n la ciudad de San Luis Potosí se le preguntó al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong: ¿Considera que están en el peor momento del sexenio?, a lo que respondió el funcionario: ¡de ninguna manera!

Es decir, si la lógica y la interpretación del idioma no entran en una fase de errores de estilo o metodológicos, el ex gobernador de Hidalgo ha hecho saber que lo peor está por venir. Si el momento actual, pleno de errores que han causado una irritación social que no se había visto en ningún tramo del cuatrienio peñista, no es el peor, entonces nos espera una temporada de sobresaltos.

Las palabras de Osorio Chong fueron pronunciadas al inaugurar un programa de trabajo social denominado Juventud sana #PrevenirEstáChido. La recomendación de anticipaciones chidas debería ser aplicada no sólo respecto a lo juvenil. Por ejemplo, a lo gubernamental, y en específico al reciente nombramiento de un operador político y electoral como secretario de Desarrollo Social.

Aun cuando el ocupante de Los Pinos tiene entre sus facultades legales la de designar y remover libremente a los secretarios de Estado (pues, a fin de cuentas, el responsable jurídico, político e histórico es solamente quien esté ocupando la silla presidencial), encargar al compadre Luis Enrique Miranda los recursos públicos destinados a tareas asistenciales significa una contrarreforma política de facto, un retroceso incompatible con los tiempos políticos que se viven (así no fueran aún los peores).

La riqueza acumulada por el compadre Miranda, su forma ostentosa de vida y la vocación por la vigilancia aparatosa a su alrededor le convierten en antítesis militante del perfil deseable para encabezar el combate a la pobreza y para administrar el tema de la asistencia social. Más grave es el hecho de que su especialización en tareas políticas de sótano le convierten en una absoluta amenaza para el desarrollo de las próximas competencias electorales.

Si algo garantiza Miranda es la utilización de los recursos de Sedesol para fines clientelares, electorales, priístas, tanto en los comicios del año entrante, en el estado de México, como en los de 2018. Chido sería prevenir los riesgos de una ruta tan cantada, antes de que lleguen los peores tiempos. Chido sería que tan irresponsable y retadora designación de Peña, tomada en momentos de tanta impopularidad y turbulencia, fuese reconsiderada y cancelada. De otra manera, la ligera esperanza en los comicios como vía de cambios estará bajo acecho de las peores expectativas.

Chido pudo haberle parecido a Luis Videgaray Caso recibir un reconocimiento internacional a su labor profesional (un ministro de finanzas brillante) y a sus características personales (un hombre maravilloso). Sobre todo en momentos como los actuales, cuando ha tenido que salir de escena formal, en medio de una crítica generalizada y apasionada en su contra, por el papel que jugó en la irrupción gozosa de Donald Trump en la cancha de Los Pinos.

Lo malo para Videgaray, y para Peña Nieto, es que el reconocimiento lo hizo el propio villano de la película, el candidato presidencial republicano al que unas horas en México le han dado gran material para explotación política, entre ganancias en serio en la cosecha de opiniones a encuestar y burlas y cotilleo igualmente favorables para el empresario del entramado capilar extraño.

Luis, como lo llama Donald, de haber seguido en Hacienda habría sido pieza importante para lograr tratos maravillosos entre México y Estados Unidos (no me defiendas, compadre, sería la réplica natural de Videgaray ante ese beso político de Trump). Con ese tipo de elogios, el principal organizador de la visita satanizada queda exhibido como propicio a los intereses del republicano. De pasada, quien fue estrella del programa de telerrealidad llamado El aprendiz reprochó al torpedeado Peña Nieto el haber despedido a tan buen colaborador bipartito.

Mientras tanto, el nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, presentó ante el Congreso federal el paquete económico que le dejó armado el renunciante Videgaray. Se estima un menor crecimiento (entre dos y tres por ciento) en 2017, respecto al proyectado para 2016, y se plantea un recorte al gasto programable de casi 240 mil millones de pesos. Pero, según Meade, no habrá beneficiario de ningún programa que dejará de recibir dinero por este presupuesto. Eso sí, la recaudación de impuestos se espera sea mayor en 9.7 por ciento que la del presente año.

La discusión en las cámaras legislativas permitirá ajustar la propuesta de Hacienda y, en especial, dará un margen a Meade para modificar, con el apoyo de las bancadas priístas, aspectos del esquema que le dejó Videgaray. Un punto polémico, por ejemplo, será la propuesta de liberar el precio de las gasolinas y el diésel el año entrante, de una forma gradual y ordenada. De esa manera, los importadores de combustibles podrán fijar los precios de venta conforme a ciertos lineamientos progresivos.

Astillas

Ayer dijo Aurelio Nuño Mayer, al inaugurar un foro de consulta con directores de escuelas particulares sobre el nuevo modelo educativo: desde la SEP, el secretario de educación quiere estar muy cerca de las escuelas particulares. Que rompamos prejuicios, barreras y que estemos más cerca. Todos somos parte del sistema educativo y todos tenemos que tener un diálogo y una mayor cercanía. ¿Propondrá Nuño que ahora su oficina se denomine Secretaría de Educación Pública y Privada, y sus siglas sean SEPP?... Este fin de semana habrá marchas y manifestaciones a favor y en contra de la iniciativa para dar más viabilidad jurídica a los matrimonios entre personas del mismo sexo. Es notable el posicionamiento beligerante de la cúpula eclesiástica y de segmentos conservadores usualmente poco afectos a expresarse en actos masivos… ¡Hasta el próximo lunes!

Twitter: @julioastillero

Facebook: Julio Astillero

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx