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El Museo del Estanquillo alberga la exposición ¡Qué se abra esa puerta!

Montan una crónica gráfica de las prácticas amorosas y sexuales en el país

Vivimos otro embate de la intolerancia del clero contra derechos de una minoría: Alejandro Brito

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Aspecto de la muestra ¡Qué se abra esa puerta! Sexualidad, sensualidad y erotismo, en el recinto de Isabel la Católica 26, CentroFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de agosto de 2016, p. 4

Una crónica gráfica de los usos y costumbres amorosos y sexuales en México, desde la Colonia hasta la actualidad, es lo que propone ¡Qué se abra esa puerta! Sexualidad, sensualidad y erotismo, exposición de 250 piezas inaugurada en el Museo del Estanquillo. Colecciones Carlos Monsiváis.

También es un recorrido desde los tiempos del arzobispo Aguilar y Sejas, quien excomulgaba ipso facto a toda mujer que llegara a pisar su palacio, hasta los de la liberación femenina, y un repaso por el catolicismo del sacerdote Jerónimo Martínez de Ripalda y el escándalo de Marcial Maciel.

La muestra se inicia con una imagen de la Purísima Concepción y termina con el debate sobre las bodas igualitarias, así como varias fotografías tomadas por un reportero gráfico nacional, cuando Spencer Tunick hizo su instalación de 18 mil encuerados frente a la mismísima Catedral que presidía Aguilar y Sejas.

Dibujos de Rodríguez Lozano

¡Qué se abra esa puerta! retoma el título de un libro de Monsiváis, publicado en 2010, y su eje son los textos que el cronista y ensayista escribió sobre el tema, pues estaba convencido de que la formación y la cultura podrían propiciar una sociedad más libre, informada y feliz.

Carlos ya había hablado de hacer una exposición sobre la sexualidad en México, indica el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, cocurador de la muestra con Alejandro Brito. Coincidió, además, que la familia de Monsiváis donó al museo seis dibujos homoeróticos que Serguéi Eisenstein hizo en México, los que por primera vez se exhiben.

No todas las obras proceden de las colecciones de Monsiváis, pero sí la mayoría.

El Fisgón menciona la litografía que Diego Rivera hizo de una Frida Kahlo desnuda en su cama, los dibujos eróticos de Manuel Rodríguez Lozano, la serie fotográfica La Venus se va de juerga, de Nacho López, y los vestidos de boda, hechos en papel, de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, rodeada de las fotos que del momento tomó Lourdes Almeida. También una serie de imágenes sobre las razzias contra homosexuales en los años 60 y 70 del siglo pasado, y de las primeras marchas gay en México.

Contra el atropello a derechos

La primera oleada de liberación sexual, según El Fisgón, coincidió con el auge de las teorías freudianas y la posrevolución mexicana. Sin embargo, se da en sectores reducidos de la intelectualidad y comienza a cambiar en los años 60 del siglo pasado con el movimiento de amor y paz, mientras florecen los movimientos femenino y de liberación gay.

La parte de la exposición dedicada a la diversidad sexual y el movimiento de liberación LGBT en contra de esas represiones, de esos intentos de normar atropellando derechos, la asesoró Alejandro Brito.

El director del suplemento Letra S, publicado por La Jornada, destaca la circunstancia que vivimos al abrirse la muestra, de otro embate de la intolerancia religiosa en contra de los derechos de una minoría. De nueva cuenta vemos que se están oponiendo a la ampliación de derechos relacionada con el ejercicio de la sexualidad y la vida amorosa.

Recuerda que Monsiváis fue uno de los críticos más incisivos contra las intolerancias, en particular la homofobia, y los fundamentalismos, en relación con las religiones, en particular la Iglesia católica.

En la exposición se pasa revista a ese tipo de actitudes que para nosotros han sido moralmente derrotadas por esa resistencia de la población, de mujeres y hombres mexicanos, a someter su vida sexual a dictados que están basados en dogmas y doctrinas religiosas. En contraste, reivindican este goce del cuerpo, este ejercicio de la sexualidad como propio de la vida privada, como un derecho.

Brito tiene predilección por una acuarela de Francisco Toledo, que a la vez es una carta dirigida a Monsiváis, cuando el artista vivía en Nueva York.