Opinión
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De Doha a Argel
D

esde que, a principios de agosto, el presidente de la OPEP propaló que los miembros de la organización tendrían un encuentro informal entre ellos y otros exportadores, al margen del 15 Foro Internacional de Energía, a finales de septiembre en Argel, se creó una expectativa en el mercado petrolero que recuerda la vivida en la pasada primavera alrededor de las a fin de cuentas fallidas consultas de Doha (véase El fiasco de Doha, La Jornada, 21/416).

La situación de las cotizaciones internacionales del petróleo es muy diferente ahora, en el fin del verano, de la que prevaleció al comienzo del año. A pesar de la falta de acuerdo entre los productores, diversos otros factores trajeron una recuperación inestable y fluctuante en los cinco primeros meses del año. Ésta se debilitó en junio y el mes siguiente se convirtió, otra vez, en claro descenso. En agosto retornaron las alzas, sin superar los niveles alcanzados en junio por los tres principales crudos marcadores. No se esperaba, en una coyuntura relativamente favorable, el anuncio de consultas sin duda orientadas a buscar acciones concertadas entre productores, dentro y fuera de la OPEP, para apuntalar las cotizaciones. Se supuso que la organización no deseaba volver a actuar demasiado tarde o bajo presión excesiva. Esta parece haber sido la lectura de los mercados del anuncio de las consultas de Argel. En las siguientes semanas menudearon los anuncios, los rumores y las especulaciones; tanto como las fluctuaciones de los precios.

Desde mediados de agosto se registró una señal positiva del ministro saudita de Energía e Industria. Si se requiere adoptar alguna acción para contribuir a requilibrar el mercado, desde luego que actuaremos en cooperación con la OPEP y otros grandes productores no-OPEP, dijo. La declaración provocó una elevación al menos momentánea de las cotizaciones de crudos ligeros, dulces, para septiembre en el mercado de Nueva York y del Brent para octubre en Londres. (Oil & Gas Journal, 12/ 8/16).

Desde Vladivostok, a principios de septiembre, el presidente de la Federación Rusa expresó su esperanza de que los países que extraen la mitad de la producción mundial de crudo puedan llegar a un acuerdo para congelar la oferta y sean capaces de resolver las diferencias acerca de la participación de Irán. Desde el punto de vista de la lógica y del sentido económico, lo correcto sería encontrar alguna fórmula de compromiso. Espero que todo mundo entienda que esto es necesario para [el mercado] de energía mundial. Putin abogó por Irán: Está partiendo de una posición muy baja, derivada de la conocida situación de las sanciones. No sería justo dejarlo a un nivel provocado por las sanciones, concluyó (Bloomberg, 25 de septiembre).

Durante la cumbre del G-20 en Hangzhou, a principios de septiembre, los jefes de delegación de Arabia Saudita y de Rusia mantuvieron reuniones bilaterales sobre el mercado petrolero. De acuerdo con una de las crónicas (FT, 6/9/16), no llegaron a convenir en un esquema para limitar la oferta de petróleo en los mercados, cuyos excedentes han probablemente provocado la caída de los precios en los dos años anteriores. Convinieron, sin embargo, en que el control de la oferta no era sino una de las posibles estrategias para conseguir tal objetivo y acordaron establecer un grupo de trabajo que analice las diferentes opciones, con vistas a las consultas de Argel, en las que ambos países participarán. “La noticia de la posible cooperación [ruso-saudita] disparó inicialmente los precios… aunque la falta de acuerdo específico provocó un nuevo debilitamiento”. De cualquier modo, en el mercado se reconoce que la cooperación entre los dos mayores exportadores de crudo es indispensable para cualquier entendimiento de restricción de oferta y fortalecimiento de los precios.

Al margen de una reunión de la industria en Singapur, el director de Asuntos Internacionales de NIOC, la corporación petrolera nacional de Irán, informó que su país alcanzaría en breve el nivel de producción pre-sanciones. Ahora estamos aún por debajo, pero ya cerca. Antes de las sanciones excedíamos los 4 Mbd, entre 4.1 y 4.2. Ahora estamos en 3.8. Se entiende que rebasar el nivel previo es condición para la participación de Irán en un acuerdo de congelación del nivel de la producción, como la que se discutió infructuosamente en Doha.

En una acción que podría considerarse un preparativo formal de las consultas de Argel, el 6 de septiembre se reunieron en Doha los titulares de Energía de Qatar y Argelia y el secretario general de la OPEP. Discutieron las formas en que la organización y sus miembros pueden responder a los desafíos que plantea la coyuntura del mercado. El ministro catarí destacó, según el comunicado, la importancia de realizar esfuerzos entre los productores de petróleo para llegar a un acuerdo sobre la futura producción y contribuir así a aliviar el persistente excedente de inventarios y asegurar el rebalanceamiento del mercado.

De manera insólita, el principal asesor del candidato presidencial del Partido Republicano de Estados Unidos y posible secretario de Energía de un eventual gobierno Trump (¡toco madera!), el empresario Harold Hamm, abogó por un acuerdo entre Arabia Saudita y Rusia en las consultas de Argel. Considero que ha llegado el momento de un acuerdo, declaró. Los productores estadunidenses ya han recortado. Hemos hecho nuestra parte. Tiene mucho sentido establecer ahora una congelación de la producción, señaló (FT, 8/916). Resultó, sin duda, sorprendente que el vocero de un candidato republicano abogara por interferir en el mercado y que, como respuesta, un vocero demócrata advirtiera: Pedir a los dos mayores productores de petróleo que manipulen el mercado y apuntalen los precios es una medida miope, que puede volverse contraproducente, señaló este último según la crónica citada.

En suma, parece estar instalado el escenario para el segundo esfuerzo de concertación del presente año entre los productores de petróleo, dentro y fuera de la OPEP. No son muchos los analistas que se sienten optimistas y que esperan un acuerdo significativo a finales de septiembre en la capital de Argelia. Habrá que seguir de cerca los acontecimientos.