Política
Ver día anteriorLunes 26 de septiembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Indignación y fortalecimiento ciudadano
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oy la Comisión de Capacitación Electoral y Educación Cívica del Instituto Nacional Electoral (INE) conocerá un documento innovador y estratégico para encauzar los programas y proyectos que dicha autoridad llevará a cabo para fortalecer la cultura democrática en nuestro país, de 2017 a 2023.

La Estrategia Nacional de Cultura Cívica (Enccivica) se ha realizado con el propósito de establecer la hoja de ruta que permita al INE contribuir con tareas permanentes y transversales a las elecciones, a la generación de un cambio cultural que implique una ciudadanía cada vez más empoderada, es decir, que se apropie y ejerza de manera responsable sus derechos (no sólo políticos), que contribuya a la discusión pública y que cree contextos de exigencia a los poderes públicos, como una manera de enfrentar y disminuir los niveles de desconfianza detectados por el Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México (73 por ciento considera que no se puede confiar en la mayoría de las personas), que están mermando el tejido social y que condicionan el contexto en el que se realizan las elecciones y se recrea la convivencia democrática.

Dicha estrategia ha sido concebida como una política pública para enfrentar en el corto, mediano y largo plazos los preocupantes problemas de cultura democrática que tenemos en México. Para ello plantea la necesidad de que las y los ciudadanos se apropien del espacio público y que se sientan parte e incidan en las decisiones que afectan su vida cotidiana mediante tres ejes estratégicos, los cuales, para facilitar su comprensión y asimilar su significado, se han denominado verdad, diálogo y exigencia.

Verdad en el contexto de esta estrategia implica conocimiento e información objetiva para el ejercicio responsable de la ciudadanía, de los derechos humanos y apropiación del derecho a la información por cada persona; diálogo, un factor clave en la vida democrática, supone la creación de espacios para el debate, el establecimiento de redes que favorezcan las prácticas democráticas y para la promoción de la cultura cívica en los distintos ámbitos sociales, y exigencia que es el eje en torno al cual se vincula la generación de nuevos contextos de demandas de la sociedad hacia las autoridades e instituciones, contextos que favorezcan el cumplimiento de la palabra pública empeñada y el involucramiento (inserción) de los ciudadanos en la solu-ción de los problemas públicos que les atañen.

La Enccivica parte del distanciamiento de los ciudadanos respecto de la toma de decisiones públicas. Por ello, el núcleo duro de la estrategia es crear las condiciones que permitan a los ciudadanos apropiarse de los espacios públicos existentes y promover la creación de nuevos. La Enccivica, por tanto, apunta hacia la formulación de una política de Estado en materia de cultura cívica para cambiar las actitudes de los ciudadanos respecto de lo público y que les permita, mediante esas nuevas actitudes, modular el ejercicio del poder político.

Con esta estrategia, que será presentada al Consejo General en octubre próximo, el INE estructurará los proyectos, modelos y acciones que contribuirán a robustecer el rol que han tenido los ciudadanos en el proceso de cambio político, el cual, aunque ciertamente ha asegurado igualdad en los mecanismos para distribuir el poder político en las urnas, no ha logrado garantizar que ese poder obtenido de manera democrática se ejerza democráticamente, es decir, de manera incluyente y como resultado de una amplia deliberación pública.

Naturalmente la instrumentación, y sobre todo el éxito de esta estrategia, requieren de la colaboración de autoridades electorales locales, instituciones académicas, organizaciones de la sociedad, partidos y órganos del Estado para lograr incidir en los aspectos cognoscitivos, afectivos y valorativos que modelan la cultura democrática.

No se trata únicamente de nuevas formas de participación electoral, sino de crear las condiciones informativas, deliberativas y de exigencia que fortalezcan la participación ciudadana en el espacio público, que propicien más participación de la sociedad en los asun-tos de sus comunidades, más involucramiento en la toma de decisiones y más rendición de cuentas a instituciones, autoridades y gobernantes.

Debo destacar que al igual que la democracia trasciende el cumplimiento de las reglas del juego electoral, la cultura democrática también trasciende las prácticas electorales y permea en la cotidianeidad y en la vida pública. Esto implica un enfoque diferente para entender y fortalecer los mecanis-mos de regulación o contrapesos de una democracia constitucional, ya que el fortalecimiento de la cultura cívica, así entendida, implica controles a los que los ciudadanos informados pueden acceder y ejercer a cabalidad.

La cultura democrática que se impulsará mediante la Enccivica, en síntesis, tendrá que crear las condiciones para que los ciudadanos, sin dejar de ser refractarios a los problemas de injusticia, de desigualdad, de marginación o de pobreza, ejerzan responsablemente sus derechos políticos (en primera instancia, pero no sólo). Se trata, además, de que la cultura democrática contribuya a que el ciudadano no pierda su capacidad de indignación frente a las profundas desigualdades e injusticias de nuestra sociedad, y de refractariedad frente a la violencia que permea en muchos ámbitos de la vida social, y con ello se impida que en el México del mañana la desigualdad, la injusticia y la violencia, que hoy nos aquejan gravemente, se asuman como parte ordinaria y normal del paisaje político, económico y social de nuestro país.

*Consejero presidente del INE