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Es una manzana de la discordia entre Colombia, España, Perú y firma cazatesoros

Arrecia disputa legal por el pecio del galeón San José, hundido hace 300 años

Que el mundo pueda gozar realmente ese patrimonio, plantea el presidente colombiano

 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de agosto de 2016, p. 6

Cartagena de Indias.

El galeón San José, que se hundió hace más de 300 años en las costas colombianas cuando navegaba hacia España cargado de oro y joyas del virreinato de Perú, se ha convertido desde su hallazgo en una manzana de la discordia no sólo entre los países que lo reclaman como propio, sino también entre los temidos cazatesoros.

Colombia pelea sus derechos por ser el lugar del naufragio, que se habría dado a causa de un supuesto ataque de piratas; España lo hace por ser el país que comandaba el transporte de joyas desde Sudamérica hacia Europa en la Colonia, y mientras, las empresas dedicadas a la exploración y hallazgo de tesoros buscan la comercialización del pecio.

Para el jefe del programa de arqueología de la Universidad Externado de Colombia, José Luis Socarrás, el galeón es patrimonio de todos los colombianos por su localización, pero “por su historia, es un patrimonio que pertenece a toda la humanidad.

Los conocimientos derivados de su excavación y los objetos recuperados deben ser para el disfrute de todos, afirmó Socarrás, quien además destacó que el hallazgo, más allá del tesoro, permitiría agregar a la historia las rutas comerciales entre España y sus colonias en América.

Preservar materiales, otro desafío

La disputa por el millonario tesoro, con valor calculado entre 3 mil y 17 mil millones de dólares, se remonta a los años 80 del siglo pasado, cuando la firma estadunidense Sea Search Armada (SSA) pidió al gobierno colombiano iniciar conjuntamente la búsqueda del galeón con la condición de obtener la mitad del tesoro.

Sin embargo, el entonces presidente Belisario Betancur (1982-1986) se negó a la propuesta y expidió un decreto con el que Colombia apenas reconocía a SSA 5 por ciento sobre los bienes que se encontraran, lo cual generó una batalla que llegó a los tribunales.

A mediados de 2007, la Corte Suprema de Justicia de Colombia resolvió que la totalidad de los bienes relacionados con el patrimonio cultural colombiano corresponden al Estado, mientras los tesoros que no estén en esa categoría se debían repartir a partes iguales con la firma, que insistió entonces en la extracción de la embarcación.

No obstante, ese mismo año el gobierno del presidente Álvaro Uribe (2002-2010) dijo que la decisión judicial no obligaba al Estado a intentar la recuperación, y las cosas quedaron aparentemente en pausa pese a las demandas presentadas por SSA contra el Estado colombiano ante diferentes instancias internacionales que no lograron que el gobierno cediera.

En 2012, el Congreso colombiano adoptó una ley mediante la cual se reglamentan los artículos 63, 70 y 72 de la Constitución Política de Colombia en lo relativo al patrimonio cultural sumergido y cuyos apartes permitieron la localización del buque naufragado, en diciembre del año pasado.

Según Socarrás, firmas como SSA tienen intereses muy poco científicos en el San José, los cuales se fundamentan en la comercialización de los objetos que se encuentren dentro del barco.

Aunque poco se ha sabido de la exploración, debido al hermetismo con el que el gobierno colombiano ha manejado todo, el presidente Juan Manuel Santos reiteró recientemente que el proyecto de recuperación del San José es “más arqueológico y científico que comercial.

Esto no es un cazatesoros que va a recuperar un tesoro. Lo que queremos es que realmente ese patrimonio el mundo entero lo pueda gozar, sostuvo Santos al destacar la labor conjunta de la Armada Nacional, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia y científicos internacionales en el hallazgo.

España confirmó sus reivindicaciones e insistió en una convención de la Unesco sobre la protección de los bienes en el lecho marino, cuyos acuerdos señalan que los buques de guerra hundidos pertenecen al Estado de origen. Sin embargo, Colombia no ha suscrito ese instrumento jurídico.

Por tanto, ambos gobiernos han conversado sobre el futuro del galeón, como aseguró el director del Instituto Cultural Español, Miguel Recio, a principios de julio, durante una visita a México. Confío en que compartamos concretamente, si es que avanza el trabajo, indicó.

Sobre la extracción del galeón y los tesoros también existen discordias. Mientras España sugiere que simplemente se dejen los restos en el fondo marino, Colombia considera que el galeón debe ser recuperado “bajo todos los cánones.

El próximo desafío será la preservación de diversos materiales, como la madera, el metal y la cerámica, reconoció Socarrás al insistir en que la industria del cazador de tesoros es responsable de la destrucción de cientos de sitios de todo el mundo. Su única motivación es vender objetos del patrimonio cultural.