Un mes después de que un grupo armado sacó a ocho personas de sus viviendas, las asesinó y las abandonó en un paraje de la zona costera de Actopan y Alto Lucero, en la región centro del estado de Veracruz, habitantes de la región marcharon ayer para pedir paz para su comunidad.

A las 11 horas, amas de casa, pequeños comerciantes, religiosos y vaqueros emprendieron una caminata de la comunidad El Viejón hacia la de Embarcadero, municipio de Actopan. Un hombre dirigió su principal demanda:

–¿Qué quiere El Ojital?

–¡Paz! –respondieron.

Marta González Pineda, originaria de El Viejón, a 3 kilómetros de donde ocurrió la masacre, expresó que desde entonces viven con miedo. La gente se encierra y después de las 18 horas no quiere salir a ningún lado, dijo.

El 19 de agosto, un grupo de casi 50 personas armadas a bordo de 14 vehículos irrumpió en las comunidades de El Embarcadero, El Ojital y El Caliche, en los límites de Actopan y Alto Lucero.

Saquearon varias viviendas y se llevaron a siete hombres y una mujer. Horas después sus cuerpos fueron localizados en un paraje de las rutas de evacuación de la planta Laguna Verde.

La marcha fue encabezada por organizaciones ecologistas, entre ellas la Asamblea de Iniciativas y Defensa Ambiental (LaVida), que se opone a las mineras.

Este crimen provocó terror. El Ojital y otras localidades se han convertido en pueblos fantasmas, aseguró Guillermo Rodríguez Curiel, integrante de LaVida.

Relató que una semana después del ataque su grupo se reunió para organizar la defensa contra un proyecto de minería; sin embargo, los pobladores no acudieron por temor.

En Zacatecas, el gobernador Alejandro Tello Cristerna advirtió: Quien se involucra con el crimen organizado, involucra a los suyos, los lastima y los condena.

Al fijar la postura oficial sobre los homicidios de tres menores de edad en varios atentados, señaló que desde hace meses ha habido venganzas entre grupos del crimen organizado. Personas inocentes pierden la vida y eso duele y lacera a Zacatecas.

El pasado 23 de septiembre, en la comunidad de Zóquite, dos adolescentes, hermanas de un presunto líder de un grupo criminal, fueron asesinadas y sus cuerpos arrojados en la vía pública.

En Fresnillo, un hombre con antecedentes penales, dedicado a la compraventa de autos, viajaba con su esposa y dos hijos, de tres y seis años. En la persecución uno de los niños murió de un tiro.