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México SA

Logro de EPN: 20 mil x 1

Tipo de cambio en picada

Convergen Benito y George

E

n esta temporada de logros que cuentan mucho, hay que subrayar dos concretos y contundentes: con EPN en Los Pinos el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha movido de una forma inversamente proporcional a la aceptación presidencial, de tal suerte que el primero está por las nubes y la segunda por el suelo, y en ambas variables el susodicho registra récord histórico.

En apenas cuatro años el actual inquilino de la residencia oficial reporta una devaluación cercana a 55 por ciento, por mucho que sus genios tecnocráticos atribuyan el terremoto cambiario a la revaluación del dólar y aleguen razones de volatilidad pasajera para justificarlo. En los hechos, sin embargo, aplica la máxima de JLP: presidente que devalúa, se devalúa.

Ayer, finalmente, Benito Juárez y George Washington se tomaron de la mano para anunciar, urbi et orbi, que el tipo de cambio peso-dólar rompió (los tecnócratas así la denominan) la barrera sicológica de los 20 pesos por un dólar, que en realidad quiere decir 20 mil bilimbiques por un billete verde.

Lo anterior viene a cuenta, porque –superada la barrera sicológica y en su desesperado cuan vano intento de convencer a propios y extraños de que aquí no pasa nada– ayer los voceros oficiosos rápidamente viajaron al sexenio echeverrista para subrayar que en aquel entonces –40 años atrás– el tipo de cambio también rondaba los 20 pesos por dólar, luego de que el 31 de diciembre de 1976 el entonces inquilino de Los Pinos devaluó la moneda nacional, tras 22 años de paridad fija.

Y, sí, se parece, pero a dichos voceros se les olvidó que entre los 20 pesos de 1976 y los 20 pesos de 2016 existe una diferencia negativa real acumulada de 100 mil por ciento, porque en los hechos los 20 pesos de hoy no son tales, sino 20 mil (recuérdese que la dupla Salinas-Aspe alegremente borró tres ceros para facilitar las operaciones contables). Y si se considera que desde LEA la devaluación ha llevado al tipo de cambio de 12.50 a 20 mil por uno, entonces el diferencial acumulado es de 160 mil por ciento. El peso, pues, masacrado.

Se veía venir, pero la propaganda oficial recurrió al machacón discurso de la volatilidad pasajera y la revaluación del dólar para justificar el desplome del peso. Sin embargo, el pregón de la dupla Videgaray-Carstens) hizo la chamba de una suerte de perverso cupido cambiario y lo único que logró fue que Benito y George se abrazaran, aunque ello ni lejanamente es producto del amor.

Ayer los dos principales bancos que operan en el país vendieron la divisa verde entre 20 (Banamex) y 20.08 pesos (Bancomer), y el problema es que destrozada la barrera sicológica nadie sabe bien a bien dónde topará el tipo de cambio, en especial cuando en puerta está la decisión de la Reserva Federal estadunidense (subir o no las tasas, he allí el dilema) y cada día más cerca la elección en el vecino del norte, en medio de la inestabilidad económico-financiera internacional. De ese tamaño es la volatilidad pasajera, que a partir de ahora tiene en la mira a José María Morelos y Pavón (billete de 50).

Y en espera de los acontecimientos, retomamos una cápsula de memoria publicada en entregas anteriores. Va, pues: como presidente de la República Lázaro Cárdenas devaluó (de 3.6 a 4.85 pesos por dólar, es decir, alrededor de 34 por ciento de depreciación en el sexenio), pero, con todo y boicot por la expropiación de 1938, la economía mexicana no sólo creció a un ritmo anual promedio de 4.54 por ciento, sino que el Tata sumó la enorme riqueza petrolera a los haberes de la nación.

La estabilidad cambiaria se mantuvo a lo largo del sexenio de Manuel Ávila Camacho, periodo en el que la economía nacional creció a una tasa anual promedio de 6.15 por ciento. Pero a la residencia oficial arribó el primer civil, Miguel Alemán Valdés, y el tipo de cambio prácticamente se duplicó, pues el presidente-empresario (o al revés) devaluó de 4.85 a 8.65 pesos por dólar (una caída de 78 por ciento). A pesar de ello, entre 1948 y 1952 la economía mexicana registró una tasa anual promedio de crecimiento de 5.79 por ciento.

Otro veracruzano, Adolfo Ruiz Cortines, llegó a Los Pinos y dos años después devaluó: en pleno sábado de gloria de 1954 y sin mayores avisos (salvo a los amigos) incrementó el tipo de cambio de 8.65 a 12.50 pesos por dólar, una devaluación de 44.5 por ciento. Aun así, la economía mexicana creció a una tasa anual promedio de 6.41 por ciento.

En su sexenio, Adolfo López Mateos mantuvo la estabilidad cambiaria (12.50 por dólar) y la economía creció a tasa anual promedio de 6.41 por ciento (igual a la de los tiempos de Ruiz Cortines). En Los Pinos lo sucedió el asesino Gustavo Díaz Ordaz, quien no modificó la paridad y registró una tasa anual promedio de crecimiento de 6.24 por ciento.

El relevo en la residencia oficial fue Luis Echeverría, quien el 31 de agosto de 1976 (a tres meses del cierre sexenal) devaluó, tras 22 años de estabilidad cambiaria. De 12.50 el tipo de cambio se incrementó a 20 pesos por dólar (52 por ciento de depreciación), aunque la economía creció a una tasa anual promedio de 5.96 por ciento.

Y llegó el autodenominado último presidente de la Revolución Mexicana, es decir, José López Portillo, quien en el último año de su sexenio (1982), y tras comprometerse a defender el peso como un perro, devaluó en seis ocasiones hasta llevar el tipo de cambio a 70 pesos por dólar (270 por ciento de devaluación), con todo y administración de la abundancia. Caída de precios petroleros, crisis de deuda y zarandeo por todas partes, pero la economía mexicana creció a un ritmo anual promedio de 6.55 por ciento.

Hasta allí alcanzó el crecimiento económico con devaluación de la moneda. A partir de que la tecnocracia se instaló en Los Pinos el tipo de cambio no ha dejado de caer, al igual que el crecimiento económico. De Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto, todos los inquilinos de Los Pinos devaluaron (unos más que otros.

De hecho, con el arribo de los neoliberales el tipo de cambio pasó de 150 a 20 mil pesos por dólar (el precio del billete verde se incrementó más de 13 mil 300 por ciento en el periodo), mientras la economía va de menos a mucho menos. Todo, según la versión oficial, por la volatilidad pasajera.

Las rebanadas del pastel

Por cierto, al morir Benito Juárez (18 de julio de 1872), el tipo de cambio favorecía a la moneda nacional, pues con 96 centavos de peso se compraba un dólar (el dato lo proporciona el Inegi). ¿Será que en aquellos años no existía la volatilidad pasajera?

Twitter: @cafevega