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La taekwondoísta Rosario Espinoza aún no define si continuará hasta Tokio 2020

Autoridades del Ejército y de la Marina reciben a medallistas

Un año antes ya sabía que el 20 de agosto sería mi día, señaló el pentatleta Hernández

Sólo tenía en mente subir al podio: Lupita González

Hice mi actuación con la idea de ganar: Sánchez

Foto
Humberto Hernández, Rosario Espinoza, Guadalupe González y Germán SánchezFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de agosto de 2016, p. a13

Con los acordes del Son de la Negra y La Bamba, así como una lluvia de aplausos que iluminaron sus cansados rostros con una amplia sonrisa, fueron recibidos en la terminal aérea cuatro de los cinco medallistas mexicanos de Río.

Sus corazones volvieron a latir aceleradamente al ver a familiares y amigos, y a los representantes del Ejército Mexicano y de la Marina, quienes acudieron a brindarles una gran recepción por la hazaña realizada en la justa cuatrienal.

La triple medallista olímpica, quien esta vez obtuvo plata en Brasil, María del Rosario Espinoza, se dijo emocionada y contenta por haber cumplido con uno de sus más anhelados sueños; conseguir tres preseas en igual número de justas, aunque expuso que la exigencia que tuvo fue más mental que física.

Destacó que su logro fue un trabajo en equipo y que le encantaría llegar a Tokio 2020, pero es algo que no ha pensado todavía para hacer historia como ya la hizo con la conquista de sus medallas en Juegos Olímpicos: Será algo que debo meditar.

Ante una sala de conferencia abarrotada, el mariachi, el grupo Veracruzano de la Marina y los integrantes de las fuerzas armadas, el ganador del bronce en pentatlón moderno Ismael Hernández respondió como si hubiera preparado un guión, al comentar que desde un año antes ya sabía que el 20 de agosto sería su día, porque participaría en la justa y estaba decidido a conseguir un metal.

Luego de precisar que su medalla no fue una sorpresa para la gente que lo conoce, expuso que la obtuvo gracias a la preparación casi milimétrica que formuló con sus entrenadores y que durante la competencia se animó más cuando, después de hablarle al caballo en la prueba de equitación –aunque en realidad creo que estaba tratando de calmarme yo mismo–, obtuvo una buena puntuación, por lo que supo que la presea ya era suya.

En su oportunidad, la marchista mexiquense María Guadalupe González, quien terminó con una lesión en los lumbares que deberá atender, recordó que tuvo un ciclo olímpico muy complicado, pero que por fortuna casi al final llegaron los apoyos, entre ellos los del Ejército Mexicano.

Expuso que alguna vez un profesor le comentó que con o sin y a pesar de siempre debería mantener el mejor de los espíritus y esforzarse al máximo, por lo que sólo puso en su mente la idea de subir al podio en Río, porque estaba determinada a conseguir su meta y a luchar hasta el final para lograrla, incluso más allá del cansancio que ya no le permitía ni sentir las piernas. Fue así como ganó la medalla de plata.

El clavadista Germán Sánchez destacó que la presea de subcampeón fue producto no sólo de su trabajo, sino del equipo encabezado por el entrenador Iván Bautista, además de que su idea era disfrutar lo que más le gusta hacer: tirar clavados.

Agradeció a la familia militar el recibimiento que dio a los medallistas ayer por la mañana.

Hizo hincapié en que pese a estar lesionado de un hombro, por fortuna el día de la competencia individual no tuvo molestias y aunque le causa tristeza que los mexicanos no reconocieran el esfuerzo de sus compatriotas en Río, realizó su trabajo con la firme idea de ganar.

Los problemas que haya con la Federación Internacional (FINA), que los arreglen quienes deben hacerlo, recomendó.

Al final de la plática con los medios, los medallistas se dieron tiempo para tomarse fotografías con varios asistentes a la recepción.