Sociedad y Justicia
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La denominación de origen no implica calidad, señala expendedor

Se oponen mezcaleros a pretensión de dar nombre genérico a las bebidas de agave
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de agosto de 2016, p. 37

Productores y maestros mezcaleros de distintos estados del país expresaron su rechazo a la norma 199, que pretende imponer el nombre genérico komil a las bebidas de agave, porque su aplicación afectaría económica y socialmente a comunidades y familias que viven de él.

Decenas de maestros mezcaleros, que ya viven perseguidos, indicaron, continuarían prácticamente en la clandestinidad para mantener su producción, debido a la presión que ejercen las grandes empresas tequileras.

En el foro El futuro del mezcal, realizado en la Cámara de Diputados a convocatoria de Movimiento Ciudadano, cuestionaron que esta bebida esté sometida a un pago de 53 por ciento de IEPS y 16 por ciento de IVA, lo que reduce la utilidad para los productores, sobre todo a los pequeños.

Da miedo vender mezcal en México, entre las tasas, que son muy agresivas, el costo de operación de comercialización y financiamiento, expresó Víctor Lomelí, representante de productores de San Luis Potosí.

Ulises Torrentera, propietario en Oaxaca de la mezcalería In situ, refirió que investigadores han concluido que la denominación de origen no implica un producto de calidad.

Al contrario, se ha pervertido por los mismos productores de tequila que, como en la norma oficial, crearon intereses particulares de empresas o personas y lo que ocurrió es que se arrasó con la gran diversidad de agave, además de que se impulsó al agave azul, más productivo, porque tarda menos tiempo en madurar, señaló.

Resaltó que otra consecuencia, avalada por las empresas, fue pasar de lo artesanal a lo industrial. Hablar de denominación de origen es sinónimo de opacidad y, lejos de promover productos sustentables, muchas empresas la aprovechan para comercializar de manera industrial, indicó.

En contraste, los mezcaleros buscan continuar una tradición heredada por muchos siglos, ejercida de manera sacra, en pequeñas producciones sustentables, expuso.

Juan Jesús Lozoya, representante de Mezcales de Leyenda, insistió en que la carga tributaria para esta bebida es tan fuerte que restringe los ingresos de los pequeños productores y planteó que la recaudación por la venta se destine a la renovación de la industria.

Los productores cuestionaron que, además, para obtener la certificación del Consejo Regulador del Mezcal deben pagar 35 mil pesos, monto que no todos los maestros mezcaleros pueden desembolsar.

Por su parte, Luz María Saavedra, de Michoacán, expuso: No es que no estemos de acuerdo en que se regulen las cosas, sino que se quiera atentar con la tradición y la identidad.

Mientras, Erik Rodríguez, de Puebla, refirió que una parte del mezcal hecho en la entidad prácticamente se realiza en la clandestinidad, con los maestros mezcaleros escondidos, y que producen entre 5 y 50 litros; se vende a escondidas, y la difusión se hace a través de las redes sociales, cuando de lo que se trata es que se respete la actividad y se pague el precio justo. Así, no es muy prometedor el futuro del mezcal, pero estamos a tiempo, planteó.

José Luis Medina, mezcalero del estado de México, consideró que los productores tampoco se han preocupado por reforestar, y que si bien el gobierno de la entidad acaba de constituir el programa Producto Agave, otros apoyos son limitados.

“Nos dan poquito. Dos o tres bultos de cemento, o mil pesos, ‘a ver qué puedes comprar’. Nos dan a medias”, lamentó.