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El armonicista, leyenda del jazz, se fue mientras dormía, señaló su agente

Soy un hombre feliz y triste a la vez; emocional, decía Toots Thielemans

El belga, reconocido por llevar la armónica a otros niveles, tocó junto a gigantes como Ella Fitzgerald, Bill Evans, Frank Sinatra y Ray Charles

Es uno de los más grandes músicos de nuestro tiempo; va directo al corazón y hace llorar, afirmó Quincy Jones

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Toots Thielemans y Quincy Jones al finalizar la celebración de los 75 años del productor, en el 42 Festival de Jazz de Montreux, el 15 de julio de 2008Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de agosto de 2016, p. 9

Toots Thielemans decía pocas palabras porque hablaba a través de su armónica, con la cual no hacía música, más bien, expresaba, era su compañera: dormía y comía con ella.

Comentaba que no era fácil vivir a su lado, porque podríamos compartir cualquier cosa, bueno, falta ver lo que diga mi esposa, comentó a La Jornada hace unos años con motivo de un concierto que ofreció en la sala Nezahualcóyotl. Tiempo antes, el músico, originario de Bélgica, se había presentado en el Palacio de Bellas Artes.

Toots era toda una leyenda. Llevó el sonido de su instrumento a otros niveles, por lo que se le consideraba una figura mundial del jazz.

Tocó junto a grandes como Ella Fitzgerald, Quincy Jones, Bill Evans, Frank Sinatra, Ray Charles, Larry Schneider y Oscar Peterson. Pero también se daba sus vueltas a otros sonoridades como las del rock con artistas como Nick Cave, Paul Simon, Billy Joel y Stevie Wonder.

Vaquero de medianoche

También interpretó bandas sonoras de películas incluyendo la reconocida Midnight Cowboy (1969), protagonizada por Jon Voight y Dustin Hoffman, que ganó tres premios Óscar. Asimismo, se recuerda el sonido de su armónica en uno de los temas principales del programa de televisión infantil Plaza Sésamo, al principio y final de cada episodio.

Thielemans, quien se había retirado en 2014 luego de una fractura de brazo, murió el lunes por la mañana, según anunciaron agencias informativas.

Se fue mientras dormía, un mes después de haber sido hospitalizado a causa de una caída, señaló Veerle Van de Poel, su agente.

Jean-Baptiste Frédéric Isidor Toots Thielemans nació el 29 de abril de 1922 en un barrio popular de Bruselas, donde sus padres atendían un café. Se dice que descubrió la armónica en 1938, seducido por la música de Ray Ventura. Se adentró en el jazz durante la Segunda Guerra Mundial y, con una guitarra en las manos, adoptó como modelo al gitano Django Reinhardt.

“Por la forma en que Toots toca la armónica no debería llamársele instrumento misceláneo. Puedo decir, sin duda, que es uno de los más grandes músicos de nuestro tiempo. Con su instrumento forma parte del mejor jazz jamás producido, va directo al corazón y te hace llorar. Hemos trabajado juntos más veces de las que puedo contar y hace que siempre vuelva por más...”, así lo consideró Quincy Jones en el sitio de Internet del músico.

Y Toots Thielemans comentaba: No sé por qué digan todo eso los músicos; a lo mejor es porque he sido músico profesional más de 60 años, y aún recuerdo mi primera paga, que fue como de 10 dólares. Thielemans, quien era muy querido porque soy un hombre que proyecta cuestiones afectivas, melancólicas. Yo soy así: un hombre feliz y triste a la vez; emocional.

A fines de la década de 1940, Toots se instaló en Estados Unidos, donde acompañó al saxofonista Charlie Parker. Luego regresó a Europa para realizar una gira con el clarinetista Benny Goodman. Tras el éxito de Bluesette, en 1962, interpretó con su armónica la banda sonora de Midnight Cowboy, de John Schlesinger.

Hemos perdido a un gran músico, escribió en su cuenta de Twitter Charles Michel, primer ministro belga, tras el anuncio de la muerte de Thielemans, a quien el rey Alberto II concedió el título de barón en 2001.

En 2012, pese a estar en un delicado estado de salud, Thielemans dio un concierto en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas para celebrar sus 90 años, antes de empezar una gira que lo llevó a Estados Unidos y Japón.

Llevó a la armónica a la cúspide del arte y se convirtió en un maestro, declaró entonces el guitarrista brasileño Oscar Castro-Neves, que lo acompañaba regularmente.

En la charla con este diario en 2007, Toots Thielemans no sabía cómo llegaba a los procesos creativos en los conciertos o en las sesiones jam. Eso nunca se planea, nunca se imagina, sólo se hace. Imagina cómo se da eso luego de seis décadas.

¿Y la improvisación?, se le preguntaba.

Respondía: “Así como el poeta descubre la poesía, o cuando el escritor hace su trabajo; se trata de sentimientos. Y la improvisación también son sentimientos momentáneos de pasión, podría definirse como un pasatiempo que se convierte en una pasión. Es como descubrir que a uno le gusta pescar, o escribir… lo que sea, todo esto es por medio de la pasión”.

En sus tocadas en México, Toots construyó un puente con su auditorio gracias a su virtuosismo y su buen ángel.

“El público mexicano me dejó una sensación muy cálida. Fui muy bien recibido y recuerdo una frase que se escuchó en la sala de conciertos: es imposible, es imposible (en referencia a lo que podía hacer con la armónica).

Tocaremos en México de nuevo, afirmó en esa ocasión Toots (llamado así por los músicos Toots Mondello y Toots Camarata), quien se inició tocando el acordeón a los tres años.