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Continúa el estado de emergencia en Charlotte tras varias noches de protestas raciales

Dejen de matarnos, resuena por todo EU desde hace 2 años

Los candidatos a la Casa Blanca abordan el tema: Trump culpa a Obama y a las drogas; Clinton subraya que hay más seguridad pública cuando las comunidades respetan a la policía y viceversa

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Las vidas negras valen, esa y otras consignas corearon ayer manifestantes en la ciudad estadunidense de Charlotte, Carolina del Norte. El gobernador Pat McCrory declaró el estado de emergencia después de noches sucesivas de disturbios y enfrentamientos que han provocado un muerto, por lo menos nueve civiles y cuatro uniformados heridos, así como unos 50 arrestosFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 23 de septiembre de 2016, p. 26

Nueva York.

Dejen de matarnos, dice una pancarta en Charlotte que porta un joven afroestadunidense entre coros de: manos arriba, no disparen y las vidas negras valen, gritos que han retumbado por todo el país durante los últimos dos años para denunciar la repetición de escenas donde policías disparan y matan a afroestadunidenses mientras los políticos ruegan por calma.

Charlotte, Carolina del Note, permanece por segunda noche en estado de emergencia después de tres noches de ira y enfrentamientos entre afroestadunidenses y autoridades luego de la muerte de Keith Lamont Scott, el pasado martes. En Tulsa, Oklahoma, las autoridades, después de intentar justificar la muerte de Terence Crutcher, un afroestadunidense desarmado y con las manos en alto el viernes pasado, anunciaron este jueves una acusación de homicidio involuntario contra la mujer policía que lo mató.

El gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, declaró el estado de emergencia después de dos noches sucesivas de amotinamientos, enfrentamientos entre policías y manifestantes y actos violentos en el centro de la ciudad más grande del estado que, entre nubes de gas lacrimógeno y ventanales destruidos, han dejado un herido en estado crítico que falleció la noche de este jueves, por lo menos nueve civiles y cuatro policías heridos, y cerca de 50 arrestos.

En la noche los manifestantes volvieron a las calles y continuaban pasada la medianoche, cuando comenzó el toque de queda impuesto por la alcaldesa Jennifer Roberts, sin que al cierre de esta edición se reportaran incidentes. La policía, ahora respaldada por la Guardia Nacional, ocupa el centro, y varios negocios cerraron sus puertas; varias empresas sugirieron a sus empleados no ir a trabajar al centro este día. La viuda de Scott difundió una declaración en la cual solicita sólo expresiones pacíficas de protesta en su ciudad por su esposo y padre de siete hijos.

La procuradora general de Estados Unidos, la afroestadunidense Loretta Lynch, también llamó a la calma, recordando que la violencia sólo genera más violencia.

Los candidatos presidenciales abordaron el asunto. El republicano Donald Trump comentó en un acto de campaña, sin ninguna prueba, como es su costumbre, que las drogas tenían que ver con la violencia en las comunidades negras: si no están enterados, las drogas son un factor muy muy grande en lo que estamos viendo en la televisión, e insinuó que Obama tiene, en parte, la culpa por un país herido. La receta de Trump ante la violencia es ampliar las medidas policiacas para detener y esculcar a todo sospechoso.

La demócrata Hillary Clinton reiteró su mensaje del miércoles de que estos incidentes de fuerza mortal por policías contra afroestadunidenses son inaguantables y necesitan volverse intolerables. Subrayó que hay más seguridad pública cuando las comunidades respetan a la policía y la policía respeta a las comunidades.

Pero todo esto se ha repetido de manera constante en este país. Desde el caso del adolescente Michael Brown, asesinado en 2014 por un policía blanco en Ferguson, Misuri, el tema de la violencia armada contra afroestadunidenses ha estado en el centro del debate nacional gracias a un nuevo movimiento de derechos civiles conocido como Black Lives Matter (Las vidas negras valen). Las demandas se han ampliado más allá de sólo protestar por la violencia policiaca y la impunidad oficial, para exigir una profunda reforma del sistema de justicia en Estados Unidos.

Las fuerzas policiacas de Estados Unidos han disparado y matado por lo menos a 707 personas en lo que va de este año (en 2015 la cifra total llegó casi a mil), según el conteo del Washington Post.

Entre estas cifras, los casos más recientes incluyen a Tyre King, de 13 años de edad, que aparentemente tenía una pistola de juguete cuando policías que respondían a un reporte de un asalto a mano armada le dispararon múltiples veces la noche del 14 de septiembre en Columbus, Ohio. Otros incidentes mortales ocurrieron recientemente en Baton Rouge, Luisiana, y Falcon Heights, en Minnesota.

Aunque es cierto que en términos numéricos la policía mata a más civiles blancos que a afroestadunidenses, en términos ajustados por población, los afroestadunidenses tienen una probabilidad 2.5 veces más grande de ser baleados y privados de la vida por la policía.

La ira generalizada por estos incidentes, y la aparente impotencia política para evitarlos o reducir su frecuencia, siguen alimentando las protestas por todo el país. Junto con el descentralizado movimiento Black Lives Matter, encabezado por jóvenes, estrellas del mundo de espectáculos –como Beyonce– y del deporte han logrado que este tema permanezca en el centro del debate nacional.

Colin Kaepernick, mariscal del equipo profesional de futbol americano de San Francisco, empezó, a mediados de agosto, a hincarse al inicio de cada partido ante el tradicional toque del himno nacional, como expresión de protesta. Afirmó: no me voy a poner de pie y demostrar orgullo por una bandera de un país que oprime a personas negras y personas de color, y agregó que hay cuerpos en las calles mientras los policías no son enjuiciados por asesinarlos.

Poco después, el jugador explicó: “lo hago porque veo que ocurren cosas a personas que no tienen voz… estoy en una posición en la cual yo puedo hacer eso y lo haré para aquellos que no pueden”.

El acto detonó denuncias y hasta amenazas de muerte contra el jugador; gremios policiacos amenazaron con no otorgar protección al equipo y varios atletas y políticos acusaron que era un acto antipatriótico. Pero poco a poco otros jugadores en su equipo y de otros equipos de la liga profesional de futbol empezaron a hincarse y algunos a levantar un puño.

La estrella del futbol soccer femenil Megan Rapinoe, rubia, empezó a hincarse también en solidaridad, al afirmar que es importante que gente blanca apoye a la gente de color en esto. Hoy día, jugadores y hasta equipos enteros en universidades y preparatorias hacen lo mismo. Incluso, todas las cheerleaders del equipo de futbol de la Universidad Howard se hincaron el pasado sábado, e integrantes de la banda musical de una preparatoria lo hicieron mientras tocaban el himno.

Superestrellas de basquetbol profesional como LeBron James y Dwayne Wade, entre otros, ya habían expresado su protesta contra la violencia policiaca y la impunidad oficial hace meses.

Otra pancarta en Charlotte, con el mismo lema que ha aparecido en otras protestas en el país durante los último dos años, casi siempre portada por un joven afroestadunidense, sólo dice: ¿Seré el próximo?