y su equipo no sólo hallaron híbridos al 50 por ciento en el Círculo Polar Ártico, sino también algunos con tres cuartos de ADN de oso pardo. Eso significa que los pizzlys son capaces de reproducirse. No sabemos exactamente cómo viven los híbridos, pero los grizzlies y los osos polares son especies drásticamente distintas, apunta Derocher.

Los osos polares necesitan hielo donde encontrar morsas y focas con las que alimentarse. No hibernan en invierno ni se dirigen al sur, a la tundra. Los osos pardos, en cambio, no se expanden más allá del límite de los bosques, pues les resulta demasiado difícil cazar y las temperaturas son demasiado frías para ellos. Pero con el aumento de las temperaturas, el límite del terreno en el que pueden crecer árboles también aumenta. Y allí, probablemente haya más híbridos que osos pardos.

El primer pizzly o grolar documentado data de 2006, cuando se vio a un ejemplar cazando. Pero lo más sorprendente fue que pasara dos años y medio con su madre oso polar, señala Derocher.

Otras cruzas

Steven Amstrup, director científico de Polar Bears International, subraya que los pizzlys no son una anomalía genética, sino un cruce entre dos especies emparentadas. También existen los coywolf, mezcla entre coyote, perro y lobo, y los cruces entre zorros rojos y zorros polares. Pero en el caso de los osos, la cuestión es cuál será el que más se expanda y tenga mayores posibilidades de sobrevivir.

Según Derocher, la caza no es el principal riesgo al que se enfrentan los osos polares. Nos preocupan las cuotas de caza, los venenos químicos, los vertidos de petróleo y el transporte marítimo. Pero su incidencia es mínima en comparación con la pérdida de hábitat debido al cambio climático, sostiene el experto.

El avance de los osos pardos hacia el norte es una de sus consecuencias. Según Derocher, cuando la primera oso pardo se empareje con un oso polar, será el principio del fin de estos enormes osos blancos como especie propia.

Los expertos prevén que para mediados de siglo, dos tercios de la población actual de osos polares podría haber desaparecido. No habrá suficiente hielo para ellos en el sur de Alaska, por lo que sólo podrán vivir en el archipiélago ártico canadiense y el norte de Groenlandia.

Por eso, para Derocher, la pregunta clave es: ¿Habrá espacio allí para un número suficiente de ejemplares que consiga mantener la especie hasta que el planeta vuelva a enfriarse?