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México SA

Pemex carmesí

Revivir al tigre

Ahora la banca

E

l más reciente informe de Petróleos Mexicanos –correspondiente al primer semestre del año– se mantiene como un compendio de números rojos, aunque –con mucha voluntad y optimismo– dicho color podría tener una tonalidad ligeramente más tenue que el reporte anterior, pero de cualquier suerte no salva la situación.

Sin duda, José Antonio González Anaya –director general de la empresa productiva del Estado a partir de febrero pasado– se sacó la rifa del gran tigre, un enorme animal que durante décadas no alimentaron pero sí exprimieron con toda fuerza. Al funcionario le encomendaron revivir al otrora poderoso felino, pero la mejor muestra de la buena voluntad gubernamental ha sido la serie de recortes presupuestales, sin dejar de exprimir sus finanzas.

Ni el mejor mago del mundo lograría tal objetivo en las condiciones descritas, y la tendencia es que Petróleos Mexicanos quede como una suerte de cascarón, mientras las trasnacionales del ramo, más los empresarios mexicanos de siempre, se quedan con la rebanada mayor. ¿Cómo se llegó a tan peligroso nivel? Fácil: seis gobiernos privatizadores al hilo que fueron desmantelando a la ex paraestatal, asfixiándola financieramente y exprimiéndole hasta el último centavo, más un plus que cubrió con endeudamiento.

A ese paso no hay empresa pública o privada que aguante, y finalmente (reforma incluida) reventaron a Pemex, que se encuentra en una lamentable situación (que va desde lo financiero a lo productivo, sin olvidar lo tecnológico y laboral). Seis gobiernos al hilo (de Miguel de la Madrid a EPN) alegremente se dedicaron a exprimir a la gallina de los huevos de oro negro, y aunque ahora el optimista discurso oficial asegura que la empresa tiene problemas de liquidez, no de solvencia el hecho es que su situación es verdaderamente lamentable.

Entre las buenas noticias que incluye el reciente informe de Pemex destaca que en el primer semestre de 2016 la empresa reportó pérdidas por poco más de 137 mil millones de pesos. ¿Y por qué es buena? Porque en igual periodo de 2015 tales pérdidas sumaron casi 181 mil millones. Entonces, los números rojos son cerca de 24 por ciento más tenues, pero se mantienen carmesí.

Entre las hazañas de la nueva directiva (que paralelamente ha tenido que deshacer los entuertos de Emilio Lozoya, quien, como el whisky, se mantiene tan campante) se cuentan la reducción (25.5 por ciento, o si se prefiere más de 4 mil 500 millones de pesos) de los gastos de distribución, transportación y venta. De igual manera, redujo (37.8 por ciento o 156 mil millones) el costo de ventas, e incrementó (27.6 por ciento, equivalente a cerca de 48 mil 500 millones) el rendimiento bruto de la ex paraestatal.

Sin embargo, los ingresos totales por ventas y servicios se mantienen a la baja. En el primer semestre el descenso fue de 18.3 por ciento, equivalente a cerca de 108 mil millones de pesos. En este renglón destaca la caída en las ventas internas (16.3 por ciento o 58 mil 800 millones), que se suma al desplome de las externas (22.2 por ciento, equivalente a 49 mil millones).

En el periodo de referencia las ventas internas de gasolinas registraron una caída de 11 por ciento (18 mil millones menos), las de diésel 26.6 por ciento (22 mil millones), las de combustóleo 25.2 por ciento (cerca de 2 mil millones) y las de gas licuado de petróleo (LP) 21.7 por ciento (31 mil millones).

El activo total de la ex paraestatal se incrementó 15.8 por ciento, llegando a 2 billones 55 mil 500 millones de pesos. Sin embargo, el pasivo total se mantiene al alza y en el primer semestre de 2016 aumentó 12.6 por ciento, hasta sumar cerca de 3 billones 500 mil millones.

Por el lado productivo, las cosas no caminan bien (todos los porcentajes refieren caídas): 2.6 por ciento la producción de crudo; 42 por ciento el número de pozos terminados y 4 por ciento los que están en operación; 1.9 por ciento la producción de petrolíferos; 14.3 por ciento la producción de petroquímicos; 3.9 por ciento las gasolinas (la importación aumentó 12 por ciento) y 7.5 por ciento el diésel (la importación creció 9 por ciento); 8,2 por ciento la producción de gas; 2.6 por ciento la exportación de crudo y 23.6 por ciento las de petroquímicos, y apenas se movió el número de plataformas en operación (de 257 a 258).

En fin, al otrora poderoso felino se lo engulleron los seis gobiernos neoliberales. Y aquí cabe recordar lo ya comentado en este espacio, en el sentido de que la creciente dependencia de las finanzas públicas del ingreso petrolero comenzó con el cambio de modelo económico, con la llegada a Los Pinos de Miguel de la Madrid y la tecnocracia.

La Auditoría Superior de la Federación lo ha documentado en detalle: “de 1938 (año de la expropiación cardenista) a 1984, el importe total anual de los impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por Pemex y sus organismos subsidiarios (la Secretaría de Hacienda es la cobrona) no tuvo representatividad en relación con el producto interno bruto. A partir de 1985 (con Miguel de la Madrid) comenzó a incrementarse la carga tributaria (a la ex paraestatal) al igual que la proporción respecto del PIB, al pasar de 0.1 por ciento ese último año a 7.6 por ciento en 2012”, con Felipe Calderón.

Otro dato puntual es que entre el sexenio de Ernesto Zedillo (que en 1998 registró precios petroleros históricamente reducidos) y el de Peña Nieto (que va por ese camino), Petróleos Mexicanos enteró a la Secretaría de Hacienda 605 mil millones de dólares (alrededor de 60 por ciento del PIB a precios actuales) por concepto de impuestos, derechos y conexos.

Un elemento adicional es que los dineros de impuestos, derechos y aprovechamientos aportados por Pemex al presupuesto de egresos de la Federación se incrementaron la friolera de 404 por ciento entre 2002 y 2012, al pasar, en números cerrados, de 179 mil a 903 mil millones de pesos entre un año y otro.

En números cerrados, el gobierno de Ernesto Zedillo captó 64 mil 500 millones de dólares por el concepto referido; el de Fox 128 mil 600 millones, y el de Calderón 271 mil 600 millones. En la primera mitad de Peña Nieto el ingreso de petrodólares se aproxima a 140 mil millones, con todo y desplome del precio del barril de exportación (en 2013 fue de 66 mil 141 millones; en 2014 de 50 mil 691 millones y en 2015 de 22 mil 854 millones).

Y todavía se quejan de la fragilidad de Pemex.

Las rebanadas del pastel

Toca el turno a la banca que opera en el país: Moody’s enciende los focos amarillos y reduce de estable a negativa su perspectiva sobre la solvencia de esas instituciones financieras.

Twitter: @cafe-vega